Tres profesionales del Cuerpo Forense del Poder Judicial de Misiones declararon ayer en la sexta jornada de debate oral por la muerte de Guido Martín Kachuk (17), que se desarrolla en el salón de usos múltiples del Palacio de Justicia y que tiene tres acusados, por “homicidio y robo en grado de tentativa”, Ricardo Ríos y Maximiliano Acevedo, y el médico Manuel Ibarra por “homicidio culposo”.Los relatos de Rogelio Canteros, Carlos Wolheim y Juan Antonio Galuppo fueron extensos y detallados sobre los análisis y estudios realizados a la historia clínica y a las imágenes de la autopsia al cuerpo del adolescente. La audiencia se inició a las 8.30 y hasta las 14 se prolongó, por lo que los cinco testigos que no pudieron comparecer deberán regresar el próximo martes cuando se reinicie el debate.Canteros remarcó varios puntos polémicos que surgieron del informe en cuanto al cuadro de gravedad de Kachuk al ingresar al hospital Ramón Madariaga durante la madrugada del martes 22 de febrero de 2011. Insistió que a la víctima debieron practicarle “una punción porque tenía el abdomen tenso y hay que explorar la zona (…) Era lo mínimo e indispensable que se debió hacer en la evaluación”. Señaló que una “laparotomía también correspondía, en realidad un montón de cosas se pudieron haber hecho, una radiografía, ecografía…”.Fue consultado por la fiscal Liliana Mabel Picazo sobre si la intoxicación con alcohol habría provocado abdomen tenso en la víctima, tal como lo declaró Ibarra en la primera jornada de juicio. “No, el alcohol no pone tenso el abdomen y el aliento alcohólico está presente en el paciente y es fácilmente identificable”. Aseguró que “se imponía llevar al quirófano” a Guido Kachuk y que fue “lenta la evaluación, por ello el resultado fue el óbito (muerte)”. “Cuanto antes se actúa, menos sangre se va a perder y aumentan las chances de sobrevida”. “A lo sumo veinte minutos o media hora de evaluación se necesitaba. Del ingreso al quirófano hubo lentitud frente al ritmo de descomposición que presentaba el paciente, fue excesivo el tiempo utilizado”.Marcó como una irregularidad que, en el informe o historia clínica de la víctima, “tampoco constan las medicinas que se necesitaron para la reanimación cariorrespiratoria. “Sólo atropina o dopamina fueron registradas”. “Las drogas lo hubieran ayudado a mantener el flujo de sangre, eran necesarias”.Cuestionó también que le hayan suministrado haloperidol para calmar la excitación motriz que manifestaba Kachuk: “Antes de ello hay que identificar el motivo de la excitación, esta droga puede tapar el examen (al paciente). En una emergencia yo no lo utilizaría”. Frente a la discusión referida a la gravedad de la lesión, si era irreversible de todas maneras la muerte, el forense subrayó: “Mientras está vivo, siempre hay chances de salvarlo”.También tocó otro punto determinante del informe, el horario de ingreso al quirófano luego que se detectara la bala en la región lumbar de Kachuk: “No consta la hora de ingreso a quirófano, sólo la hora de la tomografía, 1.51”.También opinó que ante el nivel 13 de hematocritos que presentaba Kachuk, cuando el normal es 40-45, “era necesario trasfundir sangre, pero primero evaluar la lesión”.Canteros fue concluyente antes de finalizar o resumir su labor: “Se puede incurrir en mala praxis sobre un moribundo si se aplican mal las medidas”.“Hay que ir a quirófano” El segundo forense en declarar fue Carlos Wolheim, quien realizó un estudio similar al de Cantero sobre los informes que obran en la historia clínica del hospital Madariaga. Resaltó que “la herida de Guido debía ser visualizada” y que “si había líquido en el abdomen hay que ir al quirófano para sacarlo (…) En este caso, el paciente tenía conducta quirúrgica desde el vamos (…) Y la respuesta inmediata genera chances, probabilidades de vida. Cada minuto vale oro y marca la diferencia entre la vida y la muerte. En el retardo del diagnóstico (Guido) perdió las chances”. “Si iba directamente al tomógrafo las posibilidades iban a ser mayores ante una herida gravísima”. No soslayó como irregularidad en la historia clínica la ausencia de horario de ingreso tanto al shock room de Emergencias, como al quirófano y la culminación de la intervención del cirujano. “Como horario de finalización de la anestesista figura las 4 de la mañana y no está claro a que hora comenzó la operación”. El perito restante -y también de irrefutable trayectoria- Juan Antonio Galuppo describió las fotografías tomadas en la autopsia y ratificó que el disparo dejó en la espalda de Kachuk el “halo de Fisch”, la marca del ingreso de la bala, que este caso correspondió a un calibre 22.
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