La primera micro-cervecería artesanal de Misiones nació en plena crisis del 2001. Su productor, Enrique Lovera provenía de un rubro “inimaginable”: la industria del aluminio. De hecho, trabajaba para una distribuidora de ese material y se había quedado sin empleo. Fue entonces que tuvo una idea revolucionaria y poderosa: desarrollar cerveza artesanal, un producto inexistente en el mercado regional y tener éxito. Sus bases se fundamentaron en un antecedente clave: en los años ’80, en los Estados Unidos un grupo de emprendedores mostró al mundo esta modalidad de plaza e inician lo que más tarde se conocerá como las “microcervecerías artesanales”.En los días que corren, la provincia alberga a por lo menos 90 productores de cerveza artesanal, pero ser pionero, permanecer en pie, vigente y sin perder el estilo, “no fue nada fácil”, recordó en una placentera charla con PRIMERA EDICIÓN. “En aquellos años no teníamos la información disponible como ahora. En la actualidad abrís una página en Internet y tenes miles de explicaciones del proceso para realizar la cerveza en casa. En mis inicios ni la gente -a la que yo quería venderle mi producto- tenía idea de qué se trataba. Ni remotamente se pensaba que era algo que se podía hacer en la casa”, detalló. “Busqué contactarme con productores de los Estados Unidos para conocer el proceso de elaboración artesanal; si bien tenemos la idea que se produce en las fábricas también se puede hacer en la casa”. Explicó el productor sobre aquellos años: “En 2004/2005 tres o cuatro misioneros elaborábamos nuestra bebida en casa y estábamos en permanente contacto, pero había que aprender a hacerla bien, con lo cual empecé a participar en distintos foros de emprendedores estadounidenses y a investigar, hasta que me largué a hacer mi primera cerveza. Fue, seguramente, como la mayoría de los artesanos que se inicia: no creo que haya sido tomable”, se ríe.“Esas prácticas sirvieron para darme cuenta de los errores. Aunque eran lujos que no me podía permitir, tuve que asumir los riesgos porque mis expectativas eran convertirme en emprendedor”.“Prueba- error y rehacer e invertir en mejores equipos para fabricarla. Así fue al principio. Una vez que estaba para salir empezó el segundo mayor desafío: venderla”.“Ser pioneros en un arduo trabajo, me propuse en principio parecerme a las cervezas de mayor consumo, pero después me di cuenta que podía ser creativo, darle una personalidad y un estilo propio, jugar con los ingredientes que tenemos a mano: maltas, lúpulo, agua, levadura, que es lo que tradicionalmente se utiliza como materia prima”.Las basesCon el tiempo Enrique tomó cursos en el Inti de Buenos Aires, con un maestro cervecero, que en la actualidad es el representante en Sudamérica de una firma artesanal europea.“Con él aprendí técnicas que a nivel casero no las maneja. Esas fueron mis bases, luego es más intuición y más experiencia”.Lovera también se refirió a la influencia de Brasil, país que dio un salto muy grande de ese producto a fines de 2010 y hoy en día tiene un producto muy bien catalogado.“En Misiones todavía hay mucha gente cree que fabricar cerveza artesanal es una moda, yo no lo veo así. Para mí ha sido una forma de negocio para vivir. Creo que es tiempo de ver el mercado de esta forma, de que nos afiancemos y que no desaparezca la actividad dentro de unos años”.“Todavía tenemos muchos desfasajes en todo sentido, porque nuestra actividad no es barata, al contrario, más aún si se lo quiere llevar al modo comercial. Los insumos son caros, las maquinarias también”.Según contó, el clima juega en contra y la vuelve más costosa aún: “En Misiones los días de verano fácilmente llegan a los 40 grados y hay que fermentar a una temperatura de 18º a 20º y requiere tecnología poder hacerlo. Luego, para madurar se necesita bajar de 0º a 5º. Es costoso por ese motivo”, insistió, “ese lado de la producción es el mayor problema que debemos afrontar”.Variedades Actualmente Enrique trabaja con unas cinco variedades de cerveza, habitualmente llamadas rubias, negras, rojas, pero me manejo con parámetros internacionales para encuadrarnos en los estilos Lager, Pilsen, bock, dark, amber y otros subestilos que hacen que una cerveza tenga más o menos cuerpo, sea amarga, ligera o no. Actualmente Enrique Lovera vende tiradas en su pequeño pub de la avenida Uruguay casi Mitre.“La graduación alcohólica se da generalmente por los parámetros químicos con los cuales nos manejamos que otorga densidad inicial de fermentación y una final, esa diferencia otorga los porcentajes: hablamos de 4/5 % que puede ir hasta el 11%”, describió. En el bar de Enrique, la pizarra central promueve con grandes letras escritas en tiza la campaña personal de concientización vial: “Si bebe no conduzca”. “Cuando empecé a estudiar el mercado posadeño, nadie se jugaba con poner mi cerveza en su local. Si bien golpee muchas puertas en ese momento, fui con mi producto a muchos bares y todos me sacaban a relucir la exclusividad que tenían con tal o cual marca. Entonces ante la lucha de tratar de hacer entender la propuesta busqué yo la manera de abrir mi propio bar y mostrar lo que hacía”.
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