Su partida sin regreso tuvo lugar una tarde de domingo futbolero de muy baja temperatura, cuando su corazón que tanta emociones había vivido optó por el “no va más”, haciendo que Ernesto Bernardo Cucchiaroni, “Tito” para todos, pasara a ser desde ese momento la leyenda más trascendente del deporte misionero.
Nacido en Posadas el 16 de noviembre de 1927, falleció cuando apenas tenía 43 años, el 4 de julio de 1971.
Su paso por el fútbol de primer nivel, primero en la Primera División argentina (jugó en Tigre y dos años en Boca Juniors, además de la Selección nacional) y luego en Italia, donde se convirtió en ídolo de los “tiffosi” del Milan (con el que ganó el Scudetto) y la Sampdoria, forjaron su leyenda.
Casi aproximándose al mito, “Tito” fue más bien un ídolo, real y querido, no sólo por sus cualidades futbolísticas, sino por esa filosofía de vida que le permitía encarar con optimismo el paso del tiempo.
Su triunfo en el fútbol grande no cambió su personalidad, ya que cada vez que disponía de algún tiempo llegaba hasta su hogar, a sus familiares y amigos, a su club, Bartolomé Mitre, para reiniciar aquel estilo de vida del cual muchos participaron.
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