La falta de aciertos en materia económica castigará más a las familias en cuatro items: salarios, tarifas, impuestos y pérdida de fuentes laborales. En el agro, los productores profundizarán su crisis con la fuerte suba en los insumos.
Terminado el debate sobre el aborto no punible, en medio incluso del Mundial de Fútbol de Rusia, una visita de compras a un supermercado es capaz de sacudir a cualquiera y ponerlo rápidamente en la agenda económica con un dólar imparable y una inflación maquillada que, aún en ese estado, preocupa profundamente a los argentinos.
La corrida cambiaria, la llegada del primer desembolso del FMI en esta la semana que comienza, otro súper martes financiero con el vencimiento de alrededor de 40 mil millones de dólares con las Lebacs, siguen provocando sacudones en el Gabinete del presidente Mauricio Macri que, tras bancarlo fuertemente en el cargo, decidió echar al titular del Banco Central, Federico Adolfo Sturzenegger.
Tal como se explicó el domingo pasado en este mismo espacio, el saliente funcionario (que fue parte de la crisis económica en el gobierno de Fernando de la Rúa), fue el promotor de la creación de las Lebac, una pesadilla que ahora le toca atravesar a Luis Caputo como nuevo presidente del BCRA. Será por eso que -tras varias consultas con reconocidos economistas a nivel internacional que rechazaron la oferta del cargo-, Macri se inclinó por Caputo para suceder al cuestionado Sturzenegger, al que le espera una nueva etapa penal por las denuncias que se presentarán en su contra.
Pero hay un serio problema de desconfianza del mercado internacional que, por más cambios que haya en los cargos, difícilmente se revierta. Prueba de ello es que temen un default argentino y la reacción fue poner al dólar de manera incontrolable, al punto de cerrar a $28,84 el viernes.
Pero las señales negativas se multiplicaron: las acciones de los bancos argentinos (que tienen hoy la mitad de las Lebac con vencimiento el martes) cayeron en la cotización en la Bolsa; se conoció la Carta Intención entre el Fondo y la Argentina donde las exigencias ya se muestran difíciles de cumplir; los pronósticos de recesión por cuatro trimestres que llegan del norte del continente, la rotura de la cadena de pagos en el sector privado, la caída del crecimiento a niveles de estanflación (del -0,5% para este año), son parte de una compleja trama que no tendrá su impacto más importante en el sector financiero ni en el político. Sino en el de la gente que intenta vivir de su trabajo, llegar a fin de mes haciendo rendir sus magros ingresos.
Cuatro dolores de cabeza
Que la economía argentina está dolirazada no es ninguna novedad. Sin embargo, una recesión con más subas de tarifas por venir desde julio; una paritaria salarial mucho menor a la inflación proyectada para el año; la presión fiscal impositiva que sigue agobiando (este mes, incluso, se aplicará Ganancias al medio aguinaldo); y una eventual pérdida de las fuentes laborales producto de la caída en las ventas, son cuatro problemas que mostrarán, una vez más, que el hilo se corta por lo más fino: la gente de a pie que incrementa sus horas de trabajo pero no así sus ingresos; o a los que directamente no tienen un ingreso fijo mensual o están desocupados.
Los demás (bancos, financieras, grandes exportadores, etc) no tendrán el mismo impacto de la crisis por el ajuste.
Días pasado, el titular de la Cámara que reune a los dueños de estaciones de servicios de Misiones, anticipó que el precio del litro de nafta en Posadas iba a alcanzar los $35. Parece que se quedaría corto, teniendo en cuenta que por el precio internacional y el tipo de cambio local se podría ubicar entre los $40 y $45 si no hay un acuerdo entre empresarios y el Gobierno nacional.
Se espera que el gas (por el reajuste a partir del valor dólar) suba alrededor del 70% si se aplica la fórmula establecida por Energía de la Nación. La electricidad también debería elevarse de manera importante sin la intervención oficial sobre los precios.
Y siempre será la gente la castigada.
Los encargados de la economía hogareña habrán visto el movimiento de precios de los derivados del trigo. Harinas y aceites van subiendo de precio y afectando nada menos que a la canasta básica alimentaria. Para los hogares argentinos, nada se salva.
El impacto social es un fantasma con mayor cuerpo a medida que transcurren los meses. En las provincias será cada vez más fuerte ante la caída de la obra pública, el recorte en los ATN, la baja en la recaudación y el ajuste que se viene pos firma con el Fondo.
Las economías regionales verán un fuerte castigo sobre los productores en los diferentes cultivos, porque los precios pactados meses atrás quedaron profundamente relegados frente a la devaluación del peso frente al dólar que, lamentablemente, pondrá en riesgo la compra de insumos para encarar una nueva campaña.
Además, la continua suba de combustibles y servicios encarecerá los fletes y la capacidad operativa. Un panorama para nada alentador sabiendo que el Estado no está dispuesto a intervenir y las empresas acopiadoras tampoco querrán ceder una recomposición de los precios. Porque, tal vez el único que gana en este esquema, es el gran exportador que compró el producto a un dólar más bajo y lo venderá al más alto.
Finalmente, en el sector comercial, una recesión de un año será letal para el empleo por la reducción en las ventas.
No es casual el paro que se estima será masivo el 25 de junio, con la nueva advertencia de Camioneros de sumarle al menos 48 horas más a la brasileña por el impacto sobre los abastecimientos que tuvo una medida de protesta similar en el vecino país.
Con el hambre no se juega
Esta semana se hizo pública la dolorosa situación que se vive en las escuelas misioneras por la falta de transferencia de la Nación de los fondos del programa El Hambre más Urgente.
Cinco millones de pesos mensuales que ponen en jaque a los directivos de los establecimientos que ya no saben cómo lidiar con los proveedores a los que deben cuatro meses (desde el inicio del ciclo lectivo).
Y, peor aún, con la población estudiantil que busca en las escuelas la comida diaria en medio de la crisis, a la que se atienden con cápitas de hace dos años sin tener en cuenta la inflación desde 2016 hasta el presente.
Inflación imprevisible
Causó polémica el dato de la inflación de mayo del INDEC, que se ubicó en el 2,1% cuando los privados la estimaban en un poco más. De todos modos, el acumulado de los primeros cinco meses del año ya es preocupante y desbordó cualquier previsión del Gobierno.
Ya se arriesga un piso del 3% para junio y entre un 30 y un 40% para todo 2018.
Lo increíble es que Cambiemos firmará con el FMI una meta de entre el 29 y el 32% que, a esta altura, resulta altamente incumplible.
Como en los tiempo de Guillermo Moreno, no son pocos los que advierten un maquillaje en las cifras oficiales. Especialmente cuando incluye que el rubro agua, electricidad, gas y otros combustibles, fue el único con un registro en baja del 0,7%. La explicación oficial fue que el impacto se debió a la baja impositiva aplicada en algunas provincias.
Industria del juicio
A pesar de la disminución de impuestos provinciales por el consenso fiscal, las industrias no se lanzaron a tomar personal ni a invertir, como presagiaba el Gobierno nacional. En los últimos días circuló un informe donde se indica que la principal preocupación que aún persiste es la industria del juicio. En Misiones, este drama no tiene la magnitud de Buenos Aires pero golpea la fuerte a la economía de las PyME. No es para menos. Los juicios laborales se duplicaron en el país entre 2009 y 2016, según la Superintendencia de Riesgos de Trabajo.
Para las empresas hay un sobrecosto de 600 millones de dólares anuales, según el Gobierno. Por esta razón, las provincias apoyan la idea de evitar que se sigan acumulando decenas de miles de juicios laborales.
Según trascendió desde fuentes de Cambiemos, el misionerismo puso toda la información que tiene disponible, estadísticas y registros, a disposición del Gobierno nacional para identificar y denunciar a los abogados caranchos que ganan millones de pesos cada año engañando a los trabajadores y estafando a las aseguradoras de riesgo de trabajo.
Incluso llama la atención la presencia de algunos abogados muy vinculados a la política que están manipulando el sistema desde hace años. Y, el particular, el caso de un abogado que asesoraría a un diputado radical del interior de la provincia, que además estaría vinculado a las estafas con personas detenidas en las penitenciarías de la provincia. Desde Cambiemos advirtieron que pronto habrá consecuencias.
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