La Plaza de Mayo se convirtió hace una semana en una postal de la crisis que viven los productores de manzanas y peras de Río Negro y de la inflación que golpea a las familias de la Argentina.Filas interminables de hasta cuatro cuadras para recibir frutas gratis y un stock de diez toneladas que no dio abasto. El mensaje fue y es fuerte. Si el país pretende producir y la producción -en este caso de manzanas y peras- se vende a un costo que no cubre esa tarea, ¿quién podría producir? ¿Quién estaría en condiciones de producir para regalar? ¿Hasta cuándo es posible sostener una situación de este tipo? Eso es lo que expusieron con la protesta, los agricultores de Río Negro.Las frutas se venden en supermercados a un precio que no baja de los $30. Y en verdulerías de barrio puede llegar a conseguirse a $20 el kilo. En cualquier caso, valores muy alejados de los $2,5 que perciben los agricultores por el kilo.Pero la protesta también mostró otro cariz de la situación que hoy miles de familias viven en el país: la del dinero que no alcanza en los segmentos socioeconómicos más postergados y más golpeados por la inflación y por la recesión que ya cumplió un año en el país.Que la “protesta regalera” haya generado tanta expectativa reveló otra situación: el consumo de fruta en la Argentina pasó de 14 kilos per capita a 6, según explicaron los mismos productores concentrados en Plaza de Mayo.“Queremos que se consuma más en el país, no que tengamos que exportarla y nada más. La manzana es un producto natural que está en la dieta de todo el mundo. Acá por los costos que se están registrando la gente consume menos”, señalaron.Los productores reclaman medidas compensatorias que cubran la diferencia de precio entre el valor que cobran por cada kilo de manzana que producen a $2,5 y el que, según aseveraron, realmente cuesta 4 pesos.Los agricultores quieren que junto con el Gobierno nacional se diseñen políticas que les permitan ganar competitividad, más allá del dólar.Sucede que los costos internos de producción y la inflación se llevaron todo el beneficio que, se suponía, traería la devaluación a una economía regional como la de esta zona de la Patagonia."Queremos herramientas que den previsibilidad a nuestro sector. Esto es, atender la coyuntura para sostener al productor; diseñar políticas compensatorias por la implementación de políticas macro, como acceso a la tecnología y a financiamiento; contar con instrumentos jurídicos que le den al productor la posibilidad de mantener los costos de producción y rentabilidad; y generar medidas que acompañen a los productores con capacidad de agruparse, para lograr mayor competitividad", explicó Jorge Figueroa, secretario de la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén.La devaluación de finales de diciembre generó un primer impacto positivo en un sector que, hasta ese momento, había perdido su relevancia en los mercados de exportación, básicamente Brasil y Rusia.“El 60% de nuestros costos de producción son mano de obra, las cargas sociales son altas. La devaluación ayudó pero nuestros costos internos y la inflación se llevaron puesto todo el beneficio. Tuvimos que afrontar los incrementos salariales más los de la canasta básica”, agregó.A esto se sumó el impacto financiero más los costos asociados a energía, impuestos al cheque, a la ganancia mínima presunta y demás variables que enfrenta cualquier economía regional.Hoy, los productores de Río Negro están vendiendo su producción a $1,5 menos que el costo que implica sacar las manzanas de la planta.Cobran entre $2,5 y $3 por kilo cuando el costo de producción asciende a $4,5, muy lejos de los $20 a $45 que suele pagar el consumidor. Son 2.500 agricultores que dan trabajo a más de 60.000 personas.Alerta por importacionesMientras los productores de Río Negro no logran colocar sus manzanas en el mercado interno, otros actores de la cadena de comercialización están importando estas frutas desde Chile, uno de los principales competidores de la Argentina.En el primer semestre del año se importaron 688.000 kilos de manzanas contra sólo 112.000 del mismo período de 2015. Estas compras se fueron a parar, principalmente, a los supermercados."Encima se autoriza la importación desde Chile y otros países, y eso ocurre pese a que no se traduce en una baja del precio de la fruta al consumidor. Se gana por ese producto mucho más que el 1.000% que se obtiene con la manzana nacional porque, de lo contrario, no se importaría. Y el problema es que los productores no dan más", dijo Rubín.Desde Coninagro, Campos Carlés señaló que la manzana de Chile "es más barata" pero porque en ese país resulta mucho más económico producir. “Sus costos son entre 35 y 40% por debajo de los nuestros”.
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