A puro aliento, la barra de Huracán e integrantes de Zambatuke acompañaron los restos de Silva y su hija desde el club hasta La Piedad. Siempre quiso que estemos todos juntos, hoy lo logró, dijeron sus amigos en el entierro. Las tres víctimas fatales del siniestro vial en Pouso Redondo, Santa Catarina, recibieron el último adiós ayer por la tarde.
Pintada de rojo y blanco, como siempre la soñó. Así fue la despedida para Carlos Luis Flecha?Silva (55) y su hija Nabila (7). Este viernes por la tarde, una multitud despidió al exarquero de Huracán de Posadas por las calles de Rocamora a puro ritmo de samba y con la pelota bajo el pie, tal como hubiese querido, al decir de los amigos, que lo lloraron en medio de un homenaje donde no faltó el color, la música y la emoción.
El tributo contó con el ritmo de la batucada Zambatuke, de la que Silva formaba parte, y con el aliento incansable de los hinchas del Globo posadeño, testigos de su paso por el arco y las inferiores del club. Esas dos pasiones se manifestaron ayer a pleno bajo el calor de la siesta misionera y se apropiaron por completo de las calles del barrio Rocamora.
Tal como PRIMERA?EDICIÓN anticipó, la despedida de Flecha y su hija se llevó a cabo en la sede social del club de sus amores, sobre avenida Santa Catalina y López y Planes. Los cuerpos llegaron durante las primeras horas de la madrugada y, desde entonces, fue incesante el arribo de familiares y amigos.
En sus más de 86 años de vida, el club quizás nunca vivió en su propio seno tamaña muestra de afecto. Compañeros de equipo, adolescentes hoy ya jóvenes que Silva supo formar en las inferiores, sambistas, vecinos del barrio La Querencia -donde vivía-, colegas de la Municipalidad posadeña y amigos de la vida se dieron cita en la tradicional esquina para despedirlo.
Los presentes también entregaron fuerzas a Lorena Lindstrom (42) y Lautaro (6), mujer e hijo de Flecha y sobrevivientes de la tragedia, quienes mostraron notable entereza y estuvieron presentes en el club durante casi todo el día.
El recorrido más difícil
La hora marcada. 14.45. Los presentes se agolparon ante los féretros y brindaron un cerrado aplauso que acompañó la salida de Silva y la pequeña hasta los coches fúnebres que aguardaban afuera.
Tal como estaba previsto, el cotejo se realizó de a pie. La barra del club, que aguardaba afuera, se hizo cargo de la custodia de los cuerpos y acompañó las diez cuadras de distancia hasta el Cementerio Municipal La?Piedad tal como lo hacen en la tribuna cada vez que juega Huracán.
El día que me muera, yo quiero mi cajón, pintado rojo y blanco, como mi corazón, entonaron los hinchas, que tiñeron de esos colores el paso del cortejo por la avenida Santa Catalina.
Alrededor de las 15, la caravana llegó hasta la esquina del camposanto. En ese lugar se produjo otro momento emotivo. Allí esperaban los integrantes de Sambatuke, quienes munidos de tambores y otros instrumentos dedicaron una última samba al amigo.
Los carros fúnebres se detuvieron allí durante varios minutos. Esto es una fiesta, así hay que despedirlo. Flecha hubiese querido algo así. Siempre tenía una sonrisa para regalar y yo estoy seguro que ahora, desde arriba, nos la está obsequiando otra vez, dijo uno de los presentes, con lágrimas en los ojos, sí, pero sin perder, él mismo, la sonrisa.
Silva y su hija arribaron a la última morada a las 15.15. Las más de 300 personas que acompañaron el cortejo rodearon la fosa. Los cánticos no se detuvieron: Flecha, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo…..
Alfredo Gamarra, amigo personal de Silva, fue el encargado de romper el hielo. Todavía no caigo. Él luchó por la murga, por el Globo. Quería que estemos todos juntos y hoy lo logró. Eso habla de la personalidad y es algo muy difícil de conseguir. Se nos va una gran persona. Ahora estaremos firmes para contener a la familia, cerró emocionado.
Durante la ceremonia también habló un referente de la barra de Huracán. Te damos las gracias por todo lo que nos enseñaste. Y te pedimos disculpas por lo que no te entendimos. Que se haga la voluntad de Flecha y que todos los hinchas vayan a la cancha a ver a Huracán, sintetizó.
Por último, uno de los referentes de Sambatuke tomó la palabra: Quedó demostrado lo buena persona que era. Buen viaje, Flecha, acá seguiremos haciendo lo que más te gusta, finalizó, con el sonido de los tambores atrás.
Tras la inhumación, la multitud lentamente se dispersó, aunque quedaron junto a la familia los sambistas y la barra. Se siente, se siente, Flecha está presente, entonaron sobre el final de la tarde, sin ocultar el dolor, pero con una sonrisa en el rostro. Ese es el legado que, aseguran, les dejó Flecha.
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