El último tramo del juicio oral y público por la Masacre de Panambí comenzará a desarrollarse el próximo martes 28 con el inicio de los alegatos. Es decir que las partes expondrán sus argumentos con el objetivo de fundamentar y tratar de hacer prevalecer lo que consideran correcto ante al Tribunal Penal 1 de Oberá. Pero, ¿qué ocurrió durante las nueve jornadas del debate o qué sensación quedó en la sociedad respecto a lo ventilado acerca de uno de los hechos más atroces en la historia criminal de Misiones? Primero los tres imputados, todos oriundos de San Javier, se dijeron inocentes a la hora de ser indagados. Sin embargo, luego de la ronda testimonial, quedaron más dudas que certezas con respecto a lo manifestado por acusados y testigos. Para ello debe graficarse lo que sucedió el 25 de mayo de 2014, a las 19.30 en una vivienda situada a la vera de la ruta provincial 5, altura del Kilómetro 7 de Panambí, cuando fueron rociados con alcohol y prendidos fuego cuatro integrantes de la familia Knack (la pareja y sus dos hijos murieron a raíz de las severas lesiones). Cristian Knack (25), una de las víctimas, antes de morir, denunció dos puntos claves: reconoció a uno de los cinco asaltantes -al que se le salió la capucha- como un exprefecturiano o prefecturiano que hacía un año frecuentó el aserradero de su familia y dijo que los delincuentes -quienes se llevaron más de 400 mil pesos-, huyeron en un VW Bora de color gris oscuro. Uno de los detenidos, Juan Ramón Godoy, era propietario de un auto similar. Los otros dos coimputados, el exprefecturiano Pablo Julio Paz y el chapista Marcial Alegre, fueron aprehendidos luego de que un llamado anónimo avisara a la Policía de su presunta participación en el hecho. Esta advertencia fue calificada por Paz y Alegre como “falsa denuncia realizada por un exadministrador del Ingenio Azucarero que mantenía un conflicto por una deuda y de ribetes políticos” con el chapista. Nunca se supo quien hizo dicho llamado. Pese a los intentos por despegarse del cuádruple homicidio, se dejó en claro en el debate que dos de los acusados dejaron evidencia biológica en la escena. Una huella digital del exprefecturiano fue hallada en la caja de zapatos donde Oscar Knack -también fallecido tras el ataque- guardaba su dinero. El ADN de Godoy en tanto, fue encontrado en un cabello que quedó en una media de nylon femenina, a su vez hallada sobre la mesa. La defensa intentó cuestionar la toma y levantamiento de la huella digital, sin embargo un experto de la Policía Científica explicó la prolijidad del procedimiento y no dejó dudas. Ratificó inclusive que una marca de roce en el rodado de Godoy era compatible con la fricción contra una rama, ya que testigos vieron un auto de igual marca y color colisionar contra una planta de gran tamaño, poco antes del mediodía del día del hecho, a pocos kilómetros de la vivienda de los Knack. En cuanto a la muestra genética, los defensores no tuvieron la ocasión de poder confrontar a la bióloga a cargo, debido a que el Tribunal no hizo lugar a su citación para comparecer. Ante este panorama, decidieron solicitar que Gendarmería Nacional haga un informe respecto a las pericias en la escena por parte de la Policía, que a su criterio fueron irregulares. También denunciaron la desaparición de una evidencia clave -la citada media de nylon-, algo que fue desmentido por el Tribunal. Acerca del pedido, se sabrá si es autorizado por los jueces el martes 28.Los testimonios y las dudasA más de tres años del hecho, tres testigos apelaron a su buena memoria y ubicaron al VW Bora en cercanías a la escena del brutal ataque. Dos vecinos del Kilómetro 13 de Panambí lo vieron ingresar en su chacra y salir rápidamente antes del mediodía del domingo 25 de mayo de 2014 (el día del hecho). Mientras que la exsuegra del imputado Juan Ramón Godoy, dijo haber visto el auto guiado por su exyerno en cercanías a Mojón Grande – a 40 Kilómetros de la escena- entre las 18 y 18.30 de ese fatídico día. Como contrapunto, la expareja del dueño del rodado, dijo que él no se movió de su casa en el horario en que se produjo el mortal asalto. Un vecino del imputado, quien por dichos del acusado estuvo compartiendo almuerzo y merienda con su familia, no solamente dijo que no fue así, también afirmó que el acusado le ofreció “cometer un atraco en un aserradero”.En coincidencia con estas afirmaciones, un excuñado de Godoy señaló que el otro coimputado, Marcial Alegre, le sugirió “asaltar a su patrón en Virasoro” y todo esto acompañado por la escalofriante frase “no tienen que quedar testigos, si es posible quemar todo”. No obstante, testigos ubicaron a Alegre en su panadería de San Javier hasta una hora antes del hecho (dos empleados) e incluso un cerrajero del pueblo dijo que habló con él frente a su local, en el mismo horario en que atacaban a la familia.Por su parte, la pareja del exprefecturiano, quien es docente, también dijo que su marido estuvo en su casa. Los tres hombres en el banquillo de los acusados aportaron datos de llamadas telefónicas que hicieron el día del hecho y en horarios aproximados al ataque a los Knack, lo que fue corroborado por sus familiares. Acerca del VW Bora, no se debe dejar de mencionar que, a pedido de la defensa de los acusados, declararon dos jóvenes que pasaron frente a la casa de las víctimas y tras el ataque, a bordo de un VW Gol Power de color gris. Los testigos vieron a una persona irreconocible, se asustaron y se fueron. Esto sembró dudas sobre la declaración de Cristian Knack, que dijo ver un Bora.
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