Emprendedores misioneros son los responsables de uno de los proyectos más innovadores en materia de lucha contra el hambre, al menos de los últimos tiempos. “Comida por un dólar” es un proyecto destinado a satisfacer en forma urgente y permanente las grandes necesidades alimenticias y nutricionales que existen en todas partes del mundo. ¿En qué consiste? Es una variada cantidad de comidas regionales que se caracterizan por ser altamente nutritivas y saludables, elaboradas con productos de las chacras de Misiones, que se someten a un proceso físico químico denominado liofilización (o deshidrocongelación) por medio del cual quedan deshidratadas y livianas. Luego, son embolsadas en pequeñas porciones secas de 350 gramos con una vida útil que alcanza hasta 20 años. ¿Cuáles son estas comidas? La feijoada, el guiso de lentejas, puré de mandioca con chancho y cazuela de mondongo, todo listo. ¿Cómo se prepara? La preparación es justamente el aspecto más sencillo. Con sólo un poco de agua caliente y tres minutos, el plato está listo. Sencillo, sin necesidad de utensilios sofisticados ni condiciones especiales. Destinado a todo aquel que necesite comer.“Se le saca todo el agua a la comida y queda el producto deshidratado. Luego se lo envasa y, para consumirlo, sólo hace falta ponerle agua caliente para que adquiera el mismo estado en que se encontraba antes de ser deshidratado. No pierde aroma, sabor ni nutrientes”, destacó uno de los impulsores del proyecto, Matías Sebely, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.Sebely señaló que “el proyecto tiene tres patas fundamentales: una es la de combatir el hambre en el mundo, la segunda es darle valor agregado a la producción local y regional porque en este caso vamos a necesitar mandiocas, morrón, cebollas, tomates en una cantidad importante para la producción mensual; y el tercer punto es la generación de fuentes de trabajo, que van a estar en las fábricas y las empresas”. Agregó que “el volumen de producción sería de 60 mil raciones por mes, con lo que estamos hablando de dar de comer entre 1.000 y 1.500 personas por día”.El inicio de la ideaLa Fundación Alimentos para el mundo es la que está detrás de esta idea innovadora. Son ocho las personas que la conforman y que se encuentran trabajando en este proyecto social. “La idea surgió por un productor de la chacra que nos dijo que muchas veces él le daba mejor comida a los perros que a la gente por el volumen de la producción de la chacra que debía desechar. Él hoy trabaja con nosotros y ahí empezamos a ver qué podíamos hacer para darle de comer a la gente. Así surgió la idea”, relató Sebely.Luego vino la consulta con una ingeniera de alimentos “que nos dijo cómo podíamos hacer, nos habló de la liofilización; después fuimos a ver a un ingeniero químico que también está en el equipo, consultamos con un médico sobre cómo trabajar la parte nutricional y los beneficios que tiene para una buena nutrición de los chicos. Convocamos a una nutricionista para las recetas”, y así se conformó el producto que tiene 350 gramos “que es lo que consume en un almuerzo una persona. Vendría a ser un plato para comer bien, algo razonable, y que cubra los valores nutricionales, la parte de proteínas y carbohidratos. Lo que buscamos es que la persona que lo coma tenga cubierta la parte nutricional”, aseguró. Indicó que la diferencia con las sopas o fideos en sobre “es que éstos tienen mayor cantidad de carbohidratos o sodio y son productos con agregados químicos. El nuestro no tiene químicos ni conservantes, es natural y puede durar hasta veinte años sin perecer y sin perder ninguna de estas propiedades”.Otro de los problemas que viene a solucionar esto es que no hace falta conocimientos de cocina para poder hacerlo, porque “muchas veces ocurre que se le da a la gente una bolsa con verduras que no sabe cómo cocinar, entonces terminan haciendo reviro o chipa, que lo que menos tienen son nutrientes, son puro carbohidratos. Entonces terminan siendo chicos gorditos pero no bien nutridos”, señaló Sebely. También para muchas personas que, en situación de calle, piden dinero para comprar comida, “queremos darle este sobre sencillo para que puedan comer”.Sebely destacó que esto está apuntado a gobiernos del mundo, ONG, recomendado para situaciones de catástrofe o de guerra, porque “al ser un producto de bajo peso es fácil de transportar”. Buscan que llegue a hogares de adultos, gente en situación de calle, a programas de desnutrición como el Hambre Cero, no solamente en la provincia, sino también en el país. “Nuestro objetivo no es comercial, primero es social. La idea es que sea algo bueno, de calidad y sencillo. También se podría utilizar para hacer montañismo o en campamentos porque es comida estéril, no tiene bacterias y conserva todos los nutrientes, sabores y aromas”. Indicó que “la idea es que primero llegue a lugares donde se necesita y después ir comercializándolo en diferentes ámbitos” y remarcó que “esta no es una iniciativa del Gobierno, es un proyecto en el que el Gobierno puede ser parte como comprador o como financista”.Buscando apoyoEste martes 4 de octubre será la fecha de la presentación en sociedad. “Queremos mostrar el proyecto para adquirir financiación a través de un crédito o algún subsidio por parte del Gobierno provincial o nacional, o a través de una ONG internacional, que hay varias interesadas”, destacó Sebely y señaló que “ni bien lanzamos la idea, recibimos llamadas de Buenos Aires como de Paraguay y Bolivia, mucha gente interesada en comercializar estos productos”.Por el momento, este martes habrá una degustación. “Tanto la nutricionista como la ingeniera de alimentos, así como el productor de la chacra, hablan de la importancia de la calidad, de hacer algo rico, como si estuviéramos cocinando para nuestros hijos porque muchas veces en estos proyectos se les termina dando basura a la gente”. Para finalizar, Sebely destacó que “esto es algo concreto, el producto ya está hecho, no es que estamos con la idea de hacerlo, ya está elaborado. Esta es una posibilidad concreta”. El porqué del nombreEl nombre “Comida por un dólar”, surgió en un curso de innovación del que participaron los emprendedores misioneros en Estados Unidos. Cuando presentaron la idea, los integrantes del jurado les preguntaron cómo se llamaba: “Alimentos para el mundo”, respondieron. “Que es el nombre de la fundación que formamos con el equipo de profesionales y personas que están trabajando en el proyecto”, indicó Sebely. “Nos preguntaron cuánto salía y nosotros respondimos que entre 14 y 16 pesos”. El jurado sugirió entonces “porqué no le ponen ‘un dólar’ que es más práctico, ustedes son un país que tienen inflación alta, que por ahí es inestable, y el dólar es un valor referencial
y además se le puede dar un marco internacional al proyecto”. Así fue.
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