La publicación en el portal informativo Jornal Noroeste de Brasil, en la que se hace alusión a un fallo de un juez negando la licencia para la construcción del complejo hidroeléctrico Garabí-Panambí, es una señal positiva respecto a la defensa del medio ambiente de la región frente al avance de los pro-represas como método de solución a la falta de energía.<a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/254374/prohibieron-licencia-ambiental-para-la-construccion-de-garabi.html">Esa resolución judicial del magistrado de Santa Rosa, Rafael Lago Salapata, sostiene que el proyecto a cota 130 en Panambí “provocaría daños directos e indirectos” a la unidad de reserva ecológica, en este caso, el parque Estadual do Turvo,</a> con una extensión de 17 mil hectáreas, de las cuales la principal atracción son los Saltos del Moconá en el límite con Argentina, con 1.800 metros de longitud y 10 de altura (cuando otra represa, Foz do Chapecó, permite verlos así).Entra en medio de la cuestión judicial, el futuro de Eletrobras en el vecino país (la empresa de energía es socia de la Argentina en el proyecto de la represa), ya que el presidente Michel Temer la quiere privatizar antes de finalizar su mandato.De este lado del río Uruguay, han pasado apenas unos días desde que el saliente gobernador correntino, Ricardo Colombi, pidió en una cumbre de mandatarios provincial la construcción de Garabí. Se sospecha que el mandatario ya conocía para entonces, que levantar Panambí en tierra misionera iba a resultar difícil, sumando también la exigencia de un plebiscito previo, del que no se habla por el momento.Como ya se ha publicado en este Diario, desde que asumió Cambiemos vienen sosteniendo que proyectos como Corpus y Garabí son las “joyas” de la generación de energía para la Nación.Sin embargo, por más intencionalidad que pretenda imponer un poder estatal, al menos se conoce que hay una Justicia como la del Brasil dispuesta a defender los recursos naturales de un destino como los Saltos del Moconá.
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