Esta semana tendrá lugar un evento muy importante para nuestra profesión, pues se llevarán a cabo las elecciones de nuestro Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Misiones (CPCEM) para designar los miembros de la Comisión Directiva y del Tribunal de Ética. A través de este espacio, que este prestigioso Diario me concede, quiero reflexionar sobre un tema que me parece trascendente. La nueva Ley de Honorarios Mínimos Profesionales, sancionada por la Cámara de Representantes, publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Misiones el 09/12/2015 con el número I-161 y que rige desde el primero del corriente. Antes aún de leer la ley, cuando un colega me habló de “….mínimos y obligatorios…”, no me cayó bien, pero luego de leerla me resultó peor aún pues estoy completamente en contra de las regulaciones estatales en actividades que no las necesitan. Nuestra profesión más que ninguna otra debe ser libre, pero seamos sinceros, hoy representa más un costo que una herramienta útil para el empresario, por las numerosas tareas que demanda el Estado a costa de los particulares. Y esta ley corrobora esta percepción, pues establece un neo impuesto de lo que se debe pagar. La ley de carácter obligatorio para cualquier actuación que requiera la firma de nuestros servicios legalizada por el CPCEM, implica la emisión de una boleta por los honorarios mínimos, que se confecciona a través de la página del CPCEM, y que el cliente debe depositar en nuestra cuenta personal, antes de que se emita la legalización sobre la firma de nuestro trabajo. Es una larga ley de más de 120 artículos que enumeran cada una de las actividades que realizan los profesionales de las ciencias económicas (PCE), Contador, Licenciado en Administración, Economistas y Actuarios y para cada una de ellas establece un honorario mínimo en base a la Unidad Mínima Profesional (UMP) que se ajusta en función del salario básico del empleado administrativo clase B del convenio colectivo de trabajo 130/75 de empleados de comercio. Lo que a priori parece algo muy bueno y fue anunciado como una reivindicación por la conducción que aún preside el CPCEM, creo que nos traerá más problemas que beneficios, pues ante todo resulta sumamente cara, en relación a los honorarios que se están cobrando en otras provincias como Corrientes y hasta en Capital Federal. Grava el 0,2% del Patrimonio Neto o del monto de las Ventas anuales, el que resulte mayor, con un mínimo de 10 UMP y un máximo de 200 UMP. Por ejemplo la firma de un balance de una distribuidora mediana seguramente costará la friolera de $ 263.244,40 equivalentes al máximo de 200 UMP al 31/9/16 fecha hasta donde rige el actual salario del convenio 130/75, el que seguramente pronto se ajustará. Imagínense que con este monto no queda margen para negociar un honorario fijo mensual, ya que en la situación actual de la economía, no creo que existan clientes dispuestos a sostener estos honorarios más otros mensuales.Y como resultan tan elevados los honorarios, en la mayoría de los casos se regirán por los mínimos haciendo que los de los jóvenes profesionales igualen a los de mayor trayectoria. Ahora bien, esto seguramente perjudicará a los más jóvenes pues por igual costo los clientes preferirán la actuación de profesionales con más experiencia.Por otra parte, tengo entendido que es intención del CPCEM cobrar una tasa del 5% de los honorarios mínimos, como retribución por los beneficios de esta ley. De ser así desde ya me opongo terminantemente a cualquier tipo de tasa por un trabajo que es nuestro y que sólo puede tener fundamento en hacer más caja de la que hoy el CPCEM ya posee. Los profesionales no podemos encarecer más la actividad económica, más aún tenemos la obligación de actuar en consonancia con el gobierno nacional que aspira a reducir la tremenda carga fiscal que ahoga al sector productivo. No podremos trasladar ese costo a nuestros clientes por lo que tendremos otro ingreso bruto a cambio de nada.En los últimos diez años, he visto como muchas instituciones empresariales y profesionales recibieron sumas millonarias por funciones que les crearon al solo efecto de copar su voluntad. Y separarlas de sus representados, tornándolas en entidades volubles más cerca del poder político que de las necesidades de sus asociados y con todos los vicios de corrupción que trae aparejada la abundancia de dinero.El problema que tenemos los PCE, es la falta de tiempo derivado de las incontables tareas que los distintos fiscos ponen en cabeza de los privados y que debemos hacerlas nosotros (regímenes de retenciones, percepciones, pagos a cuenta, informativas de todo tipo, burocracia excesiva, etc.), que son percibidos por los clientes como costo sin ningún beneficio y como tal hay que bajarlo. Piensen cuánto se tarda en formar una Sociedad Anónima? El CPCEM debería trabajar para tratar de sacarnos esas cargas, hacer más simples los trámites y así dejarnos más tiempo para actualizarnos y desarrollar tareas para las que estamos preparados (elaborar reportes, proyecciones, planificar, estructurar departamentos, analizar costos), que son servicios útiles para los empresarios como herramientas de gestión para la toma de decisiones y seguro no requerirían de una ley de honorarios mínimos obligatorios. Revalorizar la profesión debería ser el objetivo, desde el punto de vista de la prestación con valor para el cliente y no por un honorario mínimo obligatorio.El CPCEM debería manejarse de la forma más austera, honrada, ética y transparente posible, no siendo una carga para los PCE ni para los privados, defendiendo los intereses de los PCE pero también sirviendo a la comunidad como una respetable institución de consulta y propuestas para el desarrollo económico de la provincia.
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