El Gobierno de Mauricio Macri busca ponerse en sintonía con el FMI para conseguir el blindaje. Harvard advirtió que una recesión en Argentina es inminente y será seria. El efecto sobre Misiones y la relación política con la oposición. Mientras Mauricio Macri y el Gabinete sobreactúan en los medios de comunicación (con mayor presencia desde la corrida cambiaria), asegurando que lo peor ya pasó y que superamos exitosamente la crisis del dólar y las LEBAC la mirada internacional está puesta en qué hará la Argentina con su economía.
Especialmente desde los países miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI), que deben decidir si otorgan un blindaje crediticio multimillonario en dólares. Que no será la salvación al problema económico-financiero sino la posibilidad de ganar tiempo hasta la cercanía con las elecciones presidenciales del año próximo. Un estiramiento de la agonía altamente costoso.
El gran problema del país es su deuda. La externa, la engrosada por Cambiemos en menos de tres años de gestión incluidas las LEBAC y la altísima tasa del 40%, que ponen en jaque las reservas del Banco Central y a la economía en general, porque a la Argentina le faltan dólares para hacer frente a los compromisos. La moneda norteamericana mejoró su posición mundial frente a otras como el peso y, en las arcas del Gobierno, escasean por la fuga que se produce en diferentes ámbitos.
El diagnóstico es muy bien conocido por el gabinete económico de Mauricio Macri. El problema, además de la falta de miles de millones de dólares en el país, es que los funcionarios no admiten que varias medidas tomadas por ellos son adversas a la actual situación de la Argentina. Y que muchas, aunque cueste admitirlo, fueron bien pensadas por la gestión kirchnerista y debieron continuar en el tiempo como la protección a la industria nacional con limitación de importaciones. Pero el eje del mal de la economía es la falta de dólares.
Esa contradicción de saber qué pasa pero no querer intervenir por razones políticas y por falta de experiencia en la ingeniería financiera del Gobierno, podría terminar en pocos meses en una crisis mayor a la del martes pasado. Por lo tanto, la alianza gobernante debe ser consciente que lo peor no pasó. Puede pasar antes de las elecciones de 2019.
Recesión inminente
A ningún político sea del partido que fuere le gusta hablar de ajuste. Sin embargo, tanto los técnicos del FMI?como los mercados esperan una señal de ajuste argentino. Urgente. Que sea capaz de convencer a los financistas que se puede prestar dinero a la Argentina.
Sin dudas, con los altos costos que tiene desde el punto de vista político y social. En un clima interno adverso a Macri y a sus medidas pero con la ventaja de una oposición atomizada y, en su eje más duro, con el peso de la gestión del pasado reciente.
Porque el ajuste, a esta altura del mandato presidencial, ya no cuenta con la aprobación popular que Macri tuvo al inicio de su mandato, cuando pudo haber tomado las medidas más drásticas y no lo hizo. Hoy, está pagando los costos de no haber transparentado el verdadero estado del Estado y haber puesto en marcha un verdadero programa económico sustentable en el tiempo.
Desde la prestigiosa Universidad de Harvard, la respetada economista cubana nacionalizada norteamericana, Carmen Reinhardt (ex FMI), advirtió la difícil situación argentina. Lo que haga el presidente Mauricio Macri es otra cuestión, pero desde el punto de vista de los mercados, es una señal desde el Gobierno de que quieren respetar las reglas de juego, expresó. Busca apoyarse en la liquidez, es una forma de asegurarse, agregó. Lo problemático es la cuestión de mediano término, hay una interna y otra externa. La interna es crónica, Argentina debe limitar los salarios de empleados públicos. Si no lo hace será muy difícil romper las altas expectativas de inflación, explicó.
También mencionó la cuestión externa basada en un déficit del 5% de la cuenta corriente. No creo que les den financiamiento del 5%. Y es difícil ver cómo toda esta turbulencia, incluso con un desenlace favorable, no lleve a una recesión. Es inminente y será seria concluyó. Otra vez un pedido de ajuste.
Mientras los Presidentes de varias naciones parte del FMI apoyan públicamente a la Argentina, no son pocos los técnicos del Fondo que desconfían del plan argentino. Quienes conocen el manejo interno del organismo internacional, admiten que pocos se animan a responsabilizarse del caso argentino con los antecedentes de gestiones anteriores que se llevaron la carrera de prestigiosos economistas.
El fantasma del default
En términos generales y actuales, la deuda será un tema importante porque, tras una década de tasas muy bajas, los países emergentes la han aumentado considerablemente recurriendo a distintos tipos de financiamiento.
Estos niveles de deuda, enfrentados a un dólar apreciado y a mayores tasas de interés, han elevado el potencial de riesgo de default. En este contexto Argentina tiende a ser, quizás, el país que marque la tendencia y por ello ha ganado la atención mundial.
En el mundo temen que nuestro país caiga en default y provoque un efecto dominó sobre otros países emergentes. De allí que tantas miradas se enfoquen en nuestra economía y en las medidas que pueda adoptar el Gobierno.
Passalacqua y el FMI
El Gobernador misionero pidió asumir una posición patriótica y respaldó al presidente Macri en su negociación con el FMI, en momentos donde Nación y Provincias negocian los recortes de fondos que habrá en lo que resta de este año y, peor aun, cómo será el reparto de 2019.
Las negociaciones están entre las potestades del Ejecutivo nacional y, más allá de lo que pensemos acerca de la decisión de Mauricio Macri, hay que asumir una posición patriótica y respaldarla para que sean lo más beneficiosas posibles para los argentinos, dijo Passalacqua en una entrevista con la agencia oficial del Estado, Télam.
El mandatario indicó, también, que Misiones es una de las pocas provincias que no tomó deuda en dólares debido a que cuentan con una administración ordenada y venimos de tres períodos consecutivos de desendeudamiento, que nos llevó de una deuda equivalente a tres presupuestos provinciales contraídas en los 90, a una actual que no supera el 20% del presupuesto.
Sobre la última corrida cambiaria, admitió que el tipo de cambio estaba retrasado y consideró que para los argentinos el tema del dólar es una cuestión cultural en los últimos 50 años, que se convirtió en un refugio obligado para los ahorristas.
Efectos esperados y no deseados
Sin dudas, la mirada interna en medio de la crisis está puesta en la suba de precios por efecto de un dólar en alza. Con una inflación que podría terminar el primer semestre en más del 16%, la continua suba de los combustibles y las tarifas de servicios como energía eléctrica, gas y agua potable, una mayor baja del consumo interno, entre otros efectos.
Sobre el último ítem, la gestión de Cambiemos mira con preocupación el avance en el Congreso del proyecto que pide retrotraer las tarifas de servicios, motorizado por la oposición que, de aprobarse en el Senado, obligaría a Macri a vetarla. Otro impacto en la imagen del Gobierno del que, difícilmente, se pueda recuperar por la sumatoria de medidas antipopulares que habrá que tomar.
Resta conocer la posición de los sindicatos dialoguistas cuando, con el peso de la inflación y el golpe sobre el poder adquisitivo, se vean superados por las bases ya que acordaron un 15% de aumento en los salarios en su gran mayoría. Una cifra que aparece muy alejada de lo que finalmente subirá en todo este año.
La producción y el dólar
En Misiones, el sector tabacalero pidió formalmente la revisión del precio acordado para la presente zafra, teniendo en cuenta la fuerte variación de costos que deberán afrontar para la cosecha que se viene.
En definitiva, piden que se utilice la cláusula gatillo del acuerdo basado en que tras haber cotejado su variación respecto al 14 de marzo (fecha de firma del acta del acuerdo de precios) se observó un incremento del 11,76%. Viendo que esta cifra supera ampliamente a las previsiones de devaluación del 5%, que consensuaron en la oportunidad para el mantenimiento del precio acordado.
Desde el sector forestal, también se dio una señal de alarma. La Asociación de Madereros y Afines del Alto Paraná (AMAYADAP) envió una carta al presidente Macri en la que expresó que la caída en la demanda interna de nuestros productos, las exorbitantes tasas de interés que dificultan notablemente nuestro financiamiento y atentan contra la cadena de pagos. El incremento del costo de la energía eléctrica, combustibles e insumos y una carga impositiva asfixiante hacen de nuestro día a día una verdadera odisea para mantener nuestras industrias en funcionamiento y sus miles de puestos de trabajo.
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