La ejemplar actitud que asumieron los vecinos de Oscar Studinski encabezados por Carlos Ganz, sumados al grupo de residentes en la ciudad de Posadas, coordinados por Licy Fidler ratifica que, en los peores momentos que se han vivido en esta provincia, la ayuda proviene de la solidaridad.
Muchas veces, quienes menos tienen son los que aportan a aquellos que se quedaron sin nada. Siempre hay alguien que la está pasando peor y, lo bueno de las experiencias, es que hay capacidad de asistir al prójimo sin importar las distancias.
Ahora, ¿qué pasó con las Municipalidades de las localidades cercanas que no fueron capaces de organizar una semana de trabajo para intentar apaciguar tanta pérdida (material como física, porque Oscar Studinski perdió a su esposa y quedó al cuidado y crianza de sus tres pequeños hijos)? ¿Cómo puede ser que el Estado provincial o el nacional no tuvieron reacción operativa para trabajar en esa chacra devastada por el temporal y debieron ser los vecinos y nuevos amigos de Oscar los que pusieron el esfuerzo para volver a empezar?
Si algún funcionario de cualquiera de los tres estamentos del Estado está leyendo esta opinión, sepa que hay muchos otros vecinos afectados que aseguran no haber recibido ayuda ni asistencia para recomponer sus hogares. Basta con mirar las páginas del diario de hoy para ubicar geográficamente a los damnificados y poner manos a la obra. Sino, seguramente, volverán a ser otras Licy o Carlos los que se hagan presentes ante la ausencia oficial.
Un dato que muestra la burocracia lamentable de algunas instituciones públicas. En la chacra de los Studinski, los vecinos intentaron sin éxito que la Cooperativa Eléctrica de Oberá (CELO), encargada de la distribución de la energía en la zona, fuera a reconectar la luz en la casa para poder avanzar con trabajos que requieren de herramientas más complejas. De más está decir que no lo lograron. Y debieron conseguir un grupo electrógeno para la jornada.
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