Daniel Wu (25) muestra las cicatrices que le quedaron en el antebrazo izquierdo producto de las ataduras con cinta adhesiva con las que fue reducido por los secuestradores. “Me dejaron solo, logré quitarme las cintas y escapé”, le dijo a PRIMERA EDICIÓN apenas 24 horas después del secuestro que mantuvo en vilo a la provincia. Sin embargo, el joven supermercadista chino prefirió que no le tomen fotografías, más allá de la insistencia de los trabajadores de prensa. “Tengo que seguir trabajando y no quiero problemas”, aclarará luego desde el supermercado que administra, sobre avenida López Torres de Posadas, frente al Parque de la Salud.Wu habló con este diario minutos después del mediodía de ayer y, en una breve entrevista, consignó detalles de la pesadilla que le tocó vivir tras permanecer secuestrado unas 13 horas en una vivienda de San Isidro, de donde logró escapar y dar aviso a las autoridades.“Tenían los rostros tapados y estaban armados. Me dijeron que me quedara tranquilo. Eran tres mínimo”, explicó Daniel sobre el momento en el que fue abordado por los delincuentes, durante los primeros minutos del último miércoles en la Costanera Oeste de la capital provincial. Allí, doce horas después, las autoridades encontrarían abandonada su camioneta Suzuki Vitara.“Me ataron de pies y manos y me subieron a otro vehículo”, narró el joven, que habla español prácticamente sin dificultades. Los captores lo llevaron desde allí hasta una casa de la manzana 38 de San Isidro, donde posteriormente las autoridades encontrarían numeroso equipamiento militar cuyo origen es aún materia de investigación.Wu confirmó que fue agredido por los delincuentes. “Me pegaron golpes de puño, pero nada grave. Me maniataron con cinta adhesiva y me llevaron hasta un lugar del que no supe nada hasta que logré salir”, reveló el comerciante.En la casa de la manzana 38, la víctima permaneció desde la madrugada hasta cerca de las 13.30 del miércoles, cuando por su propia cuenta logró evadir a sus verdugos. “Ellos venían y me controlaban. tenían armas. Pero en un momento me dejaron solo y me di cuenta que no había más ruidos, como si se hubieran ido. Entonces tomé la decisión de quitarme la cinta adhesiva. Ahí salté por una ventana y con unos cajones de madera armé una escalera para llegar hasta el techo y salir de la casa”, detalló Wu, tal como este Diario publicó ayer.?Ahí consiguió hablar con un vecino, quien le prestó el teléfono para dar aviso a sus padres y las autoridades.“En ese momento uno no piensa en nada, no sabe en qué pensar”, reflexionó Daniel sobre las trece horas en las que estuvo a merced de los secuestradores. Sin embargo, pese a la tensión, aseguró que se mantuvo tranquilo. “No tuve miedo”, lanzó, aunque reconoció que algo así “no tiene que volver a pasar, mucho menos con gente como nosotros, que sólo nos dedicamos a trabajar”.
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