El UROS-Z, que estuvo amarrado por más de 20 años en el Astillero Corrientes, apareció encallado en el camping municipal de Empedrado, causando asombro e inclusive temor a los lugareños. Desde Prefectura Naval recomendaron a pescadores y curiosos que “no se acerquen ni se suban” a la embarcación.Según lo publicado por el diario Época, de la vecina provincia, la enorme silueta de lo que se proyectó como un buque de carga apareció encallada cerca de la Perla del Paraná, provocó asombro y no pocas conjeturas sobre su origen y antigüedad.
Los lugareños no lo podrían creer cuando se toparon con la enorme silueta de un barco como salido de las viejas historias de miedo, con las que los mayores suelen asustar a los novatos que salen de pesca por primera vez.
La misteriosa nave despertó los temores más profundos de los pescadores, muy afectos a las leyendas de aparecidos y fantasmas; algo que el adolescente del grupo se encargó de exorcisar con la modernidad de su teléfono celular y ni bien tuvo señal de 4G, convirtió las fotos y filmaciones en trending topic de las redes sociales.
En pleno siglo XXI, el perfil herrumbrado del UROS-Z causó asombro hasta un poco de temor para quienes están acostumbrados a hacer sus excursiones de pesca y habituados al paso de las pesadas barcazas que van y vienen hacia puertos paraguayos.
Su aspecto fantasmagórico hacía creíbles esas viejas leyendas de barcos hundidos que recobran vida y justifican los cuentos de luces malas y plata ybiguy, herencia que viene de lejos sobre entierros de oro y plata, de los tiempos de las guerras fratricidas.
La explicación es más sencilla, no deja lugar para el misterio o la mística. Tiene que ver con el apogeo y la decadencia de la industria naviera provincial con epicentro en los otrora productivos Astilleros Corrientes.
El UROS-Z es un barco que estuvo amarrado durante 20 años en un canal secundario de los astilleros, que marcaron hitos importantes en la historia naval comercial de la República Argentina y en su apogeo, en la década de los 80, hasta fueron capaces de botar dos plataformas de explotación petrolera.
De acuerdo con la información recolectada por periodistas del sitio Época se trata de un buque en construcción, que estaba amarrado en la planta industrial de Astilleros Corrientes que se soltó y derivó hasta su encalladura en inmediaciones de El Sombrero y Empedrado.
De acuerdo a los datos técnicos brindados por autoridades de Prefectura Naval, la embarcación -nunca terminada- se desprendió de sus amarres y alcanzó el canal en el kilómetro 1200 de navegación del río Paraná y derivó aguas abajo, hasta llegar al kilómetro 1142 en un punto intermedio entre las dos localidades mencionadas, aunque en jurisdicción de la Perla del Paraná.
Al respecto, el jefe de Prefectura Corrientes Roberto Galvaliz, señaló que no era un barco, sino un casco de un buque cuya construcción nunca finalizó y aclaró que se trata más bien de una barcaza, que es una embarcación plana que se utiliza para transporte de carga. Es frecuente verlas transitar en nuestro río Paraná con remolcadores, indicó.
A su vez, comentó que debido a la legislación argentina, se permite que las barcazas queden amarradas en ciertos lugares sin límite de tiempo.
Esto provoca que si una de estas embarcaciones queda amarrada por años, los agarres pueden pudrirse y romperse, lo que provoca que se suelten.
Galvaliz agregó también que desde Prefectura localizaron al apoderado legal de la empresa Astillero Corrientes, para la notificación de la responsabilidad y el resguardo, para tratar de traer ese barco a puerto, a un lugar más seguro.
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