Cuando en una sociedad se acentúan más las necesidades individuales que las de un grupo, ésta se transforma en “egoísta”, se aprende que valen más mis necesidades, que las del conjunto. Es como si yo dijera que soy más importante que mi familia.La comunicación en una sociedad egoísta, a pesar de ser masiva, se dirige a individuos, buscando conductas individualistas como priorizar placer en vez del amor verdadero; se nos incita a consumir de todo y cualquier cosa, dejando de lado el pensar criterioso y sobrio, viviendo a “mil por hora” sin reflexionar. Somos inducidos a mirar televisión, leer revistas del corazón, chismes y novelas, vivir conectados a internet y participar en sitios sociales, en vez de meditar sobre libros y hablar cara a cara con las personas.Al pensamiento individualista le interesa más la vida ajena de nuestros ídolos, abusando de la lectura de revistas de chismes y del corazón, que desmenuzan al máximo la vida de famosos, políticos, ricos y estrellas; entreteniéndonos y dándonos argumentos para hablar “chismosamente”, acentuando nuestro interés en lo trágico, lo morboso y sensacionalista, donde lo privado y público no tiene límites netos.Estos “ídolos” son inalcanzables para la mayoría, por lo que los “desnudamos” para así compararlos con sus miserias y vulgaridades, en parte nos alegramos pues vemos que tienen muchos problema similares y son humanos como nosotros, la desgracia ajena nos conforma y alivia, dándonos la sensación de estar cerca de los famosos, poderosos y adinerados. Leer chismes y problemas amorosos no nos impone ningún esfuerzo intelectual, son puras imágenes y chismes atrayentes, nos compensa el consuelo “estúpido” de ver las desgracias ajenas, sintetizado por el dicho “mal de muchos consuelo de tontos”, miramos y analizamos “tendrá mucho dinero pero no es feliz”, así nos nivelamos y consolamos por lo poco que logramos.Las novelas del corazón y chismosas son literatura rápida para lectores fáciles, son libros para usar y tirar, de consumo rápido, cuyo único objetivo es no aburrirnos, sin nada profundo en el interior, sólo para pasar el rato con un “panfleto” en la mano.Si leemos algún libro debe ser el que lee la mayoría, una “novela best seller o de mayor venta”, así en poco tiempo hablaremos lo mismo que todo el mundo y estaremos a la moda, es la “cultura del consenso” donde todos hablan de lo mismo y con igual superficialidad.Sólo interesa estar a la moda en ropa, comida, música, libros, proponiendo la ley del mínimo esfuerzo y de máxima comodidad, buscando una vida refinada y sin compromisos. Nos aburrimos debido a la saturación por la cantidad de información que nos invade y distrae, múltiples noticias de actualidad que muchas veces no dejan espacio para sintetizar y hacer una reflexión.Somos personas informadas con superficialidades pero no formadas, incapaces de desarrollar nuestros propios criterios. El lema de la televisión es divertir, pasarla bien y olvidar los problemas, ya que encontramos al instante un programa médico, o películas, o noticieros, o documentales o dibujos animados, etc., que nos permiten satisfacer nuestro deseo inmediato. También en una sociedad individualista aparecen innumerables especialistas “pseudo-científicos espiritualistas”, que dicen saber sobre la mente, la personalidad y el espíritu humano, aconsejando múltiples y variadas terapias físicas, psicológicas y místicas, que mientras más oriental sea mejor, porque parecen más místicas.La oferta de “variedades espirituales” es a la carta, se puede elegir lo que se quiere creer, muchas veces disfrazando y alejándonos de las cuestiones substanciales de la vida, haciéndonos infelices y errar nuestro camino.Evitemos lo que nos propone el pensamiento “individualista”, que son un espiritualismo superficial y diluido en tradiciones extrañas inentendibles, dietas sin calorías o lights, ejercicios, sexo fácil, saunas, pensamientos de la mayoría, mucha información superflua, consumismo fácil y exaltación de lo material.Si elegimos un “momento” de nuestra vida, debemos comprender que este es un punto de nuestra “trayectoria o Biografía”, que vivimos en el “presente”, según lo que fuimos en el “pasado” y produciendo expectativas para crear un futuro.La vida es un grupo de ingredientes que cada hombre debe combinar y enfrentar diariamente; es lo que fui, lo que soy, lo que espero ser, lo que pienso y hago, la situación en la que estoy, relacionado al medio ambiente y cultural en que me desenvuelvo; todos estos elementos diagramarán mi persona, que deberá poseer una unidad o coherencia interna.El cansancio o sensación de agotamiento es común en nuestros días muy atareados, es habitual por un esfuerzo porque se trabaja mucho, con poco tiempo libre.Pero es distinto cuando se expresa estar “cansado de la vida”, donde no existe una causa concreta que lo origina, como un trabajo extenuante; sino que se está cansado de vivir en su totalidad y por todo lo que se hace.Una de las cosas que más cansan es la impotencia y desilusión debido a la lucha permanente con los problemas, sinsabores y frustraciones que toda vida tiene. Quien está “cansado de la vida” lleva un tipo de vida con una tensión excesiva y constante, debido a un esfuerzo superior al normal, por exceso de trabajo, falta de descanso, pocas gratificaciones, no saber decir “NO” a algunas demandas y exigencias, o una lucha permanente contra la corriente con la consiguiente pérdida de los objetivos propios.Con el “cansancio de vivir” se pone en peligro el proyecto personal, se pierde la ilusión y hay desesperanza, uno se siente abrumado, y no se sabe qué hacer en la vida, cuando llegamos a casos extremos con este cansancio vital, desarrollamos el hastío, el vacío existencial y nos sentimos quemados por dentro. ¿Qué hacer en estos casos? , lo primero es hacer “un parate” y replantearse la vida hasta ese momento, cuáles fueron los errores, los malos pasos y las equivocaciones.Lo segundo es poner en orden nuestros “valores” como la familia, el poder, el dinero, la responsabilidad, la fidelidad, el sexo, Dios, etc., determinar lo que va primero y lo que va después en nuestra vida, entender qué es lo que nos favorece y que nos daña, saber decir no, renovar las ilusiones perdidas y aprender a disfrutar de la vida.Es esencial consultar a “otros más sabios” que nos ayudarán a alinearnos, y ver con claridad el panorama, debemos poner en práctica una voluntad firme para cumplir y llevar a la práctica lo descubierto.Por J.L. Bazán – MédicoDeseo tu opinión: joseluisbazan1@gmail.com
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