Delia Cristina Rodríguez (50) tenía proyectos de a montones con Carlos Amarilla?(61), su pareja, <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/243441/hallan-muerto-a-un-taxista-con-un-disparo-en-la-cabeza.html">el taxista asesinado en Posadas</a>. Sin embargo, todo quedó trunco. La familia del trabajador del volante aún no puede creer lo que sucedió.“Queremos justicia, estamos destrozados”, le dijo a PRIMERA?EDICIÓN la mujer que acompañó a Amarilla durante los últimos treinta años, sin poder creer aún la enorme e irreparable pérdida, tras lo cual agregó que sigue los avances de la investigación. “Sabemos de los detenidos, estamos conformes con lo que se está haciendo, pedimos que se haga justicia. Nadie está preparado para vivir lo que nos toca a nosotros ahora”, sintetizó.Conmovida, con un hilo de voz, Rodríguez recordó la última vez que vio con vida a “Carlitos”, como lo llama aún con afecto. “El viernes por la tarde estuvimos tomando mates y el salió normal. Estaba contento porque hace poco tiempo nos entregaron la casa de Iprodha y la estábamos retocando. Me decía ‘qué hermosa está quedando la casa’. Y me preguntó qué más necesitaba. Él era muy atento. Antes de irse me recordó que comprara una gaseosa para nuestro hijo, porque ya no había más. Y de repente pasó todo esto”, contó la mujer con lágrimas en los ojos.Delia debió enfrentar un duro momento, el de enterarse que su pareja había fallecido. “Justo se dio que su nieto tuvo un problema y necesitaba que lo vayan a buscar. Ahí yo lo empecé a llamar a Carlos, pero no me atendía. Me parecía muy raro porque él siempre, al menos, mandaba un mensaje. Pensé que estaba haciendo un viaje largo. Y ahí me llamó alguien de la familia y me dijo lo que había pasado”, rememoró.“A Carlos lo mataron”. Esas fueron las palabras que la mujer escuchó del otro lado del teléfono. Aún sin “caer”, corrió a la habitación para avisarle al hijo de ambos, de 20 años. “En ese momento no sabes qué hacer. Fuimos hasta allá y estaba repleto de taxis y de policías”, recordó.Por el horario en que todo sucedió, la entrevistada llegó a la conclusión de que el viaje que le costó la vida a su marido fue el primero que hacía en la jornada. “Era el primer viaje que hacía en la noche, no lo podemos creer. Nosotros, su hijo, sus compañeros. Todos estamos destruidos. Todos lo querían. Era el más antiguo en la parada de la terminal. Llevaba más de 30 años trabajando en el taxi”, sentenció.A su lado, Juan Ramón Rodríguez (51) trata de contener a su hermana. “Era una persona muy ordenada, vivía para trabajar. Conocía la noche, por eso nos sorprende todo esto. Sé que había tenido experiencias malas, pero no nos explicamos lo que pasó. Solo queda decir que fue una persona de bien que lo único que le interesaba era vivir su vida de manera sana. Ahora nos quedamos sin él, aún no lo podemos creer”, dijo el hombre, visiblemente conmocionado.
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