Quinientos pesos era el valor entre el bien y el mal para <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/251359/se-fugan-dos-presos-de-la-ur-v-y-detienen-a-un-policia-por-dejarlos-.html">el agente de la Policía de Misiones detenido en Puerto Iguazú bajo sospechas de liberar a detenidos para que salieran a robar</a>. Según el testimonio de los propios presos, esa era la <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/251643/creen-que-policia-cobraba-a-los-presos-por-tener-visitas-intimas.html">“tarifa” para acceder a tener “visitas íntimas” mientras permanecían tras las rejas</a> en el área de Resguardo de Detenidos de la Unidad Regional V de esa ciudad, siempre y cuando el guardia en cuestión estuviera de turno.Así lo pudo saber PRIMERA?EDICIÓN en base a sus fuentes, quienes revelaron además otro detalle grave que es materia de investigación: para los mencionados encuentros, el efectivo policial otorgaba como espacio físico una oficina de monitoreo de la dependencia policial. De esa manera lograba que una buena parte de lo que sucedía no quedara registrado en las cámaras de seguridad del edificio.Los datos fueron aportados nada más y nada menos que por presos que estuvieron detenidos en la UR-V durante los últimos meses, quienes complicaron así la situación del policía de 20 años apresado por el momento en la comisaría de Wanda.El joven uniformado se abstuvo de declarar y fue imputado por los delitos de “favorecimiento de la evasión y cohecho” por el magistrado Martín Brites, titular del Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, a cargo de la investigación del hecho.El agente sigue detenido en Wanda, aunque en virtud de la carátula por la que permanece tras las rejas es que especialistas en leyes creen que podría ser excarcelado y permanecer en libertad mientras dure la investigación. Por lo pronto, se sabe que fue pasado a disponibilidad hasta que se esclarezca su responsabilidad en los hechos por los que está acusado.Robar y volverTal como PRIMERA?EDICIÓN informó en exclusiva, la investigación se inició en la madrugada del lunes 17 de julio, cuando alrededor de las 3.30 trascendió la fuga de dos presos de la Unidad de Resguardo de Puerto Iguazú. Fue el propio agente ahora detenido quien informó a sus superiores sobre un “descuido”, aprovechado junto a un corte de luz general por los dos maleantes para darse a la fuga.Brites inició enseguida una pesquisa que arrojó indicios suficientes para suponer la complicidad del uniformado. Las imágenes de las cámaras de seguridad, los mensajes en el celular y el testimonio de otros presos terminó por complicarlo.Según la primera reconstrucción de los investigadores, el agente liberó a dos de los internos para que robaran una pizzería de las “Siete Bocas”, en pleno microcentro de Iguazú y a no más de 200 metros de la UR-V. Uno de los evadidos -ambos estaban allí por “robo”- fue recapturado al día siguiente de la fuga en el barrio Bicentenario de la ciudad. Del otro, en tanto, solo hay misterio y una sospecha profunda, que logró ganar la Triple Frontera y escapar en dirección a Paraguay.
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