POSADAS. La primera en irse después de la muerte de “Kuki” fue Virginia, una de sus hermanas. La enfermedad que sufría se agravó con el dolor y se la llevó para siempre en 2004. Dos años después, el corazón de Don Salvador Barrufaldi decidió que ya era demasiado y se detuvo. Esa angustia insoportable también hizo mella en mamá Rosa, que nunca se recuperó y abandonó la lucha una mañana de 2008.Los autores del homicidio de Jorge Oscar “Kuki” Barrufaldi nunca pagarán por las otras vidas que dañaron la noche en que decidieron robarle la vida al comerciante, el lunes 30 de junio de 2003.Y aún más. Nueve años después, los familiares de la víctima tienen miedo de que ni siquiera paguen por lo que le hicieron al precursor del padel en Misiones. Y cuentan con una razón evidente: la causa prescribirá dentro de doce meses.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, María Barrufaldi (62), hermana de la víctima, y su esposo, Jorge Demaría (62), insistieron en el pedido de justicia que sostienen desde hace casi una década ante el temor de que todo quede en el olvido y el caso caiga en lo más profundo de la impunidad.Dolor en el tiempo“Tenemos el presentimiento de que el caso va a prescribir y quedará impune”, dice con resignación María, en las horas previas a un nuevo aniversario por la muerte de su hermano.“Kuki” Barrufaldi fue uno de los pioneros del padel en Posadas y la provincia. Propietario del complejo “Kuglas”, hoy en manos de su hija, apareció muerto en su casa de la avenida Rademacher al 3600, ese 30 de junio de 2003.Allí lo encontraron maniatado de pies y manos, con un profundo golpe en la cabeza que le produjo hundimiento de cráneo, y con un repasador en la garganta que, según las pericias forenses, le provocó una horrible muerte por asfixia.Hoy, su hermana asegura que ese fatídico hecho le cambió la vida a los Barrufaldi. “Destruyó a la familia, fue un desarme total”, confía ante el micrófono, y afirma que la atroz muerte de su hermano desembocó en el fallecimiento de su hermana y de sus padres, al poco tiempo.La Justicia, en primera instancia, llegó a la conclusión de que a “Kuki” lo mataron en un intento de robo llevado a cabo por dos delincuentes de los que hasta ahora sólo se conocen sus apodos, pero nada más. Nunca se supieron otros datos .Sin embargo, sí están procesados como “partícipies necesarios de robo con muerte resultante” Cristian Marcelo Pacheco y Damián Antonio Méndez. El primero habría “entregado” a la víctima, mientras que el segundo sería quien organizó el robo que terminó de la peor manera. Eso, claro, según la principal hipótesis que se maneja hasta hoy.Ambos se encuentran en libertad a la espera de un juicio que había sido anunciado en 2011, pero que finalmente no se llevó a cabo. Esa postergación fue como un puñal en el corazón para los Barrufaldi, que siguen esperando el debate.“Todo eso hace que uno deje de creer en la Justicia. Y eso es preocupante, porque todos estamos inmersos en esto y nos puede pasar a cualquiera”, lanza Jorge, esposo de María y cuñado de “Kuki”, transformado prácticamente en abogado después de leer y releer tantas veces el expediente.Demaría fue uno de los que encontró el cuerpo sin vida del comerciante en su casa, después de que le avisaran que ese día misteriosamente no se había presentado en el complejo de canchas de padel de la avenida Uruguay.“Cuando llegué, había unas diez personas afuera. Hablé con un hermano, con otros familiares y decidimos llamar a un cerrajero para abrir la puerta. Apenas entramos con un doctor que era amigo de él, vimos la sala y en el pasillo un charco muy grande de sangre”, cuenta Demaría. Él y ese médico no se animaron a seguir y volvieron sobre sus pasos. Dieron aviso a la Policía y la noticia comenzó a correr como reguero de pólvora: habían matado a “Kuki” Barrufaldi.La pérdida fue irreparable para la familia. Y en el caso de sus padres y de la hermana, resultó fatal. “Fue terrible, hasta el día de hoy nos acordamos de él en sus gestos, en las cosas cotidianas, en los chistes. Él nos vivía cargando, era cariñoso y muy familiero. Por eso cuando se fue, todos sufrimos y pasó lo que pasó”, completa María.Con nueve años de dolor a cuestas y cada vez con menos tiempo, los Barrufaldi exigen justicia. “Queremos que las autoridades se expidan y el juicio tenga fecha para que el caso se resuelva de una vez por todas”, remata Jorge y finaliza: “no queremos que quede en el olvido, que sea sólo un número en las estadísticas de la impunidad”. Los enviadosde la muerte“Sansón” y “El Rosarino”. Esos son los nombres claves en el caso Barrufaldi. A esos apodos responderían los dos autores materiales del hecho, quienes habrían ultimado a “Kuki” a golpes y luego de asfixiarlo con un repasador en un violento robo.Sin embargo, pese a que se conocen esos alias, jamás se supieron sus verdaderas identidades y los investigadores sospechan que minutos después del hecho partieron hacia Buenos Aires.El caso tiene esos dos prófugos y dos imputados como partícipes necesarios, quienes en 2011 debían ser sometidos a juicio oral y público pero finalmente se postergó y sigue sin tener fecha.
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