Viajaba en su auto junto a dos amigas cuando vio a un hombre salir de un baldío, del lateral izquierdo del túnel del barrio Villa Bonita de Garupá. Le llamó la atención la actitud “sospechosa” del desconocido: caminaba rápido, miraba a los costados, al frente y atrás, como si escapara de algo. Entonces se acercó lentamente al desconocido y lo miró a la cara.Se trata de un testigo que puede llegar a ser clave en la investigación por <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/236681/la-mataron-entre-varios-y-la-arrojaron-en-el-puente-con-galeria-de-f.html">el crimen de Irma Ferreyra Da Rocha (47)</a>. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, esta persona, quien fue quien encontró a la mujer agonizante el pasado sábado a las 0.30 y, momentos antes estuvo frente a quien se cree fue el asesino, pidió que no se publicara su nombre, “por seguridad”. “Antes de encontrar a la mujer lo perseguí visualmente porque este individuo estaba en actitud sospechosa, pero no tenía elementos para confirmar que cometió un ilícito. A esa hora, pasada la medianoche me dirigía a mi casa que queda cerca y sospechamos que entró a robar. Ese hombre… sólo parecía sospechoso, por el lugar en el que estaba: oscuro y desolado. Y por la forma en que caminaba, rápido. No tenía fundamentos para retenerlo”, afirmó en cuanto al sujeto que se cruzó esa noche y que al tenerlo “cara a cara”, no duda en que lo reconocería en una rueda de personas. Justamente y tras tenerlo enfrente, dijo que pasaron unos 20 minutos y seguía sospechando que ese siniestro hombre algún delito podría haber cometido. Entonces regresó a la zona del túnel y se encontró con lo peor. “Escuché los gemidos de una persona agonizando, gemidos muy bajos, y pensé que alguien cayó del muro y se rompió la pierna. Es una zona muy oscura y no se podía ver. Entonces volví a mi vivienda en busca de una linterna. Cuando volví se escuchaban los gritos de la mujer”, recordó.¿Usted se cruzó con el presunto sospechoso?El sábado a la madrugada, volvíamos a la casa en auto, tomamos el retorno. En ese momento vimos en el baldío, al costado del túnel, a un hombre. Entonces, me acerco con el auto lentamente, lo persigo visualmente y noté que estaba en actitud sospechosa. Cuando llega a la altura de mi ventanilla mantuvimos contacto visual. Él me miró fijamente. Después lo sobrepasé, pero lo seguí mirando desde el retrovisor y él comenzó a correr hacia el túnel. Yo pensé que estaban robando.¿Vio a una sola persona?Sólo vi a una persona.¿Podría describirlo?Era de tez trigueña y pelo corto, con algo de flequillo, barba crecida, de 1,75 metros más o menos, tenía entre 25 o 30 años. En la zona donde lo crucé hay poca iluminación pero alcancé a ver que vestía bermuda blanca y chomba azul con blanco, zapatillas blancas. Yo lo miré a la cara y él me miró a los ojos. No le vi tatuajes ni armas, pero lo que me llamó la atención era la forma en que se movía.¿Escuchó algún grito o pedido de auxilio?En ese momento no. Ella (por Irma) no emitió sonido. No gritó, no sabemos si estaba inconsciente o bajo algún efecto. Si hubiese escuchado algo actuaba de otra forma y lo detenía a ese hombre, me generó impotencia porque el hombre se dio a la fuga. Y él (por el presunto autor) tenía el escenario ideal porque había un grupo de música tocando y el sonido era fuerte. ¿Cómo se enteró del brutal ataque?Pasaron unos 20 minutos y volví al túnel. En ese momento escuché los gemidos de una persona agonizando, gemidos muy bajos pero no vi nada. Entonces regresé a la casa y busqué una linterna, cuando regresé al túnel los gritos de la mujer eran desesperantes. ¿La vio a Irma?Sí, cuando regresé al lugar la vi. Ella estaba con los jeans bajos hasta la mitad de la rodilla, posición boca abajo, fue muy fuerte. La lastimaron con una rama, un árbol de la zona. De inmediato llamé a la Policía. En mi vida vi muchas cosas pero un hecho así nunca. No me saco de la cabeza la imagen. Y me da miedo saber que hay personas que pueden hacer algo así, es un psicópata. ¿Ella dijo algo?Los primeros minutos murmuraba y después comenzó a gritar. Gritaba el nombre de uno de los hijos, pero el dolor era extremo y no podía responder preguntas. Sólo pedía ayuda y nombraba al hijo. La mujer agonizó en el lugar y eso genera impotencia porque uno no puede tocarla, no se sabe cuál es el estado. Después me dijo “me llamo Irma”. Era una situación desesperante. Pero cuando él (por el sospechoso) salió del baldío no escuché los gritos de la mujer, no tuve elementos para saber si ese hombre cometió el delito. El desenlace que dejó fue de un psicópata, un demente. Sólo un demente puede hacer algo así. Encontrar a una mujer agonizante y no poder hacer nada, porque no la podés mover, no podés levantarla en el auto porque podrías lastimarla más. Era preservar el lugar del hecho y esperar, con una mujer que estaba muriendo. Ella dijo “me estoy muriendo”.
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