Como una muestra de “amor” hacia el filósofo Darío Sztajnszrajber no hubo una sola butaca vacía en el auditórium del Montoya durante la conferencia que brindó, el jueves a la noche, sobre la deconstrucción del amor. Con una fila de media cuadra de personas quienes otra vez se quedaron sin la posibilidad de escucharlo cara a cara, el filósofo quien no encaja con lo que podría considerarse un filósofo “normal” (que todos se aburran o se duerman oyéndolo, por ejemplo) se tomó unas dos horas para interpelar la construcción occidental que se concibe sobre el amor, la sexualidad, la reproducción, la monogamia y el matrimonio.“El amor es derrota. Si ganás no es amor”, disparó como para arrancar de su zona de confort a los oyentes. Sin dudas es el filósofo que habla para incomodar. De forma clara y sin vueltas. Es simpático, irónico y tiene un enorme carisma para decir lo que dice “¿Quién es más importante en el amor? todo el mundo se llena la boca diciendo que el otro es el más importante, pero cuando uno ama siempre está haciendo del otro un medio para su propio bienestar. Una forma de deconstruir el amor es mostrar como uno, que dice que lo más importante en el amor es el otro, lo que suele hacer es suprimir al otro. Todo lo contrario del amor”.EjercicioToda la charla fue una especie de ejercicio de deconstrucción con una serie de ejes, como la idea de amor y economía. “¿Hasta qué punto en el amor se gana o se pierde. Yo defiendo que el amor es básicamente una derrota. Perdés. Es una actividad absolutamente aneconómica y si ganás no es amor. Es negocio. Donde el otro se vuelve parte de tu expansión”, reflexionó.Su búsqueda también supuso poder separar cuatro ámbitos que generalmente van muy unidos y que son el amor, la sexualidad, la reproducción, la monogamia y el matrimonio. “En ese combo se juega algo, porque nuestra tradición junta todo. Como que el amor se expresa institucionalmente en el matrimonio, este está basado en el presupuesto filosófico que es el monogámico, se supone que el amor existe para la reproducción de la especie y para que esto haya tiene que estar presente el placer y desde ahí la sexualidad está puesta en función de eso, si logramos hacer explotar esa unidad entre esas cinco líneas vamos a visualizar otra idea de amor”, propuso.“Todo el mundo ama, o cree que ama pero la filosofía va a molestar un poco a ver qué hay detrás de esas creencias”. Toda su presentación giró en torno a interrelaciones de lo que se considera que es la “normalidad”. El público lo acompañó con risas, interactuando y pensando. Amor en tiempos de revuelta tecnológicaMomentos antes de su conferencia Sztajnszrajber atendió a la prensa en el auditórium de OSDE, empresa responsable de su visita, donde también se tomó un tiempo para hablar de amor y redes sociales. “El amor es algo con lo que convivís todo el tiempo pero de poca reflexión provocativa, porque hay temas con los que no te metés. Todo el tiempo la filosofía tiene que vérselas con aquellos temas que en general se dice que no valen la pena ser pensados, y el amor en tiempos de revolución de la informática es uno de ellos. Yo soy de los que piensan que el impacto tecnológico está modificando de raíz todo, incluso la vincularidad y no creo que un vínculo por las redes sociales sea simplemente un accesorio para vincularse, sino que creo que está transformando de raíz el vínculo. No es una forma más, sino que cambia la idea de lo que es un ‘otro’. Cambia la idea de lo que es relacionarse con alguien. Creo que entonces, no es secundario. No es que exista un vínculo ‘real’ que es el que tenemos ahora cara a cara, y después tenemos un vínculo ficticio o secundario, que es el de las redes, no, las redes son la realidad y habilitan nuevas facetas de lo real en términos amorosos, en términos políticos o en términos identitarios. Recién estamos pensando lo que puede llegar a generar la tecnología en relación a esos vínculos. Es muy nuevo, y uno está todavía como sujetado y apresado a una idea vieja”.
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