La Justicia intenta establecer si le cabe algún grado de responsabilidad con respecto a las heridas que sufrió la víctima. El padrastro está acusado del delito de lesiones agravadas.
Una segunda detención es la que se produjo anoche en la causa que investiga una serie de presuntas torturas a las que fue sometido un niño de apenas 1 año y 7 meses en el barrio San Onofre de esta ciudad. Se trata nada más y nada menos que de la madre de la criatura, quien anoche fue aprehendida por la Policía provincial tras una orden que desde ayer pesaba sobre sus espaldas.
La resolución fue adoptada por el magistrado Carlos Giménez, titular del Juzgado de Instrucción 7 y a cargo de la investigación, quien intenta determinar si existió algún tipo de responsabilidad -ya sea por acción o por omisión- de la joven de 18 años en los episodios que se investigan.
Al respecto, PRIMERA EDICIÓN pudo saber que efectivos de la comisaría seccional Decimoprimera, dependiente de la Unidad Regional X, materializaron el requerimiento judicial tras una intensa búsqueda por el sur posadeño.
Tal como este Diario informó días atrás, en razón de los elementos que obraban en el expediente, Giménez ordenó la inmediata detención del padrastro de la criatura, también de 18 años. El mismo se encuentra acusado por el delito de lesiones agravadas. Su pareja, en tanto, fue notificada sobre la instrucción de una causa pero Giménez ordenó que permanezca en libertad.
Sin embargo, con el transcurrir de las horas y nuevos elementos que constan en la instrucción es que el juez procedió a emitir una orden de detención sobre la mujer. Según se supo, se trataría de una medida preventiva, hasta tanto se establezca si tuvo algún tipo de relación con las torturas que sufría su hijo.
El pequeño, en tanto, permanece alojado en un hogar especializado bajo cuidados de un grupo de trabajo integrado por asistentes sociales y psicopedagogos, entre otros profesionales. Por fortuna, el mismo se encuentra fuera de peligro.
Efectivos de la Decimoprimera arribaron entonces a un asentamiento ubicado sobre calles 71 y 168, donde se entrevistaron con el padrastro y la madre del pequeño. Ambos negaron cualquier situación, pero entonces los policías pidieron ver al niño. Cuando lo trajeron, el mismo presentaba escoriaciones y hematomas azulados en el rostro, tres improntas dentales en el tórax (mordidas), abscesos en el hombro derecho y en el cuello, escoriaciones en las orejas y múltiples rastros de golpes en los miembros superiores e inferiores.
Allí mismo fue detenido el padrastro y la criatura fue rescatada para ser alojada en el respectivo hogar, emplazado en el centro posadeño. Los vecinos ratificaron la denuncia telefónica y confirmaron sus sospechas, tras asegurar que en más de una oportunidad habían escuchado a los padres gritar callate y dejá de llorar al pedo, además de golpes y otros episodios de presumible violencia que ahora la Justicia investiga.
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