“Trabajar con la discapacidad es una tarea que nos exige un esfuerzo mayor porque es trabajar con el dolor, es dar respuesta a la familia”, señaló Luis Viarengo, director del <a href="https://www.facebook.com/centro.ciego">Centro de Rehabilitación del Ciego “Santa Rosa de Lima”</a>, una institución que brinda permanente respuesta a personas ciegas o con baja visión provenientes de diferentes puntos de la región. Lo manifestó durante el acto que la comunidad educativa realizó en conmemoración del día de la santa patrona y participó en una misa oficiada por el sacerdote Julio Centurión. “Entendimos que teníamos que estar con los participantes, los exparticipantes, la comisión de apoyo, los docentes y los amigos del centro, para agradecer, porque son 34 años de trabajo fructífero dando respuestas a las personas que asisten aquí para su rehabilitación”, confió Viarengo, al tiempo que indicó que “nos permitimos cambiar el día y el padre Julio vino a celebrar con nosotros”. “Somos muy agradecidos porque nuestro centro está instalado en toda la provincia, dando respuestas a Misiones y a la región, ya que vienen personas desde distintos puntos de Paraguay y de la provincia de Corrientes (Ituzaingó, Alvear). Esto nos hace redoblar los esfuerzos y compartir que se sepa que se puede hacer algo aún en la adversidad. Aún teniendo una deficiencia como la pérdida o la escasa visión, uno puede estar integrado a la sociedad, puede ser independiente y ser autosuficiente en la medida de lo posible”, recalcó. Obispo preocupadoRecordó que la creación de esta prestigiosa institución fue una iniciativa de<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Kemerer"> monseñor Jorge Kemerer</a>, quien desde hace mucho tiempo estaba preocupado por los adultos que habían perdido la vista por algún accidente, enfermedad y estaban sin hacer nada. Esto sin contar que, en aquel entonces, no estaban avanzadas las cirugías de cataratas como sucede actualmente, que además de ser onerosas, la gente no encontraba una pronta solución. Al observar en países de Europa que había centros de rehabilitación, se planteó que Posadas debía contar con uno. En la década del 80 el prelado comenzó con la colecta provincial y se empezó la obra con aportes provenientes de Alemania y otros países de la zona. Luego se hicieron las gestiones para que el Estado provincial pueda reconocer a los docentes que trabajan en la institución. “En todos estos años de trabajo nos fuimos dando cuenta de las cosas que necesitaban las personas. Empezamos con adultos ciegos, después nos dimos cuenta que estaban los jóvenes, los niños, los bebés, y todo esto nos llevó a una profunda preparación. Es así que de manera muy responsable fuimos asumiendo esos actos y hoy asistimos a bebes, niños, jóvenes, adultos y adultos mayores”.Más de 200 rehabilitadosIndicó que si bien no poseen una estadística “tenemos participantes muy antiguos y otros muy nuevos dentro de la institución. Superamos las 200 personas rehabilitadas, que mirando en los años es como poco, pero hay que tener en cuenta que esto no es una escuela sino un centro de rehabilitación”. Comentó que el niño “llega aquí para recibir la estimulación temprana y va creciendo hasta llegar a ser un joven o un adulto independiente. Asiste en distintas etapas. Vamos trabajando para que estas personas tengan la mejor calidad de vida posible”. A su entender, no terminan de retirarse porque “ésta es su casa”. Por ejemplo, cuando la informática era una cosa nueva, empezaron a trabajar con el Departamento Informático. “Hoy siguen viniendo porque hay un nuevo software o vuelven cuando las máquinas se desconfiguran. Muchos están integrados en las escuelas comunes, haciendo la primaria y la secundaria y otros la universidad”, recordó Viarengo, que tiene la alegría de ser profesor fundador del centro. Fue uno de los convocados por el mismo Jorge Kemerer y su equipo original para la apertura del Centro del Ciego.RespuestasViarengo aseguró que para él es una gran responsabilidad. “Estoy trabajando con los profesionales que asumen el compromiso de trabajar con la discapacidad que es un trabajo que nos exige un esfuerzo mayor porque es trabajar con el dolor, es dar respuesta a la familia. Cuando nace un niñito ciego, nadie esperó que naciera de esa manera, y hay que trabajar con la mamá, el papá, los hermanos. O cuando se accidenta una persona que tenía una vida extraordinaria y a partir de esa ceguera tiene que volver a rehabilitarse y no se sabe si podrá volver a hacer lo mismo que hacía. Si era piloto de competición no podrá volver a manejar pero sí a ser independiente, a autovalerse en las actividades de la vida diaria, en lo que es la higiene personal, el saber dónde esta su ropa, arreglar su cama, prepararse las comidas básicas. Procuramos que todas estas cosas el joven o el adulto pueda hacerlo”.
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