POSADAS. Tres policías fueron detenidos en San Vicente acusados de protagonizar un supuesto caso de “gatillo fácil” el 10 de marzo en la forestal del Instituto de Previsión Social (IPS), procedimiento en el que Juan Pereyra Da Rosa fue abatido de un balazo. La teoría de un posible “exceso policial” fue publicada en exclusiva por PRIMERA EDICIÓN.Hasta acá, todo parecen indicar que ese proyectil salió de una de las pistolas de los uniformados que intervinieron en el operativo.Las pericias criminalísticas respaldan esa tesis, razón por la que la Justicia ordenó el arresto de los tres uniformados. Dos de ellos prestaban servicio en el Comando Radioeléctrico de San Vicente. El tercero, al parecer, es un oficial de El Soberbio que ese día estaba como jefe de novedades en la Unidad Regional VIII.La medida fue ordenada por el Juzgado de Instrucción 3, a cargo del juez subrogante Antonio Cuenca. Basado en la contundencia de las pericias de la Policía Científica, el magistrado decidió imputar a los tres uniformados por el delito de “homicidio simple”.La decisión del magistrado se basa en varios puntos. Uno de ellos tiene relación con la pericia de las pistolas 9 milímetros de los acusados. La misma determinó que tres de ellas abrieron fuego aquella noche del 10 de marzo en el predio de la forestal del IPS.Esta prueba tiene estrecha vinculación con el examen de parafina, que dio positivo en los hombres que hoy están en el centro de la investigación judicial.Otra arista importante de la causa, que fue tenida muy en cuenta por los investigadores judiciales, es que la parafina dio negativo en Juan Pereyra Da Rosa y su amigo Sebastián De Sosa, único sobreviviente de la balacera.Es más, a ninguno de los dos se les secuestró arma de fuego, sólo un machete, un termolar y una linterna.Con estos datos, prima facie, la Justicia habría descartado de plano la versión oficial de un supuesto enfrentamiento y de un ataque a tiros contra la patrulla policial.Pero existe otro dato revelador. Pese a que De Sosa aseguró haber escuchado al menos diez disparos de arma de fuego, al parecer provenientes del móvil policial, no se pudo levantar ningún casquillo o vaina servida en el lugar donde se desencadenaron los hechos.Esto, incluso, sembró la sospecha de que el escenario del violento episodio pudo haber sido alterado o modificado para encubrir el accionar de los efectivos, a todas luces excesivo.La causa tiene dos prófugos, dos hermanos de apellido Pietroski, sospechados de haber perpetrado el robo de madera nativa en establecimiento del IPS.Una versión extraoficial, como tratando de justificar el accionar policial, indicó que estos hombres habrían sido los que atacaron a tiros a la patrulla. Sin embargo, el efecto es justamente el inverso de ser así, porque asoma más injustificable que nunca la balacera contra Pereyra Da Rosa y su amigo De Sosa.Este último, en su declaración ante el juez, dijo que los policías dispararon a matar y que él y Da Rosa habían ido a cazar tatú y no a robar madera al predio del IPS.
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