Andrea Mieres (32) está imputada por homicidio calificado por el vínculo. Su pareja, Paulino Olmedo (25), deberá responder como partícipe primario. El debate será en el TP 2.
Una dura condena podrían enfrentar, en caso de ser encontrados culpables, una mujer de 32 años y su pareja, un hombre de 25. Ambos finalmente irán a debate oral y público por el crimen a balazos de María Ester Yess (63). La imputada, Andrea Mieres, es nada más y nada menos que hija de la víctima. Todo apunta que el hecho habría sido cometido para quedarse con un terreno que la mujer se negaba a vender.
Fuentes del caso le confirmaron a PRIMERA EDICIÓN que el requerimiento de elevación a juicio firmado por el representante del Ministerio Público en Puerto Rico, Miguel Ángel Fernández, ya cuenta con la firma del magistrado Roberto Sena, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Puerto Rico.
Sobre la acusada recayó una acusación formal por el delito de homicidio calificado por el vínculo, en razón del nexo de sangre que la unía con la víctima. En tanto, sobre su pareja, Paulino Olmedo, trascendió que deberá responder en el banquillo de los acusados como partícipe primario, lo que quiere decir que, en caso de ser hallado culpable, recibirá la misma pena que pudiera caberle a la mujer.
Se supo además que el expediente será girado al Tribunal Penal 2 de Posadas, donde se desarrollará el debate una vez que tenga fecha de juicio. El mismo podría realizarse recién el año que viene, según las primeras informaciones.
La mujer recibió un disparo calibre 22 milímetros que ingresó por el parietal derecho y salió por el pabellón auricular izquierdo. En principio, se habló de una tentativa de robo frustrada en el local comercial. Después, de una suerte de venganza por parte de un hombre que días antes había salido en libertad tras cumplir una condena por violar a una familiar de la víctima.
La segunda parecía ser la teoría principal. Sin embargo, los detectives de la Unidad Regional IV y de la Dirección Homicidios de la Policía provincial no tardaron en desenmarañar un extenso rompecabezas que conduciría, insólitamente, a la propia hija de Yess.
En principio, las pericias criminalísticas confirmaron que el disparo fatal fue gatillado desde la puerta interior del kiosco y no desde la calle, como se creyó en un principio. La prueba de parafina confirmó aquella teoría, tras dar positivo sobre la hija de Yess. Para los pesquisas, todo comenzó a cerrar.
Los investigadores comenzaron a tejer la oscura trama que los llevó a la pareja de esa mujer. El hombre fue apresado al día siguiente en Caraguatay cuando acababa de desarmar la motocicleta en la que había sido visto merodeando cerca de lo de su suegra la noche del crimen.
De acuerdo a la reconstrucción, una semana antes de ser asesinada, Yess se reconcilió con la imputada y le permitió volver a casa. Mantenían una discusión de vieja data por la venta de un terreno: la madre se negaba a ofrecerlo en el mercado, mientras que la hija quería venderlo sea como sea.
La principal hipótesis apunta, entonces, a que la hija de Yess y su pareja habrían pergeñado el asesinato con el objetivo de finalmente quedarse con el dinero de ese terreno. Y aprovecharon la liberación de aquel condenado por abuso sexual para desviar la atención.
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