El 12 de junio conmemoramos el Día Mundial contra el Trabajo Infantil y es una nueva posibilidad para reflexionar sobre el valor de la niñez en nuestra sociedad.
El cuidado que hemos de dar a los niños y adolescentes de nuestra sociedad, ya que es una gran responsabilidad que compete a todos los estamentos sociales.
Toda reflexión sobre la niñez es una preocupación sobre el futuro de nuestra sociedad. La Biblia presenta la inocencia del niño como un estado privilegiado para recibir el Reino de Dios, porque son dueños de un corazón puro, con gran docilidad, abandono, confianza, entusiasmo, esperanza. Todo esto hace al niño precioso a la mirada de Dios y a los ojos del verdadero discípulo de Jesús.
Son innumerables los casos en distintas partes del mundo donde los niños son mal tratados y la conmemoración del Día Internacional de la Lucha contra el Trabajo Infantil es una oportunidad para tomar consciencia del lugar que le corresponde a cada uno de los niños en la sociedad.
El papa Francisco en su discurso a los participantes en el plenario del Consejo Pontificio para la Familia, el viernes 25 de octubre de 2013 nos recordaba que: Una sociedad que abandona a los niños y que margina a los ancianos corta sus raíces y oscurece su futuro. Cada vez que un niño es abandonado y un anciano marginado se realiza no sólo un acto de injusticia, sino que se ratifica también el fracaso de esa sociedad. Este mensaje tiene aún vigencia como en aquel entonces, ya que no se lo puede olvidar, ni descuidar.
Es bien claro que cualquier tipo de maltrato obedece a una falta de consciencia sobre el mal que se le hace al niño o al joven y no a una condición de maldad inherente a la persona que maltrata (a menos que se trate de alguien mentalmente enfermo). Toda situación de maltrato infantil tiene su origen en la falta de consciencia plena del gran potencial que es cada niño y por la ignorancia respecto al estado tan valioso que vive cada niño. En este sentido es responsabilidad de todo ser humano apostar por la integridad física, psicológica e intelectual de nuestros niños.
Aunque en la cultura moderna, que tiene su foco puesto en la producción y el crecimiento económico, el ser humano es una mercancía a ser utilizado para la producción; esta práctica en inadmisible en ningún lugar del mundo. Es por ello que este día nos ayuda a reconocer el verdadero valor de la niñez para nuestra sociedad. Como nos ilumina nuestro querido papa Francisco en sus reflexiones, la niñez es una riqueza para la humanidad. Es un don de Dios que debemos cuidar y acompañar con amor y entrega generosa para que todo niño de nuestra sociedad pueda llegar a la plenitud de la vida.
Que esta conmemoración sobre el valor de la niñez, sea una oportunidad para tomar consciencia del cuidado y protección que hemos de dar a los niños y adolescentes de todo el mundo. Su alimentación sana, educación e integración plena a la sociedad debe ser la prioridad en todas las comunidades civilizadas. Ojalá que como sociedad podamos apostar al crecimiento sano e integral de nuestros niños, superando todas las tendencias de indiferencia que nos aleja del verdadero espíritu cristiano y humano.
Que esta invitación de nuestro gran Maestro, Jesús, ¡Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan!, sea un verdadero compromiso de toda la sociedad para sostener el desarrollo integral de la niñez en nuestra sociedad. Que sepamos cumplir con este mandato, ya que los adultos somos la fuerza, ante la fragilidad de todo niño de nuestra sociedad.
P. Juan Rajimón
Misionero del Verbo Divino
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