OBERÁ. La muerte de tres jóvenes motociclistas en un accidente de tránsito ocurrido el domingo a la madrugada en la ruta nacional 14, en cercanías del Parque de las Naciones de esta ciudad, causó mucha conmoción y despertó nuevamente el debate sobre la falta de conciencia de los conductores y la necesidad de intensificar los controles de seguridad vial, principalmente los fines de semana y en determinados lugares.Los cuerpos fueron inhumados ayer, en el cementerio local, en medio de mucho dolor de familiares y amigos. Los comentarios se repitieron en los lugares de trabajo, bares y en la calle: en líneas generales, todos coinciden en la necesidad de que se intensifiquen los controles en puntos que son estratégicos, como ser en un sector de la avenida Libertad y en el mirador del Parque de las Naciones.En este contexto, el director de Inspección General de la Municipalidad local, Carlos Gross, defendió que “tenemos cotidianamente controles los fines de semana y feriados en horarios nocturnos, a veces hasta las 3 o 4, precisamente el sábado el operativo de control terminó a las 3 y tengo entendido que el accidente fue después de eso”, indicó.A la vez, el funcionario recordó que “se insiste mucho en los cursos teóricos de educación vial por los que pasaron más de 30 mil personas. Se hace hincapié con imágenes muy fuertes, precisamente de accidentes de motos con la finalidad y la intención de generar conciencia porque en el caso particular de las motos cuando hay un accidente el paragolpe es el cuerpo del conductor, además insistimos mucho con la importancia del uso del casco. Muchas veces los jóvenes circulan a muy alta velocidad o haciendo piruetas poniendo en riesgo su vida. Se pueden hacer controles periódicos en conjunto con la Policía, pero pese a esto ocurren estos accidentes”, agregó Gross.No obstante, reconoció que “hay que extremar los controles porque cuando tienen que pagar multas cambian la actitud, hay que trabajar para que se tome conciencia, ya que nadie le gusta que le retengan la moto o le hagan la boleta, pero lamentablemente no vemos otra manera de actuar para lograr resultados”, indicó.Gross agregó que ante una infracción “por lo general los padres defienden a sus hijos, pero es una actitud propia del ser humano (pocos padres reconocen el error de sus hijos). Vamos conversar con la Policía para extremar los controles para evitar estos hechos tan dolorosos”, insistió.Más motosRecientemente se aprobó una ordenanza, a través de la que se establece que en Oberá las motos y cuatriciclos deberán transitar con las luces bajas encendidas. El concejal Abel Aguzesko, autor del proyecto, recordó en esa oportunidad que en la actualidad en Oberá “hay alrededor de cuatro mil motos, esto marca un incremento de 400 motos por año; se puede ver que cualquier ciudadano puede acceder a una moto y la utilizan para trabajar, estudiar o pasear”, reflejó.En enero de 2010 PRIMERA EDICIÓN publicó una nota en la que advertía que el incremento en la venta de motos en la Zona Centro, principalmente en Oberá, hace que todos los días se vean muchos de estos vehículos realizando maniobras de riesgo y que provocan inconvenientes en el tránsito. El común denominador, que irrita a los automovilistas, son la velocidad y maniobras de sobrepaso.En los últimos años se incrementaron los accidentes que involucran a motos, en muchos casos fatales. Se estima que tres cuartos de los compradores de estos vehículos las usan como medio de transporte para trabajar.Números que alarmanDe acuerdo a los datos estadísticos del hospital Samic, que recientemente los dio a conocer la directora Dalila Buhl, durante 2011 fueron atendidos 331 víctimas de accidentes viales con motos y en los primeros cuatro meses de 2012 ya son 171 casos, del total de accidentes viales en general, en el 60% están involucradas las motos. ¿Hasta cuándo? La muerte de cuatro jóvenes que conducían motocicletas, ocurrida este fin de semana, trajo a mi memoria una nota publicada en noviembre por la “Red de Familia-Obispado de Oberá”, titulada “Las motos nos invaden ¿quién se hace cargo?”. La misma, comentaba un artículo publicado en un diario del interior en donde se destacaban algunas expresiones: “Son diversos los factores que contribuyen a que en los últimos años se haya incrementado y masificado el uso de las motocicletas. Ocurre en casi todo el mundo y Argentina no es la excepción. Sea por los costos más accesibles que un auto, la facilidad de los créditos, por la economía de consumo de combustible, por lo práctico y ágiles que son los motovehículos, por el poco espacio que se requiere para su guarda… la cuestión es que las calles y rutas se ven invadidas por las dos ruedas… Pero también es cierto que en proporción directa al crecimiento del mercado las motos ocupan una franja predominante en los accidentes de tránsito, agravados por las velocidades, la imprudencia, el consumo de alcohol, la impericia y, en muchos casos, por la falta de uso del casco protector. Todo ello sumado a la utilización indebida en la cantidad de tripulantes”.De esta constatación, no es ajena nuestra ciudad y provincia, en la que diariamente se acrecienta el número de heridos y muertos por accidentes de motos, a los que lamentablemente nos vamos acostumbrando… un fenómeno que algunos denominan “sangría silenciosa” que corta abruptamente la vida de decenas de personas, mayoritariamente jóvenes, enlutando a numerosas familias. Quisiera volver a recordar las preguntas que planteaba la “Red de Familias”, que por otra parte son temas de conversación de casi todos los ciudadanos:¿Son suficientes los controles de tránsito? ¿Se realizan en forma permanente, en el centro y en los barrios? En “la noche”, ¿quién controla a los “dueños” de la calle? ¿Quién controla y sanciona a los que con escape libre ensordecen a la comunidad a cualquier hora del día y de la noche? Además debemos preguntarnos: Al comprar una moto, ¿miden hoy los padres la peligrosidad que tiene su uso? ¿Conocen que por lo general los adolescentes y jóvenes ven el peligro y la muerte “muy lejos” o sólo “para otros”, lo cual los expone a vivir “al límite”, porque “a mí no me pasará nada…?” No hace falta ser expertos en esta materia para afirmar que si el tema “tránsito” no se transforma en política de estado nacional, provincial y municipal, incrementando la inversión en
personal, educación, leyes y ordenanzas; la “vía de los hechos” nos seguirá golpeando con noticias de nuevas víctimas de las que no estamos exentos ninguno de nosotros.Por: Obispo Damián Bitar
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