Señora Directora: Vuestro <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/3842/pobreza-del-discurso.html">editorial “Pobreza del discurso”</a> (viernes 11 de septiembre de 2015, página 14) es todo verdad. Lo que dice el Gobernador en sus respuestas al periodismo en Buenos Aires donde no hubo periodistas obsecuentes o chupamedias acostumbrados a inclinarse hasta arrodillarse a los mandatos del amo lo desenmascaró. Allí se encontró con otra gente que lo puso en ridículo. Quizás, ni se dio cuenta, ni se percató, tan enceguecido estaba que dijo lo indecible y no voy a repetir falsedades. Allí no tuvo aduladores, aplaudidores, no tuvo los adiestrados perrunos y sus preguntas con final feliz. El Gobernante logro despertar a muchos misioneros de un letargo hasta deshonroso. No se podía creer que un gobernador estuviera tan desencajado y lejos de la realidad. Mintió cuando la verdad fue y es percibida, es palpada, es casi digerida como peligrosa. Cuando lo pusieron al descubierto desenmascarando la mentira que brotaba de sus labios se puso furioso, no pudo confrontar y reaccionó con ridiculeces como el “no me interesa la pobreza y los desnutridos son congénitos”. Este es el gobernador que como todo realizador de fracaso va premiado de diputado, muy posiblemente como bondad de los desnutridos congénitos que lo elijan.
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