Un hombre secuestró a su expareja a punta de pistola y la mantuvo cautiva durante casi tres meses en Brasil, hasta que la víctima finalmente logró liberarse y regresó al país.
El dramático episodio fue confirmado por las fuentes a PRIMERA EDICIÓN, quienes sostuvieron que se trató del episodio más grave de una larga lista de hechos de violencia de género en contra de la víctima, quien actualmente se encuentra asistida por especialistas y bajo una fuerte custodia policial por temor a que su expareja regrese a la Argentina.
En el caso trabaja el magistrado Gerardo Casco, titular del Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, quien además de esas y otras medidas de seguridad para con la mujer, ordenó también la captura del sospechoso de nacionalidad brasilera, quien por el momento sigue sin aparecer.
El comienzo del drama
Este diario pudo saber que el hecho tuvo lugar hace unos tres meses en un sector rural de Pozo Azul, localidad emplazada a 43 kilómetros de San Pedro, en la intersección de las rutas provinciales 17 y 20.
Según denunciaron los familiares en aquel momento, a la vivienda de la mujer llegó su expareja, quien había sido acusado en reiteradas oportunidades por la víctima por hechos de violencia. Al parecer, antes de que la relación finalmente se acabara, el hombre había amenazado con matarla si lo dejaba.
Si bien afortunadamente no cumplió, decidió tomar venganza y aquel día llegó hasta Pozo Azul a bordo de su vehículo y con un arma de fuego.
Así logró someter una vez más a la mujer, a quien obligó a subir al automóvil, ante la mirada atónita de los familiares de la víctima. Las autoridades explican todo en que el sospechoso es un verdadero “pesado” y mantenía atemorizada a toda la familia.
Conocida la denuncia, efectivos de la Policía provincial y de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) del Poder Judicial montaron una investigación tras los pasos del secuestrador y su “presa”.
Así lograron descubrir que había cruzado al Brasil por el paso fronterizo Bernardo de Irigoyen-Dionisio Cerqueira, a 65 kilómetros de Pozo Azul. Los detectives constataron que el sospechoso había cruzado la frontera de manera legal, ya que su egreso del país había quedado registrado en los sistemas de la Dirección Nacional de Migraciones.
Sin embargo, no figuraba en ellos el nombre de la mujer.
La principal hipótesis de las autoridades por estas horas es que para cruzar a su ex al Brasil el prófugo contó con la complicidad de un sujeto de la zona. Juntos aprovecharon la frontera seca para hacer pasar a la mujer hacia el otro lado.
Si bien no trascendieron las condiciones del encierro, lo cierto es que el secuestrador mantuvo cautiva a su víctima durante al menos tres meses.Tampoco trascendió la localidad en la que permaneció todo ese tiempo, aunque apuntan a un pueblo cercano al límite geográfico con Argentina.
Durante esos tres meses, los investigadores trabajaron a destajo en busca del sospechoso. Sin embargo, la última novedad -la más importante- se las dio la propia víctima, que el último sábado por la noche volvió a la Argentina por el paso de Bernardo de Irigoyen. Como su nombre había sido registrado como buscada, enseguida sonó el alerta en los registros de Migraciones.
En pocos minutos se llevó adelante un operativo especial de traslado de la víctima hacia un sector seguro, donde permanece custodiada por su seguridad, según órdenes del magistrado Casco, que en las próximas horas le tomaría declaración testimonial a los fines de conocer en detalle el calvario que sufrió.