Por lo tanto se desarrollará una nueva industria: los bioplásticos, mientras algunos pioneros ya trabajan en eso, pero aún no existe un mercado lo suficientemente grande como para sostener un volumen importante de inversiones.En las naciones más desarrolladas los consumidores exigen a las corporaciones que reemplacen los petroplásticos por bioplásticos para reducir el impacto ambiental, no obstante a Sudamérica esa modalidad todavía no llegó."Cuando una bolsa elaborada con bioplástico se degrada, el carbono que contiene la misma regresa a la atmósfera, la cual constituye el reservorio de la materia prima de nuestra industria; no es el petróleo o el gas (dos recursos no renovables)", explicó Diego Moyano, cofundador de Bioplástico S.A., una empresa que ofrece soluciones de diseño, producción y certificación de productos bioplásticos.Explicó que "hoy estamos trabajando con insumos importados; es como si alguien en Arabia Saudita dijera que va a importar petróleo. Tenemos mucha ansiedad por poder trabajar pronto con insumos locales", añadió durante una conferencia ofrecida en el seminario sobre bioplásticos organizado esta semana en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires por el Ministerio de Agroindustria.Además, los pellets de bioplásticos pueden ser procesados por las mismas empresas fabricantes de productos plásticos que actualmente trabajan con petroinsumos. Es decir que no se requiere cambiar toda una matriz industrial; sólo cambiar de un insumo renovable por otro no-renovable, indicó el sitio Valor Soja.Noemí Cermesoni, propietaria de Tritellius, una empresa marplatense licenciataria de un bioplástico desarrollado por una compañía italiana (Novamont), recordó que en junio de 2010 realizó, en el marco de un acuerdo con la Municipalidad de Las Flores, la primera prueba piloto de Sudamérica de recolección de residuos orgánicos en bolsas biodegradables compostables."Esa experiencia en Las Flores permitió llevar directamente las bolsas con residuos orgánicos a una planta de compostaje sin necesidad de que las mismas pasen por la planta clasificadora (de basura)", aseguró. Explicó que la experiencia, además de ahorrar tiempo y costos, permite evitar que los trabajadores se ensucien y que los residuos orgánicos terminen rompiendo las máquinas", aseguró.Por medio de una campaña de concientización pública, lograron que las 150 familias que participaron del programa piloto separaran la basura orgánica en bolsas compostables (apenas un 4% de las mismas contenían residuos inorgánicos): "El tiempo de biodegradación de los residuos en ningún caso superó los 81 días", comentó.Si bien el insumo importado es caro, el pellet de bioplástico es energéticamente más eficiente que el elaborado en base a petróleo. "Una gran ventaja del bioplástico es que para extrusarse requiere una temperatura máxima de 135 ºC, mientras que los petroplásticos necesitan unos 200 ºC", señaló Cermesoni. Concluyó: "Nuestro objetivo estratégico es poder fabricar bioplásticos localmente y exportar a toda Latinoamérica; estamos muy cerca de poder llegar a una demanda que amerite la instalación de una fábrica local". Uno de los caminos para acelerar el desarrollo de la industria local de bioplásticos –tanto en lo que respecta a investigación y desarrollo como en diseño, fabricación y comercialización– consistiría en implementar la obligatoriedad de uso de bioproductos en determinados sectores o industrias (como puede ser, por ejemplo el caso de las bolsas de supermercado)."Estamos construyendo una planta de producción en Las Perdices (Córdoba), donde fabricaremos resinas biodegradables que, en una primera etapa, serán para hacer film", relató Manuel Verzotti, vicepresidente de Arbio. Fuente: Agencia de Noticias NA
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