La juventud misionera tenía por costumbre, prenderse a la radio todos los sábados para escuchar, en la onda de LT4 el programa “El llamado telefónico” conducido por la pionera locutora y animadora, Jovita del Valle (Analía), con una audiencia récord quizás nunca superada en emisora radial alguna en la provincia; como también Silvio Orlando Romero, con sus programas dedicados al chamamé en horas de la madrugada y la tan venerada siesta. Escuchado por el hombre del interior, el agricultor, el tarefero, el peón; y Carlitos Madelaire, con “Radar Siglo XX”, donde todo lo referente a la actualidad era comentada.En 1962 se inauguró el Anfiteatro “Manuel Antonio Ramírez”, en el mandato del gobernador Cesar Napoleón Ayrault, para ser escenario del Campeonato Argentino de Básquetbol.Espectadores de aquel evento deportivo recuerdan las jornadas nocturnas, con las luces de Encarnación y la luz de la luna llena que reflejaba el río, provocando un espectáculo visual inolvidable, donde el gran jugador Jorge Yamaguchi, que con la camiseta verde misionera, al igual que sus compañeros, ofrecieron verdaderas demostraciones de calidad, destreza y vergüenza deportiva. En 1965, además, daban inicio a su trayectoria deportiva, seguramente uno de los más grandes jugadores de básquetbol misioneros, “Finito” Gehrmann. Juntamente a Yamaguchi y Manuel “Tupí” Varela, marcaron una “época de oro” de esa disciplina en la “tierra colorada”.Justamente en ese mismo lugar un año más tarde, daba inicio el Festival del Litoral, que verdaderamente marcó una época inolvidable. Miles de personas asistieron a las jornadas litoraleñas, donde prácticamente comenzaron su carreras folclóricas o artísticas como Mercedes Sosa, María Helena, Luis Landriscina y tantos otros. Igualmente, actuaron figuras ya consagradas como Eduardo Falú, Cesar Isella, Jaime Torres, Ariel Ramírez, Ramona Galarza.Época igualmente de LT4, en radio Parque, cuando su director era Carlos Madelaire. Los locutores-periodistas de la talla de Carlos Madelaire, Orlando Verri, Roberto Brizuela, Jovita del Valle, Silvio Orlando Romero, José María Arrúa, Bienvenida de la Paz Madelaire, y otros; mientras que en materia publicitaria, la empresa de Simsolo o la de Campor Videla, marcaban una “Época Dorada”.En estos tiempos vino a animar el Festival del Litoral un uruguayo, que luego, nunca más se iría: don Luis Rodríguez Roque, uno de los publicitarios más importantes que tuvo Misiones, al igual que “Cacho” Simsolo o Julio Peroné. Personajes legendarios en las que se rescatan Panchito y su Montecarlo Soul, el cantor Chelo López, el chamamesero Teodoro Meza “El torito del chamamé”, Isaco Abitbol, Ernesto Montiel y su cuarteto Santa Ana, Tránsito Cocomarola y sus temas inolvidables como: “Puente Pexoa”, los futbolistas “Lechuga” Villalba, Federico Horster, los hermanos Noguera, los políticos Ángel Vicente Rossi, Mario Losada, Miguel Ángel Alterach, César Napoleón Ayrault, Victorino Ripol, Montiel y otros.Los primeros días de radio en PosadasA mediados del año 1927 la radiotelefonía se hallaba aún en el plano primario de su desenvolvimiento, pero ya para entonces Posadas llegó a tener su primera transmisora. Bajo el nombre de “Radio Mix”, y con un aparato común de 10 watios en antena, don Julio Teodoro Cormillot lanzó al espacio esta modesta banda cuyo estudios funcionaban en un reducido local de la calle Sarmiento, casi esquina Felix de Azara.Con posterioridad don Julio Teodoro trasladó sus instalaciones a un lugar más amplio y céntrico: la casa ubicada en la intersección de las calles Bolívar y Ayacucho, frente al Teatro Español.Su emisora, con nuevos elementos técnicos y mayor capacidad, se llamaría en adelante “Radio Bouquet” y ahora contaría con la colaboración de sus hijos Alí Andrés y Emilio Alberto, recién llegados de Buenos Aires.Con este juvenil aporte, la onda tomó un decidido carácter comercial, transmitiendo en horas de la mañana y de la tarde para dejar el campo abierto y las estaciones de Buenos Aires desde el anochecer, en que recién era posible captarlas.Alí Andrés ponía a prueba sus aptitudes de “speak” y Emilio Alberto actuaba como “instrumento” estable de los remozados estudios: tocaba diestramente la guitarra, acompañando a los aficionados al canto. Entre estos se destacaba Emilio Javier, un muchacho de agradabilísima voz que más tarde actuó con éxito en distintas “broadcastings” porteñas.Cuando en 1934 se reglamentó la actividad radiotelefónica, el señor Cormillot clausuró su estación: no estaba en condiciones de hacer frente a los gastos que le demandaría ajustarse a las severas disposiciones oficiales. El entusiasmo y la capacidad puestos al servicio de la ciudad por ese francés optimista, se hacían pedazos por obra de la fría burocracia que había resuelto aplicar “ad-litteram”, su terrible instrumento reglamentario sin tener en cuanta antecedentes ni títulos ganados a costa de los rudos esfuerzos. Pero la familia Colmillot cruzó el río Paraná y se instaló en Encarnación. Con el auspicio y la buena voluntad del presidente Eusebio Ayala, la estación posadeña se transformó en Z.P.3 y Z.P.A.3 (ondas largas y cortas), subsistiendo hasta que el señor Yanquelevich instaló la poderosa filial de radio Belgrano que dio por tierra con la trashumante emisora de reconocida trayectoria.Los grandes bailes: primeros síntomas de audienciaDesde los estudios de las primeras emisoras, los locutores invitaban a su audiencia a los tradicionales bailes en el famoso “Parque Japonés”, propiedad que en 1938 los hermanos Yamaguchi compraron a la familia Barthe.Había pistas para todos los gustos. La “Puloil” era para las empleadas domésticas con sus parejas. La “Palmolive” para personas solas. Los empleados de comercio y oficinas públicas concurrían a la popular “Cortes y Retazos”, mientras que la alta sociedad de Posadas lo hacía en “La Crema”.Funcionaron ininterrumpidamente los días jueves, sábados, domingos y feriados, hasta el año 1953.
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