Ya no sólo la falta de empleo es un castigo para la región. Ahora también lo son los sueldos del sector no estatal, con empresas ahogadas por la presión tributaria y sin estímulos en la frontera para enfrentar las asimetrías.El costo laboral que implica tener a los trabajadores en regla bajo las leyes vigentes, el impuesto a los sueldos como Ganancias, el constante incremento del costo de vida, la falta de oportunidades de inversión que generen nuevas oportunidades de trabajo son problemas que deben ser atendidos con urgencia, si lo que se pretende son empresas cada vez más competitivas, con capacidad de crecimiento y, sobre todo, empleados que lleguen a fin de mes.El Indec aún adeuda información sobre empleo no registrado, donde no hay convenio laboral que valga y que somete a los trabajadores a las exigencias de patronales que fijan las reglas con la amenaza constante y latente de despidos si no hay acuerdo mes a mes. Sin contar la falta de aportes jubilatorios y menos aun cobertura social sanitaria.Desde hace más de una década, el Estado no apostó a flexibilizar su presión fiscal, incentivando a las empresas a sostener el empleo formal, pudiendo incrementar los salarios privados sin que la Nación se lleve un alto porcentaje de lo que se paga a cada trabajador en aportes y contribuciones. Si esta situación se sostiene, el impacto sobre los trabajadores privados en Misiones seguirá empeorando. No crecen las empresas, no crecen los salarios y menos aun los puestos de trabajo en blanco. Se requieren urgentes medidas y sería sano para la economía que los funcionarios sepan leer con atención lo que las estadísticas marcan con profunda preocupación.
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