POSADAS. Que las restricciones a las importaciones están profundizando problemas a los comerciantes de autopartes, ya no es ninguna novedad. Lejos de ser una psicosis, es el reflejo del resultado de la política nacional, que para muchos, “no deja de ser un beneficio para los que están en el poder”.Empresarios y usuarios sumidos en la impotencia se observa a lo largo y ancho de la franja comercial de la principal avenida de esta ciudad, a 90 días de haberse puesto en vigencia, la tan polémica Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI), por resolución del Gobierno Nacional, a través de la AFIP y Comercio Interior de la Nación.Es que el casi el 100% de las mercaderías autopartes se importan en la Argentina, y la inmediata restricción que se implementó en febrero, dejó al desnudo a toda la cadena de comerciantes, fábricas automotrices, mecánicas industriales, y uno de los grandes perjudicados, no deja de ser el consumidor final.Sin distinciones de marcas y modelos de automóviles, faltan repuestos alternadores en accesorios, kit de correa y tensores de la línea Magneti Marelly, en especial, según los consultados. No están exentos, la línea de amortiguadores, cables de bujías y todo lo relacionado con la mecánica en general.Comerciantes molestosOtro repuesto que tiene una demanda permanente es la óptica, y justamente es la que más cuesta conseguir. Y, si se consigue, son genéricos o alternativos, decían los comerciantes. “Encima el proveedor que tiene, cobra lo que quiere porque sabe que se necesita desesperadamente”, reveló un conocido comerciante del rubro, consultado por PRIMERA EDICIÓN.Otra empresaria expresó que “esta restricción está colapsando todos los sectores. A nosotros nos perjudica en todos los sentidos, porque tenemos un desabastecimiento de stock, nuestros proveedores consiguen los pedidos, pero se triplican los precios y a la hora de llegar el producto a manos del consumidor final, el precio ya escapa a sus posibilidades”.Otro autopartista consultado en Posadas contó cómo se manejaban habitualmente en el rubro. Dijo que se fue dificultando imperiosamente en los últimos 90 días.“Normalmente trabajamos con una lista de precios, después los pedidos se envían a Buenos Aires, donde demoran unas 24 a 48 horas, aproximadamente. Ahora sucede que no tienen listas, demoran en Buenos Aires, se intenta conseguir proveedores, quienes se comprometen en conseguir las mercaderías, como predomina un abismal faltante, te terminan trayendo el rezago, y son mercaderías más que falladas que te las venden por buenas”.Otro empresario contó haber solicitado un paragolpe original para un auto modelo Volskwagen 2008, y sin embargo no habría funcionado (valor promedio de $750). Por lo tanto habría vuelto a solicitar pero en calidad económica ($400) y una vez más habría llegado fallado.“Ahora mi cliente tiene que sacar el auto del taller, no tiene ni paragolpe económico, ni el original y ya tiene un problemón encima. ¿Esto en qué termina?”, se preguntó, impotente el comerciante, para luego responder que “en que tengo que salir a comprar el paragolpe de un colega, uno que me de la garantía de que cuenta con un paragolpe original, y no solo que no gano plata, sino que perdí plata”, explicó.Para el hombre, que tiene un comercio sobre la avenida Uruguay de la capital provincial, “el problema que está generando la restricción a la importación es como la ruleta rusa, como te puede ir muy bien y no tenés nada de problema, también de puede ir bastante mal”.Como caso particular, en un tramo de la entrevista comentó que “una de las líneas que más me está costando conseguir son las ópticas para los Chevrolet y los Clio. No obstante los Volkswagen se están consiguiendo más”. Una determinada óptica se consigue desde 400 pesos aproximadamente, sin embargo con las dificultades que existe para conseguirlas, los precios fluctúan constantemente, revelan.Un comerciante sumamente ofuscado, que se puso en el lugar del cliente, disparó con bronca: “Trabaron la importación supuestamente para impulsar la producción nacional, ¿pero acá no se fabrica? Nada más que delincuentes. Antes quizás comprabas algo bueno por 800 pesos, ahora comprás algo por esa plata, pero altamente ordinario. Te dicen genéricos o alternativos, y definitivamente no deja de ser un repuesto ordinario que después al cliente le sale caro y al primero a quien le vienen a reclamar es al comerciante, y con razón, pero ya el propio comerciante no sabe qué hacer porque no consigue de buena calidad”.Igual en el interiorOberá es una de las ciudades que después de Posadas es la más afectada por la escasez en este rubro. Al limitarse el ingreso de mercaderías al país, los stock de repuestos en las casas exclusivas, son más que limitadas, y si se consiguen, son a costos muy altos.El propietario de una importante casa comercial que se dedica a la venta de autopartes en esa ciudad indicó: “Lo que se fabrica en Argentina cuesta el doble porque es de cobre y bronce, pero además hay piezas que no se consiguen acá, y deben importarse sí o sí”.En Puerto Iguazú, lejos de escaparse de la situación, también está siendo aquejada por los faltantes. Desde el Centro Despachante de Aduanas habían advertido semanas atrás a través de este diario que “la situación en vez de mejorar, iría empeorando. Y lentamente lo advertido, está siendo realidad.”
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