¡Hola queridos amigos! Estas últimas entregas he venido traduciendo el lenguaje encriptado y simbólico que empleaba Jesús, para poder transformar sus oídos en aptos para escucharlo, de esa manera empezar a ser uno más de los que entiende, de aquellos a quienes Él se refería al decir: Para que entienda el que entienda o aquel que tenga oídos, que escuche.
Para ello me abocaré a la tarea de hacerles entender Su lenguaje, ya que los símbolos traen a nuestra mente la información que encierran, evocando su comprensión.
Así por ejemplo, cuando leemos en (Juan 11:44): ¡Desátenlo! ¡Levántate y camina!.
No solamente Jesús está diciendo que le saquen las vendas a Lázaro para que pueda levantarse y andar sino que expresa mucho más.
El desatarnos implica el soltarnos de las ataduras terrenales, y ¿cuáles son éstas?
Los sentimientos mal elaborados y peor empleados durante nuestra existencia, que a lo largo de ésta acarrean relaciones encontradas y hasta perversas.
Y ¿cuáles son las tijeras que cortan dichas ataduras?
El perdón, el ser agradecido, para poder iniciar el camino de la purificación.
¡Levántate! Es una orden y su significado es: Deja de reptar como una serpiente y reconócete como el ¡Ser Divino que Eres! Deja de estar muerto al espíritu y ¡camina hollando mis pasos! Imítame, ¡Yo Soy el camino!
Lenguaje simbólico
No el intelecto es quien puede descifrar el código
que en lo secreto de Tus palabras guardas.
Los símbolos solo le dicen a él
lo que expresa la geometría muerta.
Al lenguaje simbólico lo descarta por insano,
cuando todo el conocimiento está allí al alcance de su mano.
El hombre debe extenderla
y abrirse de los límites autoimpuestos a su conciencia,
y así ante sus ojos se develará la magnífica ciencia
que ensancha el corazón preparado
y empequeñece el entendimiento del taimado.
Sólo ante el Ser se debelarán los símbolos, códigos ocultos y lenguajes metafóricos y simbólicos empleados por el Divino, para alimentar el espíritu de sus elegidos.
Su memoria ancestral reverdece con la sola visualización de los símbolos. Al llegar la imagen a su retina, despierta ecos de antiguos conocimientos que el Ser lleva dentro, y sólo debe bucear en su interior para hallar su significado.
Esos códigos que la retina no capta, porque están debajo de la letra impresa e intelectualizada, tienen la capacidad de abrir puertas en el inconsciente y llevar al Ser a su autorreconocimiento.
El intelecto está ligado al ego y se desarrolla a la par de la personalidad; todos ellos competen a la forma, a lo físico que deberían acompañar sin perturbar el desenvolvimiento del Ser.
Las capacidades de éste, deben ser desarrolladas y su escuela es otra. Su ciencia es diferente, si bien ocupa la base física para expresarse en este plano, su captación difiere diametralmente de lo que capta el ser humano.
Cuando el ser humano aprende un idioma por ejemplo, lo último que capta son los chistes y es porque el sentido del humor ocupa muchas asociaciones que van más allá de lo escrito, graficado o dicho, para hacer que en nosotros provoque la risa.
La Divina inteligencia que en todos nosotros está es despertada por las manifestaciones de su misma naturaleza. Sean ellas, por ejemplo: símbolos, un lenguaje simbólico, códigos secretos en las palabras que a la vista no salten, pero tienen la particularidad de asociar sentimientos en lo profundo, que hagan cambiar la vibración de esa persona, llevándola a que se interese de todo aquello que de lo Divino viene, confiriéndole a su vez discernimiento.
Hacen ya unos años, mi hija escuchó en sueños: Los mensajes escritos en códigos secretos y en idiomas ya desaparecidos, serán descifrados para dar a conocer al ignorante. ( En este lenguaje simbólico, el ignorante es aquel que desconoce las cosas del espíritu, que son comprendidas por el corazón, no por el intelecto).
Y la ignorancia más perversa a la que el hombre está sometido, es la de ignorar su divinidad.
Creo, queridos amigos, que habrán comprendido que mi tarea es sacarlos con amor, de dicha ignorancia.
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