Señora Directora: Nació en el seno de una familia humilde y trabajadora. La educación fue ante todo la base de su crecimiento, porque sus padres querían que sea un ciudadano honesto y trabajador, con algún estudio y que se busque un porvenir con el esfuerzo que ellos habían demostrado a lo largo de su vida matrimonial. Así, Anastacio fue creciendo hasta que un día su padre le dijo: “Mi hijo, ya sos mayor de edad y ahora el camino que elijas será de tu gusto y voluntad”. Al poco tiempo, Anastacio conoció a la mujer de su sueño y contrajo enlace matrimonial. Años después nacieron sus tres hijos y a ellos sí les pudo dar la posibilidad de estudiar y que lograran un titulo que les permita asegurar su futuro. Pero después de muchos años, Anastacio ya peinaba canas y sabía que se acercaba la jubilación, le aparece su jefe en el trabajo diciéndole: “Tenés que presentar una Declaración Jurada de todos tus bienes personales”. Sorprendido el hombre sonrió y contestó: “¿Declaración Jurada? Si todos saben que soy un trabajador común, que las pocas cosas que tengo las conseguí laburando y con mucho esfuerzo; además todos los que me conocen saben quién soy y que no le debo nada a nadie”. Recibió el comentario enseguida: “Sí, Anastacio, será así como usted lo asegura, pero a la Afip (Administración Federal de Ingresos Públicos) no le importa quién es usted, ellos quieren saber todo lo que tiene cada trabajador y sino lo amenazan con multas”. “¿Y de los sinvergüenzas que publican los diarios todos los días y son amigos del gobierno? ¿A ellos quién les pide declaración jurada? A mi no me sobra plata para que digan que soy rico, soy poderoso como esa gente y creo que esto se pasó la raya; y le digo, si me van a joder, que sepan que les regalo todo lo que tengo porque en definitiva lo que me pertenece también le pertenece a mi esposa y a mis hijos y si ellos quieren jodernos, ¡ya! les digo que por ser honesto y trabajador ahora resulta que tengo que rendir cuentas de algo que no me sobra. Pero veo que todos mis compañeros de trabajo tienen miedo y hablan por lo bajo, es como si se está acercando el fin del mundo. Pero yo les dije: A mí no me importa éstas estupideces y acá estoy para servirles y si me quieren joder, que lo hagan, pero algún día estos delincuentes de guantes blancos lo van a pagar y muy caro, que sepan. Porque en esta vida el que sufre tiene esperanzas de salvación eterna y el que se llena de oro, no sabe que rincón oscuro le espera en el más allá. Mire mi jefe: yo duermo tranquilo, cuido mi salud, mi familia, mi trabajo y ¡soy honesto por sobre todas las cosas! ¿Me entiende? Así que no le tengo miedo a esta gente mal intencionada y deshonesta, a los que todos conocemos que se hicieron dueños del poder”.
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