El exmandatario recordó que, cuando asumió en 2003 la Presidencia de su país, 54 millones de personas se encontraban por debajo de la línea de la pobreza, es decir, estaban pasando hambre. Dijo que desde el inicio comenzó a preguntarse y a trabajar en busca de una solución, a pesar del mal momento económico que vivía su país.El desafío que se puso ante sí era grande: quería que, al terminar su mandato, cada niño, mujer y hombre estuvieran comiendo por lo menos las tres comidas al día: el desayuno, el almuerzo y la cena. Modificaron la Constitución y pusieron el derecho a la alimentación como uno de los fundamentos de la misma. Crearon el programa Hambre Cero, abarcando una serie de políticas públicas destinadas a combatir el hambre. Lula se dirigió al presidente paraguayo y le dijo que cuando se aplican este tipo de programas habrá críticas, discursos en contra y quienes digan que es mejor construir un puente que alimentar a perezosos.Un puente y gente con hambre “Es verdad que yo podría hacer un puente, una carretera, pero entre atender a 54 millones de personas que están pasando hambre y hacer una carretera, la carretera puede esperar a que estas personas coman, estén fuertes y ayuden a construirla”. “Al contrario, si hiciera la carretera, estas personas morirían de hambre antes de verla terminada”. “Es una cuestión de opción, de definición política, social, de definición de un comportamiento humanístico, pero es muy difícil encontrar a alguien en el sector de la Hacienda, del Tesoro, que esté dispuesto a dar esta contribución para ayudar a aquellos que están abajo. Y no es una política de limosna, de compensación, es un derecho: desde que el ciudadano nació paraguayo, brasileño, argentino, uruguayo, ese ciudadano tiene derecho a ser tratado en igualdad de condiciones y tener derecho a todo lo que está previsto en la Constitución, pero que muchas veces ni siquiera está reglamentado”, continuó.Indicó que la excusa es siempre que no hay dinero; sin embargo, cualquier sociedad organizada, ya sea fuera o dentro del Estado, el Poder Judicial, Industria y Comercio, los maestros, las organizaciones de la sociedad civil, etc., tienen su cuota de participación en el presupuesto de los estados y, así también, los pobres, aquellos que no pueden movilizarse, que no tienen sindicatos y nadie que los represente deben ser tenidos en cuenta en ese presupuesto.“Presidente Cartes, he viajado a varios países de América Latina, a varios países del África, y he intentado convencer a los presidentes de que en el momento de elaborar el presupuesto del país tienen que recordar algo: crear un presupuesto con un poco de dinero para aquellos que no están pidiendo dinero, que no están ni siquiera aquí, para aquellos que yo sé que existen, aquellos que quieren trabajar y sé que no tienen empleo, aquellos que quieren estudiar y no pueden, aquellos que están en la periferia”, dijo, e insistió en que esta debe ser una causa por la que se debe luchar para tener una América Latina más justa.
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