El neumonólogo en Pediatría expresó que “son muchas las causas que hacen que una persona padezca asma bronquial, la enfermedad es tan heterogénea que el asma puede aparecer en cualquier etapa de la vida, no es que uno nace y ya se le diagnostica asma, en realidad lo puede desarrollar en cualquier etapa de la vida, la prevalencia en pediatría se manifiesta en niños entre los 6 y 14 años”. Además, el profesional manifestó que los síntomas que se deben tener en cuenta son: tos, disnea, opresión en el pecho, dificultad para respirar, agitación de grado variable, “el médico indaga con el paciente en que momento le aparece estos síntomas porque no es lo mismo que suceda en otoño que en verano, la gravedad de los síntomas, la recurrencia o la frecuencia de los síntomas, si el paciente tiene un historial previo o si el paciente ya ha tenido episodios que lo han llevado a cuidados intensivos, todas estas cosas son muy importantes para recabar que grado de severidad tienen estas crisis y con qué frecuencia se producen en el niño”. Una vez hecho el diagnóstico “uno lo puede clasificar a la enfermedad en persistente o intermitente depende la cantidad de síntomas que presenta el paciente, de hecho los intermitentes no requieren tratamientos farmacológicos para controlar su sintomatología en cambio los persistentes que pueden ser leve a severos requieren tratamiento, control y seguimiento con el especialista en algunos casos o con el pediatra clínico”, explicó el neumonólogo.En tanto que recalcó que hay cuatro pilares que deben cumplirse para controlar los síntomas de la enfermedad: la educación del niño y la familia, los cuidados ambientales, la continuidad del tratamiento farmacológico y la medición objetiva de la función pulmonar en pacientes a partir de los 6 años. “Hay que tener en cuenta que es una enfermedad que el paciente puede controlar y nosotros debemos ayudar a que el paciente haga una vida normal, que no se limite a la actividad física, por supuesto que hay un grupo de pacientes que se necesita un control más focalizado con examen de función pulmonar para ir controlando el funcionamiento del pulmón y el valor de la respuesta al tratamiento y esto lo debe hacer con el especialista porque estos pacientes necesitan un seguimiento más minucioso porque tienen otras dosis farmacológicas para tratar de tener un control optimo de sus síntomas”. Lo más importante para tener un optimo control de los síntomas es asegurara la adherencia al tratamiento y que haga bien la medicación, “el principal fracaso del tratamiento es la mala adherencia y el chico anda mal porque se hace mal la medicación y abandonan la medicación porque el niño mejoró y anda bien. Esto es muy común de observar en los pacientes pediátricos”, precisó Van Domselaar. Y agregó: “El asma es una enfermedad que no tiene cura el tratamiento es paliativo tratando de bajar el índice de los síntomas que tienen los pacientes, los factores de riesgos de la enfermedad están relacionados con el medio ambiente donde vive el niño por eso es importante, evitar la humedad, los cambios en el clima juega un rol muy perjudicial para el paciente , la habilidad emocional como llorar o reír mucho puede inducir a crisis de asma, el humo del cigarrillo, las mascotas como los perros y los gatos, los muñecos de peluches, los desodorantes de ambientes, olores fuertes, perfumes fuertes , todo lo que acumule polvillo domestico son todos factores de riesgo de una crisis asmática”.Para finalizar el profesional comento que en el hospital esta más acostumbrado a tratar pacientes con asma bronquial alérgico ”que es consecuencia de una combinación de varios factores, pero eso es bastante variable en cada paciente”.
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