¿Se viene una nueva avanzada sindical para una compensación salarial? La pregunta puede sonar sorpresiva, impactante y hasta extemporánea, pero no hay otra manera de sintetizar lo que va siendo nuevamente una preocupación de sindicalistas y trabajadores.Hay convenios firmados en gran medida, algo tardíamente este año, que recién van por la etapa del pago de la segunda cuota del aumento salarial o de sumas adicionales.Y ya se considera, de manera certera, que tendrá efectos prácticamente inexistentes en varios casos el resto de aquellos acuerdos que se percibirá a fin de año o a principios del propio, habida cuenta de la inflación que no se detiene y de un aumento de precios salvaje en numerosos rubros que siempre se da en época de fiestas y vacaciones.Los gremialistas, sobre todo los peronistas, confiaron a la hora de firmar los incrementos con los sectores patronales en que la situación podría amesetarse y que las fundamentales elecciones que desembocarán en un cambio de Gobierno son un obstáculo severo para nuevos planteos salariales.Sin embargo, bolsillos y estómagos no reparan en coyunturas políticas y cuando sienten un vacío inevitablemente expresan su demanda.Gran parte de lo acordado y cobrado por los trabajadores se fue como agua entre las manos y los precios les siguen ganando a los sueldos, pues los remarcadores siguen fieles a su principio de actualizar valores “por las dudas”.Por ello no hay que desechar la posibilidad de que se renueve una avanzada para alguna compensación “findeañera”, habida cuenta además de las advertencias lanzadas por varios dirigentes meses atrás, cuando dijeron que reanudarían los reclamos en caso de desequilibrios en los haberes.El panorama nuboso se complementa con los recientes números oficiales conocidos en materia de ingresos, que indicaron que la mitad de los trabajadores cobra menos de 6.500 pesos mensuales y que de ellos una gran porción percibe menos de 4.000 pesos cada 30 días.Cada vez que reaparecen los datos sobre los salarios de los argentinos, surge la gran pregunta: cómo hacen para vivir los que tienen esos ingresos más que magros a esta altura. La respuesta se traduce en un encogimiento de hombros y un rictus que sintetizan uno de los grandes misterios argentinos.
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