Si bien desde hace unos quince días esta especie de sonidos -que emite para llamar a sus pares- se escuchaban a lo lejos, los pobladores de calle 95 casi Almafuerte nunca imaginaron encontrarse con semejante panorama tan cerca de sus viviendas, emplazadas en una zona de abundantes árboles. Lo llamativo del caso es ninguno supo explicar de dónde pudo provenir el simio, de color negro y de gran porte, que se encontraba trepado, preferentemente, a la copa de un lapacho pero que de a ratos daba saltos hacia otras especies arbóreas para saborear las tiernas hojas. El murmullo de los ocupantes de las viviendas más cercanas hizo que numerosos curiosos se acercaran a apreciar al animal que no se mostraba muy cómodo ante tantas miradas y cámaras de celulares. Muchos especulaban con que podría haber escapado del cautiverio, otros tantos manifestaron su inquietud por temor a que el simio pueda ingresar a alguna de las casas, por lo que optaron por comunicarse con profesionales entendidos en la materia. Imágenes: M.Colman
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