"Los riesgos de la autonomía anticipada" y "Niños jóvenes perturbadores, negativistas y desafiantes" son las temáticas que desarrolla en la provincia Fernando Osorio, psicólogo especializado en clínica con niños y adolescentes. Invitado por la fundación Osde, brindó una conferencia de prensa en la que se refirió a estos temas.El profesional abordó el período de crisis que experimentan los chicos al comenzar la época de la pubertad-adolescencia, cuando empiezan a reclamar por espacios de autonomía, que pueden desatar conflictos dentro de la relación intrafamiliar. “Cuando surge el conflicto a veces el adulto siente que no tiene recursos para encararlos. Y no es que hay cosas nuevas, inéditas o insólitas, en todo caso, las relaciones entre padres o docentes con los jóvenes tienen nuevas presentaciones, por ejemplo por el avance de la tecnología”, explicó. En esas nuevas formas de relaciones por y a través de los dispositivos tecnológicos, “existen adultos posmodernos que todo el tiempo se preguntan cómo tienen que criar a sus hijos, cómo educar a sus alumnos, o cuáles son las respuestas más sensatas, para hacer valer la autoridad”. Pero en este aspecto subrayó que como respuesta a estos desafios, “existe el riesgo de la autonomía anticipada, en el que el adulto se retira de la escena de autoridad y así queda delegada esa responsabilidad en otros actores sociales. Algunos de esos actores pueden responder esto y otros no. Es en esa situación que muchos chicos quedan a la deriva, anticipados en el contacto con el mundo en una edad en la que no están preparados para eso”. “Siempre les digo a los padres que a los chicos deben darle tantas recomendaciones tanto para ingresar a Internet como para cuando salen a la calle. Porque los personajes con los que se pueden vincular en el contexto de las redes sociales puede llegar a ser tan peligroso como una situación presencial. Eso lleva muchas veces a que no tengan capacidad para procesar lo que le están proponiendo personas que les quieren hacer daño”. “En ese desencuentro con la autoridad parental, tanto padres como docentes, terminan sin ser referentes de esos chicos y ya no acuden a ellos cuando les pasa algo”, indicó. “No es que los adultos se involucren menos, sino que puede haber desinterés. En eso hay una responsabilidad que después no quieren asumir como responsables de esas consecuencias”. “Hay una intencionalidad en ‘no ocuparse’, porque es más fácil darle a un nene una tablet para que se entretenga, no llore y no grite, aunque eso después tenga acciones adversas”. “Puede ser positivo en el sentido que tempranamente utilizan los recursos teconológicos pero al mismo tiempo negativo por la soledad en la que desarrolla la interacción con la tecnología”. “A partir de la retirada de la autoridad parental, justo en esos momentos en los que tienen que decirle qué está bien y qué está mal, que se permite y que se prohíbe, se produce un vacio cuando en realidad debe fundarse conciencia moral y sentimiento de culpa por las cosas que se hacen mal. Involucrarse en marcar esos límites no es autoritarismo”. “Cuando efectivamente los adultos se retiran de la escena, les generan a los adolescentes una autonomía para la que no están preparados. Esto genera las alteraciones de la conducta individual y del comportamiento social que fue generado por la retirada de los adultos. Eso provoca perturbaciones con conductas desafiantes y negativistas y responden a los reproches con cuestionamientos y argumentaciones acerca de sus derechos”. “Los padres deben inmiscuirse”“Hay una especie de fantasía de parte del adulto de creer que no puede meterse en la vida de su hijo porque es como irrumpir autoritariamente sobre algo. Pero no tiene que ver con ser autoritario, es lo que se hace para que un hijo haga caso”.“Se lo debe advertir sobre algunas cuestiones vinculadas a la calle o a internet, instruirlo sobre que las redes sociales tienen un nivel de peligrosidad”.Sobre el caso del macabro juego de la "Ballena Azul", Osorio dijo que “por lo menos hasta los 16 años los padres deben tener acceso a las cuentas de redes sociales de sus hijos”. “Les pueden llegar a ocultar otras cuentas, pero salvo los padres que no se interesan por sus hijos, que no los conocen, es imposible que no se den cuenta que hay algo que les está pasando. Salvo que estén mirando para otro lado que no les importe y que haya una situación de desvinculación, que ocurren, porque sino no se generarían los problemas que hay”. “Cuando me consultan por estos temas veo situaciones vinculares espantosas. El desentendimiento sobre el rol que deben cumplir los padres, es lo que garantiza que esos pibes estén en peligro inclusive antes de entrar a una ‘zona oscura’”, subrayó.
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