“Nuestros zapatos se han gastado de tanto pedir justicia y hoy sentimos que lo vamos a conseguir”. La frase de Oscar Enrique Caballero parece sintetizar ocho años de “andar por los pasillos de los juzgados” en busca de una noticia que trascendió hace apenas unas horas: el jueves 8 de septiembre se realizará el juicio oral y público por las muertes de su hijo, Ricardo Enrique Caballero (19), y una de las compañeras de trabajo del joven, Andrea Itatí Pérez (27), empleados de limpieza de la empresa SIP Armas. “Es que fueron ocho años de pasarla mal, en los cuales sentíamos que nunca llegaría este momento”, explicó Oscar Caballero a PRIMERA EDICIÓN. Incluso recordó que en más de una oportunidad pensó en abandonar la causa “porque esto lastima mucho y duele en el alma pedir y pedir sin tener respuestas. Pero a mi lado está mi esposa, ‘la negra guerrera’, codo a codo, mano a mano, y seguimos exigiendo justicia por nuestro hijo. Pensamos que si Dios decide llevarnos hoy, nos iremos en paz, tranquilos”.Es que para Oscar Enrique Caballero, la misión de cumplir con la promesa que le hizo a su hijo en mayo de 2008, al fin, se concretó. “Ahora queda en manos de la Justicia, ese juicio que ya tiene fecha y sentimos que nuestro hijo va a descansar en paz”, dice con algo de alivio pero con la misma mirada que hace ocho años, cuando la peor de las noticias golpeó a la puerta.Una vez a la semana, Oscar Caballero y su esposa, María Elisa Da Silva, visitan los restos de su hijo en el cementerio. “Lo vamos a ver y yo le digo ‘hijo, danos fuerzas para seguir, necesitamos un poquito más de vida para ver que se hizo justicia por tu muerte’. Ahora, sentimos que lo conseguimos y para nosotros es un alivio”, relató Caballero.Mientras tanto, María Luisa no resiste, llora. No puede hablar y pide disculpas. “Como madre me da cierto alivio, pero no soy feliz. Mi hijo no está pero me alivia saber que los responsables irán a juicio. Ellos quieren abreviar, pero nosotros queremos un juicio oral y público para que la gente vea que existe la Justicia”, reflexiona, necesitada de cerrar el círculo.Da Silva contó que atravesó tres operaciones, pero ninguna la detuvo en su reclamo. “Seguí caminando por estos pasillos del juzgado y lo hice, incluso, en muletas.?Sentimos que al fin llegó la hora, tenemos los zapatos gastados de tanto pedir justicia”, sintetizó la mujer, con las suelas gastadas, el dolor puro en la mirada pero, ahora, la ilusión de que esta vez se hará justicia por su hijo.El drama para los Caballero se desató durante los últimos días de mayo de 2008, cuando se produjeron los decesos de Caballero y Pérez, quienes eran empleados de la mencionada firma, que prestaba servicios de seguridad y limpieza en varias reparticiones públicas.Felicita Aquino, su hija Mariela Báez, socias de la firma, y Juan Carlos López, un empleado jerárquico, deberán responder en el banquillo por el delito de “homicidio culposo”, que prevé penas de hasta cinco años de prisión. Apuntan a que las víctimas manipularon sustancias químicas sin ningún tipo de elemento de seguridad.
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