La Cámara de Apelaciones rechazó la recusación del juez de Instrucción planteada por uno de los detenidos. Ratificó además la imputación por la masacre del 17 de diciembre de 2015.
La Cámara de Apelaciones en lo Penal y de Menores de la provincia dio un paso clave para que la investigación por el doble crimen del barrio Tacurú de Posadas continúe su camino hacia su posible esclarecimiento. Los jueces resolvieron rechazar el pedido de recusación planteado en contra del juez de Instrucción 3, Fernando Luis Verón.
Con esta decisión tomada por los camaristas, el expediente retornó al Juzgado de calle Santa Fe casi Rivadavia, donde se encaminaría hacia la realización de las pericias y testimoniales pendientes previas a la elevación a debate de la causa.
La recusación al juez Verón fue presentada por Pablo Luján, defensor de uno de los dos detenidos, Martín Vedoya, misionero sindicado como presunto instigador de los homicidios de Sebastián Vega (36) y Rodrigo Ibarra (27) ocurridos durante la madrugada del jueves 17 de diciembre de 2015 en una esquina de la chacra 97 de Posadas.
El mismo aprehendido también apeló su imputación como mentor o cerebro del aberrante hecho caratulado como homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y criminis causae, calificado por la utilización de arma de fuego.
Para la Cámara no fueron suficientes los cuestionamientos planteados y ratificó la acusación que figura en el expediente, por lo que el sospechoso continuará detenido y seriamente implicado en la masacre a balazos, una de las mayores con ribetes mafiosos de la capital misionera.
A dos años y tres meses del doble crimen, en la condición de imputado y detenido de Vedoya continúa el paraguayo Luis Morínigo. El primero como presunto planificador y el restante como uno de los tiradores que acribillaron dentro de un Chevrolet Agile a Vega e Ibarra.
Pero resta un actor determinante para los investigadores, ya que continúa prófugo el temible paraguayo, oriundo de Ciudad del Este, Carlos El Negro Rojas, quien habría impartido las órdenes de matar a Sebastián Vega por una mejicaneada con un cargamento de marihuana secuestrado por Gendarmería.
En cuanto a Rodrigo Ibarra, el destino se le habría desplegado como sangriento infortunio porque esa noche solo acompañaba a Vega a la supuesta compra de un arma de fuego y nada lo vinculaba al macabro ajuste de cuentas.
Según y tal como lo adelantó en exclusiva PRIMERA EDICIÓN, El Negro Rojas y Morínigo, tras la citación a la Costanera del Acceso Oeste a Vega e Ibarra, fueron quienes los sorprendieron y balearon.
Vega fue citado minutos antes por otro de los imputados en la causa, amigo o allegado directo, quien fue liberado días después. Con un llamado de celular habría conseguido que la víctima salga de la casa de la hermana.
Tengo lo tuyo, le habría dicho ese imputado antes de citarlo a la intersección de las avenidas Chacabuco y Costanera Oeste, donde entregó a Rojas y Morínigo.
A este involucrado se lo acusó solo de participación secundaria en el doble homicidio y está libre pero supeditado a la causa, ya que no se pudo obtener pruebas que contrapongan su coartada, la de no tener conocimiento que la cita era para asesinar a Vega.
En cuanto a los demás acusados, un empleado de EMSA, su esposa y la hija de ambos, continúan acusados por el delito de encubrimiento, pero también fuera de prisión porque no se pudo comprobar que supieran, de antemano, de la planificación del doble asesinato.
Solo se estableció que ayudaron a Rojas y a Morínigo a escapar de la Policía. Primero, habrían llevado hasta Paraguay a Rojas y luego a Morínigo hasta Puerto Iguazú, en un Peugeot 408.
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