Pasaron más de dos años y medio, pero el crimen a golpes de Selene (2) aún sigue dando que hablar en Misiones. Su madre, Victoria Aguirre (24) y quien fuera su pareja, Rolando Lovera (33), permanecen actualmente detenidos a la espera de que se realice un nuevo juicio oral y público por el hecho.
El primer debate comenzó en julio pasado, pero finalmente fue suspendido tras una serie de inhibiciones y recusaciones que terminaron en la anulación del mismo.
Hoy por hoy, el nuevo juicio no tiene siquiera magistrados y, mucho menos, fecha de inicio.Tantas idas y vueltas, además de lo grave del caso, terminaron por darle repercusión nacional a la causa y, sobre todo, a la situación de Victoria Aguirre, defendida actualmente por Eduardo Paredes y Roxana Rivas.
En ese sentido, diferentes organizaciones se manifestaron para pedir que el crimen de Selene sea considerado como un “femicidio vinculado”, es decir, un asesinato cometido contra personas que tienen un vínculo familiar o afectivo con la mujer a la que se busca destruir psicológicamente.
Desde la Unidad Penal V del Servicio Penitenciario Provincial, la Alcaidía de Mujeres de Miguel Lanús, Aguirre habló en las últimas horas. Tal como sucedió en la primera jornada del juicio anulado, apuntó contra Lovera, dijo que ella jamás golpeó a su hija y, en síntesis, brindó su versión de los hechos.
“Fueron días de terror”
“Nosotras vivimos con Lovera unos 28 días, fue el 31 de diciembre y el 29 de enero del 2015 Selene estaba muerta. Al principio estábamos bien, éramos una pareja normal como cualquiera. Compartíamos ideas, teníamos planes de tener una familia. Sin embargo, el 21 de enero de 2015, cerca de las 22, él agarró a mi hija y la empezó a sacudir de arriba a abajo, chocándola contra su pecho varias veces. Ella tenía calcificaciones en el cerebelo a raíz de un virus intrahospitalario. Le dije que no podía sufrir golpes, ni asustarse, ni llorar fuerte porque iba a convulsionar. Pedí que la soltara porque por su enfermedad ese movimiento le iba a hacer mal. Me trató agresivamente y preguntó si le estaba culpando del problema de mi hija. Él nunca fue así con nosotros. Cuando pude la saqué de sus brazos, y empezó a pegarnos”.
Según Victoria, allí comenzó el espiral de violencia: “Me obligaba a tener relaciones y amenazaba con pegar y matar a mi hija con un arma que siempre tenía con él. Nos pegaba a las dos, entonces yo me ponía arriba de su cuerpito para que ella no sintiera los golpes. Dos veces me pegó en la nuca, una vez fue tan fuerte que quedé inmóvil”, aseguró.
La joven contó que, tras aquellos episodios, dejó de sentir afecto por el hombre. “Selene era mi razón de vivir. Fueron días de terror. No tenía mi celular porque lo tiró contra la pared. Mi mamá mandaba mensajes y él respondía que yo estaba de vacaciones en San Ignacio, y a mí me amenazaba que si gritaba, iba a matar a Selene, o nos iba a matar a las dos, que tenía contactos y no iba a ir preso por pavadas…”, recordó sobre aquellos hechos, tras lo cual agregó que “jamás en mi vida pensé que me iba a pasar algo así. Hice todo lo que pude para evitar que la golpeara, a veces no sabía cómo reaccionar, porque todo lo que decía le caía mal”.
El día del hecho
Con respecto al día del hecho, aquel 29 de enero de 2015, Aguirre recuerda que se encontraban en una arenera donde Lovera trabajaba como sereno. Alrededor de las 5, en plena madrugada, la joven fue despertada por el hombre. Al abrir los ojos, asegura haber visto a la nena en una silla, como si estuviera dormida. Tras buscar el chupete, apunta que Lovera la tenía en brazos y había llamado a un remís para que regresaran a casa.
“Cuando llegamos le dije que Selene no respiraba. Ya le había hecho primeros auxilios, pero no reaccionaba. Él se agarró la cabeza y me dijo: ‘esperá, vamos a ver qué hacemos’. Le pedí que me lleve al hospital para que la revisen. Entonces me tapó la boca contra la pared, y me ordenó que le diga al médico que ella convulsionó y cayó. Le dije que sí con tal de que me llevara. Fuimos al hospital en moto y me dejó ahí. Cuando la doctora la vio me dijo que ya no había nada más que hacer, que mi nena estaba muerta”, relató.
Un golpe fatal
La autopsia determinó que Selene tuvo un fuerte golpe en la cabeza que le provocó un derrame y un paro cardiorrespiratorio. Aguirre apunta a Lovera. Dice que él la golpeó en la arenera cuando ella dormía.
“Creo que fue a la madrugada, pero no recuerdo, no tengo nada en mi mente. Pienso y no sé qué pasó. Por eso en el juicio esperaba que me digan cómo murió mi hija, que él diga por qué lo hizo. Nunca pensé que iba a pasar algo así”, asegura.
Sobre las expectativas que tiene con respecto al futuro juicio, Aguirre responde: “Quiero que se sepa la verdad, que me digan cómo golpeó a mi hija o qué le hizo para que ella tenga ese golpe que la mató”.
Expectativa
A la espera del nuevo juicio, la joven convive junto a otras 46 internas en el complejo penal del sur posadeño. Reconoce que al principio no fue fácil, pero que lentamente se ganó su lugar y, además, el afecto de sus compañeras.
“Aprendí a hacer muchas cosas acá adentro, como panadería, crochet o pintura. Hasta aprendí a jugar al vóley. Lo importante es aprender a convivir con personas que nunca conocí antes, y entre todas nos ayudamos, a veces con una palabra. Siempre fui muy familiera y lo poco que tengo lo comparto con las chicas. Creo que esos momentos es lo que más rescato de este lugar”, subraya.
Sin dudas, el alojamiento tras las rejas marcó un antes y un después para la joven. De todas maneras, asegura que cuando salga de prisión buscará ayudar a las mujeres que viven en esa condición.
“Estar presa es algo muy triste, pero también se puede aprender mucho. Por eso en la medida que puedo trato de ayudar a las chicas que no reciben visitas. Hay algunas que no tienen ninguna compañía. Y por eso cuando me preguntan qué necesito, pido cosas que nos puedan servir a todas”, dice, y no tarda en agregar que “en el futuro, cuando esté afuera, voy a tratar de ayudar a las chicas que lo necesitan, traerles elementos de higiene y esas cosas, porque cuando una cae acá viene sin nada”.
Con los ojos puestos en el debate, a la espera de que el Superior Tribunal de Justicia resuelva quiénes serán los jueces, Victoria Aguirre cierra con un pedido. “Lo que más quiero es saber cómo murió mi hija”, concluye.
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