Desde que recuerdo recibí de mis padres y maestros estímulos para desarrollar mi inteligencia, usando exámenes, tareas, pruebas, ejercicios, juegos didácticos y actividades recreativas para dejarme una enseñanza. Cuando realizaba bien la tarea recibía premios, sonrisas y aprobaciones, pero si la “pifiaba” recibía caras largas, reprobación, aplazos y algún castigo menor.Este tipo de educación se comparte en la mayoría de los hogares, donde los resultados varían según cada Cultura, por ej. aprobamos con recompensas que van desde una sonrisa hasta regalos valiosos, y reprobamos con castigos físicos y psicológicos; siendo esto último todo lo contrario al adecuado crecimiento de nuestra mente. ¡Siempre hay malos maestros para todo! “Disputaron el agua y el espejo, y riñeron diciendo:-Espejo: Yo, soy de genio duro, y reflejo todo sin aprensión exactamente. -Agua: Pues yo, con mi carácter blando, todo lo pinto a medias y jugando. -Espejo: El defecto menor, el más pequeño tizne que manche un rostro, yo lomuestro. -Agua: La mancha enseñarás; pero, amiguito, hago yo más que tú, pues yo la quito. “Enoja la desnuda reprimenda, dulce amonestación produce la enmienda”. Cuento- J. E. Hartzenbusch.Nuestra educación con la libreta de calificaciones es un ejemplo de la enseñanza con premios-castigos, donde aprueba y pasa de año el que su calificación sobrepasa cierto nivel, y el que no, a empezar de nuevo.Con esta educación empezamos a distinguir lo que está bien y lo que está mal, pues lo bueno es aquello que nos da bienestar individual y grupal, mientras que lo malo nos produce daño o perjuicio, y también aprendemos que cada acto realizado lleva “Responsabilidades y Obligaciones”.Decimos a nuestros hijos “Si aprobás el examen te regalo tal cosa”, y si no lo castigamos con “No podes salir a jugar o no ves televisión”.Pero ¿el sistema de premios y castigos es útil para enseñar y aprender o no?, en general no le gusta mucho a algunos, porque es un método “rápido o de atajos” para hacerse entender, mientras que el método habitual de convencimiento es más lento.El sistema de premios y castigos es para algunos, la consecuencia de haber fracasado con los métodos habituales de convencimiento, pero es un buen recurso usado con moderación y haciendo la “reparación con amor”, no desde el enojo o de la ira.Enseñar con premios y castigos no debe generalizarse ni debe ser indiscriminado, debe usarse con prudencia; recordando mi infancia, reconozco que la oferta de algún premio interesante como dinero, salidas, objetos, hasta para liberarme de una tarea indeseable, me hizo concretar algunos logros.Es importante entender que ofreciendo un premio o dando un castigo, se lo debe hacer basado en el afecto y cariño, que aunque un castigo pueda parecer un retroceso se hace por que uno lo quiere, se desea la reparación y el progreso del otro.De grande nos educan de igual manera, en el trabajo nos prometen aumento de salarios y jerarquías, y si no castigo como llamadas de atención y despido, en las iglesias si creemos la salvación eterna, bien y sino el infierno, en el deporte si ganamos el trofeo y sino el silbido, el olvido y la burla, en la política con votos hay buenos cargos y poder, y sino el olvido, ir al fin de la cola, y en las artes ser conocido, rico, famoso, y sino ser desconocido y pobre.A lo largo de nuestra vida seguimos buscando premios y castigos, aunque los premios no deberían ser ilimitados ni totales, y los castigos siempre tener una salida con una nueva oportunidad.“Una cigarra que hizo vagancia todo el verano, fue en el invierno muerta de hambre a un hormiguero a pedir comida, las hormigas la mandaron a pasear, reprochándole su falta de responsabilidad.Pero luego recapacitaron y sintieron pena por ella, sabiendo que esta decisión le significaba la muerte a la cigarra. Entonces entendiendo que había aprendido la lección, compartieron sus alimentos”. Jean de la Fontaine.Cigarras y hormigas aprendieron, la primera a aprovechar el tiempo y las segunda a perdonar, por eso el castigo debe ser educativo, orientado a evitar repetir la conducta que lo provocó, y dando la posibilidad de rectificarse; si solo queremos castigar y dañar, no va a haber el elemento curativo.Seguro que cuando nos ponen una multa por exceso de velocidad, o por hablar por teléfono, o por no usar casco, en la próxima oportunidad nos cuidaremos.El castigo no debe ser desmedido ni desproporcionado, para más o en menos, con respecto al hecho que lo produjo, porque sino dañaremos más que reparar, por ej. si a alguien que robó por hambre le damos quince años de cárcel, y a una persona que mató a su pareja porque se tomaron mal las muestras lo dejamos libre, hay desproporción entre acto y castigo.Además es bueno aprender en la educación de los niños, que los “SI” sean “SI” y los “NO” sean “NO”, es decir que cuando se decide algo si estaba bien decidido y basado en el amor, debe cumplirse.Es común que primero se le diga a los hijos: ¡Hace lo que te digo porque sino no vas a comer postre!, y después por pena se “afloja” dándole el postre. Esta conducta es captada por los niños y usada en su beneficio para situaciones futuras, donde él sabe que se va a inactivar todo posible castigo, transformando el “No en SI” .Al enseñar sobre “premios y castigos” se debe explicarse adecuadamente y tener la certeza de que fue entendido el motivo; si es injustificado y absurdo será captado por quién lo recibe, y puede generar sentimientos de venganza y resentimiento.“Un pobre pescador volviendo al puerto, sacó en la red un muerto. Sin mirar si era fiel o si era moro, sepultura le dio y halló un tesoro. Premio de su virtud sencilla y pura, la caridad le trajo la ventura”. El pescador- J. E. Hartzenbusch.Las buenas acciones siempre repercuten para bien en la suerte de quien las hace, por eso el método premio-castigo debe ser tenido en cuenta como un método más, emplearse con prudencia y siempre basado en el “Amor”.
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