Palabras de la misionera Eliana Krawczyk posteadas por una colega y amiga de la tripulante de la nave desaparecida hace 17 días. En las redes se encuentran muchísimas manifestaciones de admiración, dolor, impotencia con respecto a la tragedia de estas 44 almas, y ésta realmente vale la pena leerla completa.
Cecili Di Carlo continúa diciendo: “Palabras que quedarán por siempre grabadas en mi memoria, recordando el día exacto y momento en que las dijiste. Hoy solo quiero que el mundo entero sepa quien era realmente ELIANA KRAWCZYK…era mucho más que la primera submarinista de Sudamérica o la única mujer embarcada en el San Juan.
La conocí en diciembre del año 2003 cuando fuimos a rendir a la Escuela Naval, éramos civiles compartiendo la misma ilusión de ingresar a la fuerza. El destino quiso que de las 800 personas que fueron a rendir justo me tocara compartir camarote con ella. ‘Hola soy Eli, soy de Misiones’ me dijo así, amable, carismática, con esa luz especial.
La primera noche no durmió nada, estudió y repasó y no dejaba de hacerlo. ‘No pienso dormir, acá vine para entrar o entrar’ me dijo. ¡Claro! Resulta que ya me había contado que estaba en el límite de la edad para hacerlo. Después dejo un rato de estudiar y me contó un poco de su vida porque ella era así, siempre estaba contando algo) vida difícil si las hay, su mamá había fallecido, al igual que uno de sus hermanos, ella casi que se había hecho cargo del resto de la familia, y para costear el viaje y la inscripción a la ESNM había trabajado en un locutorio…
En fin, contar la historia le duró un par de horas, entre algunas lágrimas que se le caían (porque era altamente sensible) y carcajadas y ahí dije: ojalá que esta mina entre, porque de verdad se lo merece.
Y así fue, su esfuerzo y sacrificio dieron sus frutos porque entre 800 personas, logró entrar entre los 200 cadetes que harían el reclutamiento. Durante los 4 años de escuela siempre pero siempre se esforzó por aprobar, por mejorar, por superarse a sí misma… y le costaba y mucho.
Son innumerables las noches que la vi despierta, estudiando. Y no bajaba los brazos. Su norte y su ángel: su mamá, a la que más de una vez todas le pedimos que nos ayude a pasar algún final difícil. Ella era ‘Krank’ para sus compañeros y la de apellido difícil para el resto jeje.
Siempre con una sonrisa, el alma de las fiestas y la más fiestera sin dudas… Tomaba el mate más asqueroso del mundo, bien misionero, muy caliente y la yerba más amarga que puede existir… Todo lo que tenía en fortaleza, lo tenía en sensibilidad, en el amor por proteger a los animales, algo inexplicable en ella.
Rescató a dos perros de la calle, que estaban en situaciones deprorables Floppy y Ramirito los curó y les dio el más grande amor, eran sus hijos. La esperaban ansiosos después de cada navegación, todos los días llegaba de trabajar y fuera la hora que fuera, el paseo por la playa no podía faltar y no solo era para ellos dos, no se cansaba de ir encontrando perros por la calle y llevarlos a veterinarios y tratar de ubicarlos y darles un hogar.
Realmente no se cansaba, a veces hasta juraría que salía a buscarlos. La he visto subir perros a barcos cuando estaba de guardia, porque al día siguiente se los llevaría para darle una mejor vida. Eso era Eliana…
Y un día nos sorprendió a todas y nos dijo ‘yo quiero ser submarinista, cueste lo que cueste’. ¿Segura? Le decían todos, ‘mirá que no hay mujeres’.
‘Y bueno seré la primera’, decía ella. Y así fue, una vez más su compromiso, valentía, sacrificio, fortaleza y amor por su patria la hicieron llegar a lo que más deseaba y de verdad que lo deseaba.
Eel día que recibió el diploma y le pusieron el submarino en el pecho fue la mujer más feliz del mundo y creo que todos los que la queremos nos sentimos más que felices y orgullosos por ella porque de verdad quiero contarles que le costó y mucho, y sufrió bastante para lograrlo y a partir de ahí comenzó a vivir la vida de submarinista, era de la élite como decía .
Pero lo más lindo era cuando nos juntábamos y nos contaba la vida en el submarino, las navegaciones. Todavía me acuerdo la emoción en sus ojos cuando dijo por primera vez ‘escotilla cerrada sr. Comandante, listos a zarpar’ y para nosotras era una grosa.
Y así era ella, apasionada de lo que hacía, apasionada de servir a la patria desde un submarino…
Casi cinco años navegando en esos bichos negros, chiquitos, cerrados, pero para ella era ‘su lugar en el mundo’ y lo decía: ‘En el submarino me olvido de todo lo malo que pueda pasarme, la paso bomba’, querida por todos, superiores, subalternos, amigos…
La última vez que nos vimos, vino con el submarino a Puerto Belgrano, una gran alegria porque justo pudo estar presente en el bautismo de María Paz y doy gracias a Dios que pudieron conocerse y me dijo ‘ayyy Chechu ojalá algún día yo tenga una beée tan tan linda como ella’.
Podría estar horas escribiendo anécdotas compartidas. Pero sólo quería que la conocieran un poquito de lo que yo la conocí…. mujer fuerte, sensible, profesional y con el corazón más grande que pueda existir.
Todavía escucho y no dejo de escuchar su último audio de WhatsApp: ‘Hola chichis acá estoy en Ushuaia tomando algo en un bar con la plana del Submarino, todos hombres y yo jaja como siempre, pero me cuidan y me quieren’.
Y es así, esta carrera me preparó para ir a la guerra pero no me preparó para despedir a un camarada en acto del servicio y en tiempos de paz… pero de a poco me quiero convencer que se fue haciendo lo que más la apasionaba en el mundo…. gracias a Dios que la conocí y que más de una vez pude decirle lo orgullosa que estaba de ella, para mí era la más grosa, y ahora …. ahora es mi heroína. Hasta pronto querida Krank, gracias por tanto”.
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