Los nueve presuntos integrantes de una banda de narcotraficantes desbaratada en noviembre de 2013, en un campo de la localidad correntina de Santo Tomé, irán a juicio a partir del próximo martes. Todos los acusados, entre ellos ciudadanos de Paraguay, Brasil, Bolivia y Perú, fueron atrapados en relación a los dos predios (“Santa María” y “Santa Úrsula”) donde funcionaba un centro de acopio de cocaína, una pista clandestina y hasta un taller para reparar avionetas que utilizaban para el traslado de la droga hacia la provincia de Buenos Aires.Entre los encartados figura un misionero domiciliado en Posadas y la propietaria de la estancia donde Gendarmería incautó 330 kilogramos de cocaína dentro de un Cessna 200, otras tres avionetas y armas de fuego de varios calibres.El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes, integrado por los camaristas Lucrecia Marcelina Rojas de Badaró, Víctor Antonio Alonso y Fermín Amado Ceroleni, fijó para el 7 de febrero el inicio del debate oral y público a los acusados de integrar una organización narco que traficaba estupefacientes desde Bolivia y Paraguay por medio de aeronaves que aterrizaban en la mencionada estancia.El procedimiento “Ciervo Blanco” desplegado por Gendarmería el 14 de noviembre de 2013 se inició con un amplio allanamiento en el predio rural Santa María del Aguapey, propiedad de una mujer que fue procesada como partícipe necesaria en orden a los delitos de “transporte, almacenamiento, distribución y comercialización de estupefacientes, agravado por la organización y cantidad de intervinientes en concurso real con el delito de asociación ilícita”.De acuerdo a lo oportunamente informado por el fiscal de la causa, Benito Pont, en las estancias “Santa María” y “Santa Úrsula) se encontró también un taller con todo tipo de herramientas y equipamiento para adaptar aviones y automóviles para el traslado oculto de droga a los principales centro de distribución y consumo principalmente el conurbano bonaerense. De acuerdo a la acusación, los aprehendidos se dedicaban a traficar cocaína en tránsito aéreo desde Bolivia y Paraguay, y el norte correntino era estratégicamente utilizado como base soporte para los vuelos sin ser detectados. Como improvisados hangares en tanto, se utilizaban grupos de árboles y telas plásticas que servían como camuflaje. La jueza federal de Primera Instancia de Paso de los Libres, Gladis Mabel Borda, fue quien ordenó los operativos a los efectivos de Gendarmería Nacional, del Escuadrón 57 dependiente de la Agrupación III con asiento en la capital correntina.Operativo "Ciervo Blanco"El procedimiento “Ciervo Blanco” se realizó el jueves 14 de noviembre en un campo próximo a las rutas provinciales 40 y 42 en Santo Tomé, que tenía una pista de aterrizaje de mil metros de longitud. El lugar estaba liberado para el despegue y el aterrizaje de avionetas que podían volar bajo y eludir todos los radares. Los ruidos de vuelos constantes por la zona, principalmente nocturnos, alertaron de la irregularidad y se investigaron los movimientos de quienes trabajaban en la “Santa María”. Un equipo de especialistas de Gendarmería, con el soporte de un helicóptero de la fuerza federal desembarcó por aire en la estancia y se produjeron las primeras detenciones, mientras que por tierra se cerraron todas las salidas y entradas de vehículos. Dentro de un Cessna 200 procedente de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia se detectaron los ladrillos de cocaína. La narcopista tenía equipamiento de logística: un camión tanque con bomba eléctrica para surtir combustible a las aeronaves, teléfonos móviles satelitales, equipos de comunicación radial, rastreadores o GPS y hasta un generador de energía eléctrica.
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