“Cuando las personas, y muy especialmente los niños, están expuestos en forma crónica a campos magnéticos iguales o superiores a 0,3 microteslas hasta se duplica el riesgo de que contraigan leucemias linfoblásticas. La buena ciencia ha confirmado los trabajos publicados en el año 2000. En consecuencia se deben medir los campos magnéticos de frecuencias extremadamente bajas, y si esos valores superan el límite precautorio habrá que trasladar o modificar las fuentes, pero no trasladar a la gente”, indicó el biólogo Raúl Montenegro, cuando se le preguntó acerca de las dos subestaciones que se instalaron en Posadas recientemente, una en Centenario y Tomás Guido y la otra en Marconi y Trinchera de San José.Sobre las estaciones transformadoras que se colocaron a kilómetros del centro de las ciudades, como la de Posadas llamada Estación Transformadora de San Isidro, pero a la cual el crecimiento de la ciudad ha acercado y acerca cada vez más a la gente a esos centros, Montenegro opinó que “se debería planificar, establecer mecanismos participativos y proteger a rajatabla la salud y la vida de las personas. Cuando la buena ciencia establece el riesgo, optar por el beneficio económico, o los intereses de una empresa equivale a sacrificar potencialmente la salud de personas expuestas. Cuando hay alternativas para no exponer a una familia, y esa decisión se posterga, más que tozudez hay irresponsabilidad”. “Estamos convencidos que en el corto y mediano plazo, según los lugares, comenzarán las acciones civiles por daños y perjuicios contra los responsables de contaminar electromagnéticamente, e incluso acciones penales. Es el único lenguaje que suelen comprender algunos funcionarios y empresarios, lamentablemente”, resaltó.
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