BUENOS AIRES Agencias). La presidenta Cristina Kirchner está convencida de que las turbulencias con el dólar son pasajeras. Suele decir entre sus allegados que “hay que dejar que esto decante solo” y por consejo del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, les explica a sus interlocutores que se trata de una corrida igual a la de noviembre. “Esto es la reacción de aquellos que en noviembre perdieron”, dijo al diario La Nación un funcionario que suele escuchar sus opiniones. Eso piensa el “ala dura”: Ricardo Echegaray y Carlos Zannini. En las filas de enfrente, Julio De Vido, Hernán Lorenzino, Amado Boudou y Axel Kicillof comprenden que la fuerte presión sobre el dólar es producto del atraso cambiario, la creciente inflación y la devaluación en Brasil. Ellos temen que, si la demanda persiste, el precio escale aún más. Pero la Presidenta está convencida de que el dólar paralelo -que llegó a 6,15 pesos el miércoles y el jueves bajó a menos de 6- no se disparará y que, por el contrario, tenderá a bajar. Sostiene Moreno que es un mercado muy reducido y que no fija los precios de la economía, por lo que no se trasladará a la inflación. “El dólar va a bajar cuando baje el nerviosismo”, dicen los operadores de la Presidenta. En esos sectores aseguran que el crecimiento del PBI en 2012 será de 5%, que habrá una recuperación del poder adquisitivo.
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