Dicen que a los apodos nadie los busca. Es decir, aparecen de repente y suelen perdurar de por vida. Con frecuencia, vienen aparejados de atributos físicos, por el carácter o debido a anécdotas. Sin embargo, los motes también han servido para que muchos delincuentes oculten sus identidades detrás de ellos. Otros, han sido bautizados por la prensa teniendo en cuenta los delitos cometidos. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, la psicóloga Fabiana Zárate, quien se desempeña en distintas Unidades Penales, indicó que lo relacionado con nombrar al otro “está teñido con las cuestiones sociales y culturales. Actualmente sabemos que hay formas de nombrarse, algunas son agresivas y violentas. Lo que primero se debe ver es el origen, de dónde surge el apodo. Dentro de las cárceles forman sus propios grupos y son diferenciados por el delito que han cometido. Es decir, se reúnen con los que cometieron robo u homicidio, por dar dos ejemplos”.De acuerdo a la profesional, los delincuentes “se recluyen y allí aparecen conductas discriminatorias, pero a la vez es una conducta social para diferenciase del otro”, una cuestión de nombrarse y reconocerse. “Entran a una institución donde pierden contacto con el afuera y se recluyen en este grupo de compañeros que han cometido delitos similares. Es allí donde aparecen diferentes apodos”.En muchas oportunidades, esos seudónimos son creaciones de los medios de comunicación “quienes los muestran con apodos teniendo en cuenta el modus operandis del delito. Esos motes terminan identificándolos”.El nombre del delito En Misiones, la lista de los apodos de delincuentes es extensa. En su mayoría, estos sujetos se los han ganado por lo macabro de sus delitos como el “Monstruo de Garupá”, un hombre que fue investigado por haber abusado de su hijastra, con quien tuvo seis hijos; de su hija biológica, con quien tuvo dos hijos, uno de los cuales murió porque el hombre no permitió que lo llevaran al médico; de otra hija mayor de edad; de una nena de 3 años; y de reducir a servidumbre a toda su familia. Y si bien este sujeto recibió la falta de mérito, la investigación sostenía que habría comenzado a abusar de su hijastra a los 7 y lo hizo durante 31 años. Pero también están aquellos con apelativos que producen risa, tales como “Caballo”, “Yegua”, “Mono”, “Chinchulín” o “Teletubbie”, este último habitúe de los calabozos por cometer reiterados robos.También “Patito” Avellaneda (27), ultimado en 2011 por un conocido cuando quiso robarle las zapatillas, o “Monzón”, quien quedó parapléjico al enfrentarse con sus cómplices durante la división de un botín. Todos ellos se han ganado un mote, marcado por el mal.TRES CASOS CÉLEBRES“Rambo”: el policía que asesinó a su exparejaMario Muga fue apodado por sus familiares como “Rambo”, ya que se vestía como el personaje y lo imitaba. Fue un sargento ayudante de la Policía de Misiones en Puerto Iguazú que, en noviembre de 2012, asesinó de un balazo a su expareja, Mariela Sandra García (39), en el interior de la Comisaría de la Mujer, donde la víctima había acudido para realizar una denuncia por violencia de género. El suboficial traspuso la guardia con un arma en la mano, ingresó en la oficina donde estaba la víctima y le disparó a quemarropa.“La Bestia”: mató a golpes a su hija de 5 añosDiego Eduardo Méndez protagonizó uno de los asesinatos más macabros que se registran en nuestra provincia, hecho que le valió el apodo de "La Bestia". En 2010, en el barrio San Onofre de Posadas, Méndez asesinó a golpes a su hija de cinco años porque lo despertó para pedirle comida. Enfurecido, se levantó y comenzó a golpear salvajemente, una y otra vez, a Agustina. Luego, la ahorcó con sus propias manos y le provocó la muerte.Hoy se encuentra tras las rejas, acusado de asesinar a su hija Agustina pero también de abusar de ella y de sus demás hijos.“Gusano” Menocchio: dos condenas a perpetuaLos archivos periodísticos y policiales sobre Luis Raúl Menocchio, apodado “El Gusano”, abundan en la red de redes. En 2004 lo vincularon con el asesinato de Eduardo Maciel, dueño de un pub en Asunción, y de Graciela Méndez. En esa oportunidad, la Justicia paraguaya pidió su captura internacional, pero el "Gusano" se "desvaneció". Poco después lo vincularon con el asesinato del cineasta Claudio Nozzi y posteriormente con las muertes violentas de Manuel Roseo y Nélida Bartolomé. En ambos crímenes la Justicia lo encontró culpable y lo sentenciaron a cadena perpetua.
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