Respeto y enriquecimiento mutuo son las claves de la interculturalidad a las que apuestan Karoso Zuetta y Nerina Bader, desde 2003, cuando concibieron “El arte sonoro mbya, esa música soñada”, proyecto que intenta, con resultados positivos ya, menguar la distancia que separa al “blanco” de este pueblo guaraní, que solo el año pasado los llevó a brindar alrededor de sesenta talleres, en treinta establecimientos escolares, y que desde este martes 11 los encontrará nuevamente haciéndose camino, con el BOP de Miguel Lanús como primer destino.Toda esta “movida” se inició a partir de la presentación del libro digital “El arte sonoro mbya, esa música soñada”, que lleva ya varias ediciones, en la que el cantautor resumió la música aborigen de esta región, siempre respetando y partiendo del interés de los guaraníes por “exhibir” su cultura, que derivó en “cursos, con auspicio del Consejo General de Educación, pero autofinanciado, que se llevaron a cabo durante cuatro años y alcanzaron a unos 5 mil docentes, fundamentalmente de rama primaria y relacionados con el arte. Entre 2007 y el año pasado seguimos abordando la temática de distintas maneras y esos mismos maestros nos llamaron a las escuelas para trabajar con niños, así fue que surgió una experiencia de taller práctico muy participativo y dinámico, a partir de ensayo y error. Finalmente, desde mayo de 2016, cuando se armó en el Parque del Conocimiento ‘Oré mba´e’, un área para el desarrollo de esta música, a la que nos integramos y nos permitió un mayor alcance”, apuntó Zuetta.“Desde entonces se intensificó de una manera extraordinaria y pudimos llegar a San Antonio, Puerto Iguazú, Posadas, Garupá, El Soberbio, fuimos a las aldeas, hicimos cosas en las comunidades. Durante los talleres jugamos con la música con los niños, hablamos de la temática y ellos comienzan a tocar los instrumentos, conformamos un conjunto símil al mbya, con percusión y cuerdas, y otro de vientos”, subrayó.Además les permitió compartir experiencias con guías de turismo, por ejemplo, en la Ciudad de las Cataratas, “que trabajan con paisanos y tienen muy poca información de ellos”, confió.“La tarea de la interculturalidad es buscar los puntos de contacto a partir del arte de manera que cada quien no renuncie a su manera de ser en función de la integración, que sea con respeto, esa es la diferencia que hay con todo el mundo imperialista si se quiere llamarlo en términos concretos, que avasalla, los mismos jesuitas avasallaron e impusieron un orden religioso distinto y un arte extraño”, aclaró el músico.E hizo hincapié en que “ellos tienen su manera de ver el arte, hay especialistas que dicen que no es arte, que es religión, pero tenés instrumentos, afinaciones, técnicas, es arte, sino el dibujo de la Capilla Sixtina no sería arte; Bach no sería arte, porque tocaba para un obispo y hacía música para la misa; la misa criolla no sería arte. Por eso subrayamos, es un arte que tiene que ver con lo sonoro y esa cosmofonía es una característica esencial en el pueblo guaraní”.“Trabajar con niños y educadores hace que uno pueda ir haciendo conocer su cultura y se bajen algunos prejuicios que hay. Todo el cambio cultural que se va dando es una manera de ir conociéndonos, esa es la forma de vinculamos; después, la economía, los negocios, la salud pública, son elementos que tienden a separarnos, incluso la iglesia”, describió.
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