POSADAS. El estudiante Jorge Da Rosa (24) solicitó declarar ayer e intentó desvincularse del crimen del abogado Roberto Del Balzo (43), acusando al ex policía Cristian Kondratiuk (co-imputado en la causa) de asesinar a balazos al letrado. En su testimonio, el joven también refirió que la siesta en que se produjo el hecho, en el domicilio de Del Balzo, el dueño de casa le efectuó al menos dos disparos con un revólver. Por si fuera poco, el imputado aseguró que la novia de la víctima, Maia Sarjanovich, también tenía un arma similar, con la cual intentó dispararle y que por ello se produjo un forcejeo -entre él y la mujer- en el interior de la vivienda del malogrado abogado. En su extenso relato, Da Rosa brindó precisiones de su relación con el extinto penalista Del Balzo, dejando en claro que era “datero” o “cuervo”, es decir que le proporcionaba datos acerca de accidentes de tránsito u otras causas a cambio de un porcentaje en los honorarios. Justamente el motivo o desencadenante, teniendo en cuenta la declaración del joven, de la brutal secuencia que terminó con la vida del letrado fue el reclamo de una deuda por un caso de El Soberbio (una tragedia vial donde perdió la vida un hombre). Da Rosa explicó que le obtuvo el poder al abogado para que afronte una demanda, sin embargo no percibió dinero a cambio. “Ese día (el 31 de octubre de 2009) llevé a mi compañero, Cristian Kondratiuk, a ver a Roberto Del Balzo para que le consiguiera, a través de sus contactos políticos y en la policía, un traslado desde Puerto Iguazú, donde prestaba servicios como agente, a Jardín América donde tenía su familia. Previamente concerté la cita con Del Balzo. ‘¿Tiene plata?, si tiene plata traelo’, me dijo por teléfono”. La cita, discusión y muerte“Poco después de las 15 de ese día llegamos a la casa de Del Balzo. Ingresamos dentro del predio de su vivienda, donde comenzamos a dialogar parados. Tardó unos quince minutos en explicarle a mi compañero (Kondratiuk) los trámites necesarios para un posible traslado de dependencia policial. Le dijo que le iba a cobrar 1.500 pesos de entrada por esa ‘gestión’. La conversación fue amable, tomamos tereré y cuando nos estábamos yendo yo aproveché para preguntarle a Roberto (Del Balzo) si por lo de El Soberbio había algo para mí. Entonces me gritó: “¿De qué plata me estás hablando?…, a lo que le pregunté, ¿te acordás que me habías dicho que me ibas a tirar algo? De repente me volvió a preguntar en tono alto, ‘¿cómo me vas a venir a apretar así puto?, vos no vas a venir de pesado acá, puto, yo tengo policías, políticos, jueces, todo el circo encima, te portás mal y te hacen boleta…¿qué plata?’. Ante esos dichos le dije “dejá nomás, no era mi intención ofenderte. Sin embargo me gritó otra vez: ‘Vos pensás que con ese agentecito me vas a asustar, yo tengo policías enfrente de mi casa, con un simple chasquido de dedos son boleta’. Acto seguido, se acercó a uno de sus autos, un Fiat Uno que estaba estacionado en el garage y abrió la puerta, colocó su mano en la guantera y me dijo ‘vení que acá tengo algo para vos’. De repente sacó su mano y portaba un arma de fuego, un revólver, con el cual me apuntó a la cabeza. Me empujó, tropecé y caigo, ahí escuché la explosión de un tiro, ese pasó algo lejos. En eso Kondratiuk reacciona y le dice ‘pará, soy policía’, y Del Balzo le contesta ¡cana de mierda!, y escuché otro disparo, que pasó cerca de mi cabeza porque el sonido fue evidente. Entonces mi compañero decidió actuar, se apoyó sobre mi espalda y escuché varios disparos, al menos tres o cuatro. Todo esto ocurrió mientras lo teníamos de frente”, describió. Luego agregó que “al levantarme Del Balzo estaba en el piso, yo no entendía nada y tenía visiones de mi papá, mi mamá y mi novia embarazada. El sol me daba en la cara y quedé enceguecido y le pregunté a Kondratiuk que pasaba pero no me contestó, estaba paralizado. Yo sólo quería irme de Posadas, sabía que me metí en un kilombo grande. Entonces noté movimiento dentro de la casa”. Confusión y forcejeo “Al ver que había alguien adentro de la casa temí que sea una persona que iba a matarme, ‘ahí viene otro’ le dije a Kondratiuk, pensando que era un secuaz que venía a matarme. Le saqué el arma de la mano e ingresé a la casa, vi a una mujer retrocediendo en un pasillo, cuando la reconocí (a Maia Sarjanovich) le dije ‘pará, pará soy Jorge’. Pero ella me gritó ‘no me mates’, se metió en la habitación y escuché un sonido como de un arma, y ella tenía un revólver. Forcejeamos y le intenté sacar el arma y en eso se produjo un disparo que salió hacia el costado izquierdo de ella”, indicó el imputado, solicitando la fiscal Liliana Picazo realizar una demostración con ella de cómo fue el forcejeo. “Cuando ella soltó el arma de fuego (por Maia Sarjanovich), noté que se iba gateando a buscarla nuevamente, y aproveché para salir corriendo. Entonces al salir le doy el arma a Kondratiuk, sin volver a disparar como dijo Maia Sarjanovich en su declaración, y luego de tomar la mochila y las llaves del auto me dirigí hacia fuera, para tomar el volante y salir lo más rápido posible del lugar”, afirmó. El acusado negó en todo momento haber disparado a Del Balzo cuando éste estaba en el suelo y dijo que Kondratiuk tampoco le dio el disparo con el que fue ejecutada la víctima. Refirió que escaparon a toda velocidad de la escena y que la mujer policía (Berta Acuña) no les dio la voz de alto policía, y que les gritó “pará, pará”, mientras les efectuaba disparos, cuando huían de la casa del abogado, ubicada sobre la calle Brasil casi avenida Corrientes de Posadas. Un relato con cabos sueltosLa declaración del estudiante de abogacía Jorge Da Rosa fue analizada durante su desarrollo por el Tribunal y la fiscalía. El relato del joven dejó muchos cabos sueltos y contradicciones. Una de ellas fue el hecho de que en la escena del cri
men los peritos no hallaron armas de fuego percutadas recientemente (fue encontrado un revólver envuelto en una franela), ni vainas servidas o proyectiles que pertenezcan a las supuestas armas que mencionó el imputado. Da Rosa dijo que tanto Del Balzo como su novia empuñaban revólveres y que dispararon. También resulta extraño que afirmó que Cristian Kondratiuk (23) le disparó a una distancia de un metro y medio al abogado, cuando en realidad la herida mortal que presenta la víctima en la cabeza es a no más de diez centímetros de cercanía, tal como lo establecieron los forenses.Tampoco supo justificar porqué escapó tras la persecución vehicular con la mochila de Kondratiuk y mucho menos para qué llevó consigo la radio de comunicaciones. Solicitaron careo La defensa de Da Rosa, a cargo del abogado Miguel Romero, solicitó un careo entre su cliente y Sarjanovich, teniendo en cuenta que la mujer relató -tal como se publicó ayer- que la tarde del hecho “de repente escuché ruidos y gritos. Salgo y alguien venía corriendo por el pasillo hacia el dormitorio donde yo estaba. Le cerré la puerta, pero empujó y finalmente se metió en la habitación. Portaba un arma de fuego, eso lo vi claramente como su rostro, jamás lo había visto antes, pero luego en rueda de reconocimiento de sospechosos lo identifiqué y era Jorge Da Rosa. Me apuntó, le dije ‘no me mates’ y entonces con mi mano izquierda y cayendo logré desviar un poco el cañón del arma. Me apuntó desde arriba y disparó, ahí es como que me desvanecí. Salió de la habitación y no sé porqué lo seguí, quizás por que presentí que Roberto estaba en peligro. En eso observé que esta persona, que no se dio vuelta, de lo contrario me habría visto, gira y efectúa un disparo hacia el piso, donde luego supe que estaba tendido Roberto”.Cabe agregar que durante el juicio oral y público por el crimen de Del Balzo -perpetrado el 31 de octubre de 2009- hubo un total de tres testigos (vecinos de la infortunada víctima, que ubicaron a los dos acusados en la escena del crimen). La amenaza de muerte y el submundo “cuervo” En el marco de la quinta jornada por el juicio que se le sigue al estudiante Jorge Da Rosa y al ex agente de policía Cristian Kondratiuk por el crimen de Roberto Del Balzo, audiencia que se concretó ayer, declararon cuatro abogados. Algunos de los testimonios dejaron al descubierto las maniobras que realizaba la víctima para “cazar” clientes o causas relacionadas en su mayoría a los accidentes de tránsito. En ese sentido, la declaración de uno de los amigos y colegas de Del Balzo, el abogado Oscar González, fue una de los más contundentes, teniendo en cuenta que vinculó directamente a Da Rosa con este tipo de maniobras e incluso lo reconoció como uno de los “dateros” con los que contaba el fallecido letrado. “Una noche lo fui a buscar a su estudio y escuché que alguien le decía en tono amenazante ‘pagame lo que me debes o te voy a hacer boleta’. Cuando observo quien era esta persona noté que era alguien a quien no vi hasta el día de hoy (por ayer) y que se encuentra en este recinto, es Jorge Da Rosa”, afirmó el abogado señalando al imputado. El episodio que contó el testigo sucedió apenas dos o tres semanas antes del homicidio. González agregó “ante semejante situación le dije mirá dejate de joder por dos monedas no te pongas en riesgo, tenés familia. Pero me contestó que ‘ese pendejo de mierda a mí no me va a apretar’. Luego me enteré que Roberto salía con la hermana de la novia de Da Rosa, y que por ese lado venía la relación, aunque me manifestó un día que ‘este pendejo me trae datos’. Lo habré visto en algún asado y lo conocía con el apodo de ‘Rapais”. “Roberto tenía muchos informantes, le avisaban constantemente de accidentes e incluso una vez viajábamos a Brasil y le notifican por teléfono de un hecho vial en San Vicente, por lo que no dudó en regresar a la provincia para ‘cazar’ el caso”. Inteligente y manipuladorUn ex profesor en la Facultad de Derecho y que tuvo como alumno a Da Rosa, fue llamado ayer al estrado. Se trata del letrado Sebastián Noguera, quien reveló que el imputado le brindó en una ocasión un dato para un caso, por el cual primero le pagó una suma determinada y le quedó debiendo el resto. “Tanto fue la insistencia de este chico que tuve que librarle un cheque, me llamaba por teléfono, me enviaba mensajes e iba a mi estudio. Lo llamé y me dijo que necesitaba el dinero para la facultad, pese a que le expliqué que no podía abonarle sus honorarios hasta cobrarle al cliente que me consiguió, él no lo pudo entender. Me manipuló con su insistencia”. Seguidamente Noguera reveló que “siempre fue un estudiante que pese a tener problemas con el lenguaje (hablaba portuñol), se supo adaptar al mundo universitario. Muy inteligente, buen estudiante y sociable, era una persona que se jactaba de tener contactos con policías y políticos de altas esferas. Un rumor que siempre hubo en la facultad y que llegó a mis oídos era que Da Rosa aparentemente pertenecía o trabajaba para las agencias de espionaje DEA o de la CIA”. Los otros abogados que declararon fueron un socio de Del Balzo -Nereo Galeano- y una letrada que no aportó mayores detalles al caso. Un asesinato que ahora tiene dos versionesDe cara a los alegatos y a la posible sentencia que podría dar a conocer el Tribunal Penal 2 (el próximo martes) son dos las versiones que dieron los imputados acerca del asesinato de Roberto Del Balzo. En su momento y con más dudas que certezas (incurrió en numerosas contradicciones), el ex agente de policía Cristian Kondratiuk, quien cargó la responsabilidad del crimen sobre el otro co-imputado en la causa, Jorge Da Rosa. En esa ocasión afirmó que tras presentarse en la casa de la víctima, el estudiante de abogacía le sacó el arma reglamentaria de la mochila, le disparó a Del Balzo y apuntándole a la cabeza le dijo: “Hacé lo que te digo o te quemo”. También relató que el joven ingresó a la vivienda y que escuchó un disparo, que luego sabría que estaba destinado a la pareja del dueño de casa. Solamente coincidió su versión, en comparación con la que brindó ayer Da Rosa, en que se dirigieron al domicilio del letrado para “tramitar&rsq
uo; un posible traslado de lugar de trabajo en la policía, ya que Kondratiuk quería tener como destino laboral Jardín América (en ese entonces se desempeñaba en el Comando Radioeléctrico de Puerto Iguazú). Según dijo el ex agente en su momento, estaban conversando cuando el dueño de casa se metió en uno de los dos autos que estaban estacionados en su garage, un Fiat Uno, y lo siguió Da Rosa. “Escuché un cuchicheo y luego que el abogado levantó el tono de voz y le gritó a Da Rosa: ¡que te pensás que venís acá de pesado! Yo no presté importancia porque era un tema de ellos, entonces escuché que Del Balzo gritó ¡No! y luego disparos, ‘pa, pa, pa’… a lo que atiné a agacharme y cubrirme. Me doy vuelta y veo la tragedia…y Da Rosa que me apuntó a la cabeza y me dijo ‘hacé lo que te digo o te quemo’. Ahí me percaté de que era mi arma reglamentaria y que me la sacó cuando tomábamos tereré. Luego retrocediendo y sin dejar de apuntarme entró a la casa. Oí otro disparo (se presume que allí fue cuando atacaron a Maia Sarjanovich, pareja de la víctima), y a los pocos segundos salió Da Rosa y me dio las llaves de un auto que estaba estacionado afuera (un Peugeot 206 propiedad de Sarjanovich), ‘sacame de acá’, me ordenó. Entonces escuché disparos pero que provenían de la calle, de una mujer que no se identificó como policía. Salí con el auto y sin dejar de apuntarme Da Rosa me guió hasta salir del casco céntrico. Luego cuando vi la ocasión derrapé en un zanjón con el auto y allí Da Rosa escapó, dejando el arma en el vehículo (esto ocurrió en el barrio Ñu Porá). Salí a perseguirlo porque se llevó mi mochila. Cuando vi a la Policía me acerqué a un chofer de un patrullero y tras desarmar la pistola se la entregué y les expliqué lo que había pasado”, dijo en su declaración el ex agente. Otro testimonio que deberá valorar el Tribunal será el de Maia Sarjanovich, quien en su momento reconoció a Da Rosa como la persona que le disparó con intenciones de matarla y como el sujeto que abrió fuego contra el suelo, en dirección hacia donde se hallaba tendido y malherido Del Balzo. El mencionado Tribunal está presidido por el juez Roque González e integrado por Juan Enrique Calvo y el magistrado subrogante César Yaya.
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